¿Buscáis a Jesús de Nazaret?… ¡ha resucitado!
Diario El Comercio
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En la vida del todo ser humano existe un momento trascendental que curiosamente es su final: la muerte. La Iglesia, en estos días, a través de la
No es un tema cualquiera. «Si Cristo no hubiera resucitado, nos dice el Apóstol San Pablo, vana sería nuestra fe» (I Cor 15,14). Por eso la reliquia de la Sábana Santa ha concitado una predilecta atención por parte de la cristiandad, porque ella refleja de una manera extraordinaria la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y es a la vez testigo de la resurrección del Hijo de María. Es como si en ese tejido de lino se pudiera «leer» los últimos capítulos de los Evangelios.
Pero gracias a la ciencia, este testigo de la resurrección no ha quedado mudo. El Manto de Turín es la reliquia más estudiada de la historia de la humanidad y las investigaciones han encontrado características extraordinarias que aún la razón humana no puede explicar. Físicos, químicos, historiadores vienen comprobando que este manto envolvió el cuerpo de un hombre muerto, el cual fue crucificado, coronado de espinas, herido de un costado, golpeado y cruelmente flagelado; pero al mismo tiempo presenta fenómenos físicos muy particulares, tan particulares que no lo encuentran en ningún otro fenómeno de la naturaleza y sugieren, por lo tanto, un hecho único y extraordinario.
Por eso, la Sábana Santa se ha constituido para el creyente en una constatación de su fe, y para la ciencia en un desafío sugerente de que en ese sepulcro, a la afueras de Jerusalén, sucedió un hecho extraordinario y cuyas consecuencias se han extendido a lo largo de veinte siglos.