¿Existe el demonio?
El mundo que nos circunda está saturado de sangre y violencia, manifestaciones evidentes de la obra continua e incansable del maligno. ¿Cómo es posible que solamente hoy, empujados por los trágicos episodios que escuchamos, se hable de satanismo y de sus manifestaciones? ¿Por qué nos asombra tanto que el maligno sea una realidad existente y operante en nuestra sociedad?
El demonio existe y existe «desde siempre» declara a la Agencia Fides el Padre Gabriele Amorth, conocido exorcista, Presidente honorario de la asociación internacional de exorcistas. «La acción del demonio está presente al menos a partir de Adán y Eva. Él es puro espíritu. Creado bueno por Dios, se rebeló y se hizo malvado. Su actividad es doble: ordinaria y extraordinaria. La actividad ordinaria está dirigida hacia cada hombre y consiste en la tentativa continua de inducir el hombre al pecado. La actividad extraordinaria consiste en los fenómenos de posesión que afectan hoy a muchos hombres. En particular son tres las formas de ocultismo con las que Satanás logra poseer a los hombres: la magia, las sesiones de espiritismo y el satanismo. También hoy ciertas canciones, cierto rock satánico, ciertos videojuegos y cierta televisión son usados por el demonio para entrar en la vida del hombre»
El Padre Bonifacio Honings, profesor emérito de Teología moral en la Pontificia Universidad Lateranense y Urbaniana ha declarado a la Agencia Fides: «Los cristianos no tienen que perder la certeza que con la oración es posible la victoria sobre Satanás. Satanás está desde siempre presente en la historia de la humanidad y su intento es llevar a los hombres a él, a la perdición. Satanás obra continuamente y trata de llevar al hombre al pecado de los pecados que es el odio a Dios, odio al amor, odio a la verdad.
Satanás es puro espíritu y obra por envidia al Verbo de Dios, que se ha hecho hombre, que ha elegido entrar en el mundo y estar con los hombres. Él intenta separarnos a nosotros, pobres pecadores, de Dios y llevarnos contra Él. Su obra siempre continuará y junto a ella la lucha del hombre por salir del mal, como dice Gaudium et Spes: «toda la vida humana, tanto individual como colectiva, presenta los caracteres de una lucha dramática entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas» (Gaudium et Spes 13) «.
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