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¿Es usted clérigo pero ya no cree en Dios? Richard Dawkins tiene una asociación especial para usted

Hay clérigos que no creen y fingen creer. Otros ya ni fingen creer, pero no se van de la iglesia. Clergy Project quiere ayudarles a reafirmar su increencia y quizá a irse. Algunos ateos piensan que así se hundirá la religión. Pero podría pasar exactamente lo contrario.

Pablo J. Ginés/ReL

El gurú del ateismo militante Richard Dawkins puso en marcha en marzo de 2011 la iniciativa «Clergy Project», con dinero de su Fundación, dedicada a acoger y apoyar a clérigos o ex-clérigos que han perdido la fe. Clergy Project permite que se conozcan entre ellos, les ofrece terapeutas no creyentes para atender sus problemas, y les ayuda a que se mantengan firmes en su recién descubierta increencia.

Con el tiempo, esperan ofrecer apoyo económico y laboral a estos clérigos sin fe, porque la mayoría de ellos admite que siguen ejerciendo como clérigos sólo por el sueldo.

Un mini-estudio con 5 pastores

La idea surgió a partir de un estudio de 2010 de los ateos Daniel C. Dennett y Linda LaScola, «Preachers Who Are Not Believers» [«Predicadores que no son creyentes»] que entrevistaba en profundidad a 5 pastores o predicadores que habían perdido la fe. Ninguno era católico ni ortodoxo: tres eran de iglesias protestantes progresistas, y dos de iglesias protestantes más conservadoras.

Las causas de la pérdida de su fe resultan un poco lejanas para el católico medio… suelen tener que ver con pérdida de confianza en la Biblia como Palabra de Dios «sin error», o la literalidad de la Biblia, o la multiplicidad de interpretaciones sin autoridad, algo devastador para la doctrina protestante de «Sola Fide». Otras veces tiene que ver con un problema más universal, todo un clásico: el problema del mal. ¿Por qué Dios permite el mal? Asombrosamente, chocan con esta pregunta después de diez o más años de predicación o ministerio. Y su respuesta es: Dios no existe.

¿Heróicos mártires ateos, o timan a los feligreses?

Clergy Project nació con 52 miembros y hoy dice tener 270… Eso no significa que todos sean clérigos o ex-clérigos, sino simplemente personas implicadas. En la sección de testimonios de su web sólo explican cinco casos, todos protestantes. A veces, la iniciativa o la prensa afín (como un reciente reportaje del New York Times) presenta a sus miembros con tintes martiriales.

Así, la pastora metodista Teresa McBain había contado su experiencia bajo pseudónimo a la National Public Radio: que vivía una doble vida, pero que cuando se acercaba el domingo, día de predicación y trabajo en la iglesia, «empiezo a tener dolor de estómago, de cabeza, sabiendo que he de levantarme y decir cosas en las que ya no creo y presentarme de una forma que es completamente falsa».

McBain fue el 26 de marzo a la convención «Ateos Americanos» y dijo ante 1.500 asistentes: «me llamo Teresa, soy pastora actualmente en la Iglesia metodista, al menos hasta ahora, y soy atea». Le aplaudieron más de un minuto. «Fue uno de los momentos más dramáticos, más poderosos, que he experimentado», escribe la militante atea y lesbiana Greta Christina que alaba su «coraje», su «integridad», su «pasión por la verdad».

Pero sus feligreses no pensaron lo mismo. Es feo enterarte de esas cosas por la prensa, que tu pastora te haya engañado tanto tiempo y que ni siquiera te lo diga a la cara. Cuando volvió a su iglesia le habían cambiado llaves y cerraduras. Para el lobby ateo, es una mártir. Para sus feligreses, una cobarde deshonesta.

En el anglicanismo, las pastoras son peores

Pero, ¿cuántos clérigos no tienen fe, no creen en Dios? En Clergy Project parecen desconocer un estudio inglés sobre el clero anglicano de 2002, realizado por Christian Research, titulado «Cost of Conscience». Era un estudio que usaban los anglicanos conservadores para denunciar la «barra libre» teológica del anglicanismo. Los resultados eran claros cuando se planteaban elementos básicos del Credo:

Creo en Dios Padre: 83% sacerdotes, 74% sacerdotisas
Creo en el Espíritu Santo: 77% sacerdotes, 74% sacerdotisas
Creo en la Santa Trinidad: 78% sacerdotes, 70% sacerdotisas
Creo que Jesús resucitó de entre los muertos, corporalmente: 68% sacerdotes, 53% sacerdotisas

Eso significa que una de cada cuatro clérigas anglicanas y uno de cada seis clérigos varones de esta denominación no cree en Dios. ¿Y qué hacen entonces en la Iglesia? Cobrar un sueldo, sentir que trabajan «con la gente», mandar… Algunos, los que han perdido la fe pero permanecen pastoreando en iglesias conservadoras, se sienten hipócritas y se mantienen en el cargo por el dinero (así lo admiten en el estudio de Dennett y en los testimonios) o, en menor medida, porque su mujer e hijos son creyentes y no quieren dañarles. Otros, en cambio, los de iglesias «progres» o de libre doctrina (caso de los anglicanos y episcopalianos) no tienen problema en ser pastores que no creen en Dios… siempre que a sus feligreses no les importe demasiado.

Autores ateos como Greta Christian están entusiasmados con Clergy Project. Por un lado, piensan que si muchos pastores dejan sus iglesias y admiten ser ateos… ¡la religión se hundirá! En teoría, será así porque «las autoridades religiosas empezarán a admitir que tienen las mismas preguntas que todos y que no tienen buenas respuestas, y empezarán a reconocer que se las han ido inventando sobre la marcha», escribe Christina. Y entonces, la gente común tendrá muy difícil seguir creyendo.

Religión sin dios, pero con coros y predicadores

Otra idea de los entusiastas con Clergy Project es que los pastores ateos siguen queriendo pastorear, predicar, o dirigir coros, etc… ¡Les gusta! Y hay que facilitárselo: hacer religión sin Dios ni cosas sobrenaturales.

El ex-pastor afroamericano Lawrence Hunter lo explica de forma que entusiasta a la escritora atea: «Si yo fuera un pastor con completo control sobre mi iglesia, cambiaría el título de ´iglesia´ por el de ´centro comunitario´, no predicaría de la Biblia, sino que citaría numerosas fuentes literarias y de sabiduría. Como afroamericano me centraría en temas del vecindario, como la pobreza, la falta de educación y muchos otros males. Desaparecerían los rituales tontos de bautismo y comunión. Hay tanto que las iglesias pueden hacer para ayudar a sus comunidades, pero eligen ignorarlas».

La realidad es que la ley americana no impide a nadie crear «centros comunitarios» que «citen literatura» y «hablen del vecindario y la pobreza». Pero incluso en una sociedad tan comunitaria como la norteamericana, ¿a cuántos atrae eso? Lo que Hunter dice que quiere hacer se puede hacer hace siglos… pero simplemente, parece que no funciona.

Si se van los tibios… ¿se debilita la iglesia?

Por otra parte, si el clero sin fe abandona las comunidades cristianas… ¿debilitaría eso a las iglesias? Más bien parece que las fortalecería: una parroquia con un pastor sin fe suele ser bastante estéril y suele aplicar el criterio del perro del hortelano: ni evangeliza ni deja evangelizar.

En cambio, un pastor con fe suele ser contagioso, expansivo. La fe, como la belleza, tiende a expandirse, a compartirse, a salir hacia fuera. Muchos pueden pensar que lo mejor que le puede suceder, por ejemplo, a la Iglesia de Inglaterra, es que se vaya una de cada cuatro clérigas, uno de cada seis clérigos varones, los que no creen en Dios, a organizar «centros comunitarios». Su sitio sería ocupado por gente contagiosa, con fe y experiencia de Dios.

La oración con amistad hace feliz

Por último, las esperanzas de quienes piensan como Greta Christina chocan ante los datos sociológicos.

Según los estudios de Robert D. Putnam, un especialista de Harvard sobre relaciones de amistad y felicidad, lo que da más felicidad y beneficios sociológicos (hábitos saludables, buena salud mental, protección frente a violencia o adicciones, etc…) es ser asiduo y estable en compartir cosas espirituales con amigos. No basta el simple «cumplimiento» o asistencia a la iglesia, ni tampoco la amistad o el activismo, quedar para realizar actividades… que es lo que ofrece la religión sin dios de Clergy Project.

El estudio demuestra que lo eficaz, lo que da lazos firmes y beneficio humano medible es quedar con amigos regularmente (semanalmente) para compartir lo espiritual.

Es paradójico, pero los dones de oratoria, predicación, música, servicio y liderazgo, no funcionan igual en la iglesia que en «el mundo» y cabe esperar que los miembros de Clergy Project se den cuenta. Igual que se puede aprender de la experiencia soviética, donde el Estado presionaba activamente para que todos estos dones se pusieran al servicio de la colectividad… con resultados escasos y una sociedad civil desmantelada.

Una profecía de un ateo

Una vez más, parecen confirmarse las palabras proféticas de Scott Atran en 2006, en un encuentro de activistas ateos en el Instituto Salk de La Jolla, California, cuando el científico del CNRS de París, hablando con el New Scientist, comparaba a los nuevos ateos con «otra especie de secta neocristiana». Recordó el fracaso del ateismo soviético, lamentó los argumentos «extraordinariamente ciegos y simplistas» del nuevo ateísmo y concluyó: «Hace que me de vergüenza ser ateo”.

Written by Rafael De la Piedra