Alonso: Hola, una consulta. Para que el sacerdote dé el Sacramento de la Reconciliación ¿es necesario que lleve puesta la estola? Lo digo porque durante una confesión el sacerdote no la llevaba (además no empezó con el «Ave María purísima…») Gracias de antemano.

Respuesta:  Alonso: Tu pregunta va en dos sentidos: la celebración del sacramento y la validez del mismo. Vamos por la segunda parte y luego te respondo la primera.

Para que exista confesión válida es necesario que el bautizado esté arrepentido de sus pecados y que el sacerdote – con facultades dadas por su obispo- los absuelva luego de haberlos escuchado (en caso pueda escucharlos).

Sobre las vestiduras del Sacerdote el ritual de la Penitencia del 2 de diciembre de 1973 nos dice lo siguiente:

14. «En lo que hace referencia a las vestiduras litúrgicas en la celebración de la Penitencia, obsérvense las normas establecidas por los Ordinarios del lugar».

Es decir deja al Ordinario del lugar (Obispo o el que hace las veces de Obispo) para normar sobre este punto. Vamos entonces profundizar un poco sobre este punto y lo vamos dividir en cuatro.

1. De manera Ordinaria el sacerdote debe de utilizar una estola morada salvo que el ordinario norme diferente pero generalmente es así. Podría indicar el uso del Alba por ejemplo.

2. De manera Extraordinaria: el sacerdote puede utilizar una pequeña estola morada. Por ejemplo cuando va visitar un enfermo.

3. En algunas circunstancias el sacerdote puede confesar como esté. Por ejemplo si alguien en la calle se le acerca y le pide confesarse.

4. En caso de una emergencia (un accidente, un moribundo, etc) cualquier sacerdote – aún sí no posee facultades para confesar – puede absolver todos los pecados del bautizado.

Luego acerca de la acogida del penitente, el Ritual vigente dice lo siguiente:

16. “El sacerdote acoja al penitente con caridad fraternal y, si es oportuno, salúdele con palabras de afecto. Después el penitente hace el signo de la cruz, diciendo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen. El sacerdote puede hacerlo al mismo tiempo. Después el sacerdote le invita con una breve formula a la confianza en Dios. Si el penitente es desconocido por el confesor, aquel indicara oportunamente su situación y también el tiempo de la última confesión, sus dificultades para llevar una vida cristiana y otras circunstancias cuyo conocimiento sea útil al confesor para ejercer su ministerio”.

La oración de acogida del «Ave María Purísima» es una tradición fundamentalmente española. En otros países no es así (en Italia por ejemplo). Se comienza la confesión diciendo «En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo»