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Benedicto XVI sobre 11 de septiembre: Rechazar violencia y resistir tentación del odio

ANCONA, domingo 11 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- En este domingo en que se cumple el décimo aniversario de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que provocaron más de 3.000 víctimas, el Papa Benedicto XVI pidió un rechazo contundente de la violencia. En las palabras que pronunció al introducir la oración mariana del Ángelus tras la misa que presidió en Ancona, en conclusión del XXV Congreso Eucarístico nacional italiano, el Pontífice quiso recordar ese día de hace diez años que cambió el curso de la historia.

“Al recordar al Señor de la Vida las víctimas de los atentados que sucedieron ese día, y a sus familiares, invito a los responsables de las naciones y a los hombres de buena voluntad a rechazar siempre la violencia como solución a los problemas y a resistir a la tentación del odio y a trabajar en la sociedad, inspirándose en los principios de la solidaridad, de la justicia y de la paz”, afirmó.

Benedicto XVI envió también un mensaje a monseñor Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de este país, en el que elogió al pueblo americano “por la valentía y generosidad que mostró en las operaciones de rescate y por su tenacidad para seguir adelante con esperanza y confianza”.
Carta al presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense en el décimo aniversario de los ataques terroristas

¡Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo!

En este día, mis pensamientos se dirigen a los sombríos sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando se perdieron tantas vidas inocentes en la brutal agresión contra las torres gemelas del World Trade Center y los ataques sucesivos en Washington D.C. y Pensilvania. Me uno a vosotros al encomendar a las miles de víctimas a la infinita misericordia de Dios Omnipotente y al pedir a nuestro Padre celestial que siga consolando a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos.

La tragedia de aquel día se agravó aún más por la reivindicación de sus autores de actuar en nombre de Dios. Una vez más, se debe afirmar inequívocamente que ninguna circunstancia jamás puede justificar actos de terrorismo. Cada vida humana es preciosa ante los ojos de Dios y no se debería escatimar ningún esfuerzo en el intento de promover en todo el mundo un respeto genuino por los derechos inalienables y la dignidad de los individuos y los pueblos en todo lugar.

El pueblo americano debe ser elogiado por la valentía y generosidad que mostró en las operaciones de rescate y por su tenacidad para seguir adelante con esperanza y confianza. Es mi ferviente plegaria que un compromiso firme por la justicia y una cultura global de solidaridad ayuden a liberar al mundo del rencor que tan a menudo desencadena actos de violencia; y creen las condiciones de mayor paz y prosperidad, ofreciendo un futuro más luminoso y seguro.

Con estos sentimientos, extiendo mi más afectuoso saludo a usted, a sus hermanos en el episcopado y a cuantos están encomendados a su cuidado pastoral, y con mucho gusto les imparto mi bendición apostólica como prenda de paz y serenidad en el Señor.

Vaticano, 11 de septiembre de 2011

BENEDICTUS PP. XVI

Written by Rafael De la Piedra