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El gran enigma que todavía da mucho que hablar…

La Síndone, después de la Ostensión televisiva
Por: Giacomo Galeazzi
Ciudad del Vaticano

¿ícono o reliquia? La Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de la Síndone, por lo que debe ser la ciencia la que la verifique. Sin embargo, ha permitido el culto de los fieles como reliquia o como ícono, es decir como representación artística de la Pasión de Jesús. Fue Julio II quien, en 1506, aprobó la autorización. Juan Pablo II declaró que creía en la autenticidad de la Síndone y también lo había hecho algunos años antes Pío XI (en 1936).

«Sabemos cuántos estudios se concentran alrededor de esta célebre reliquia y no ignoramos cuánta piedad ferviente y conmovida» la rodea, indicó Pablo VI en 1973. «Insigne reliquia vinculada al misterio de nuestra Redención», dijo Juan Pablo II el 13 de abril de 1980, cuando visitó Turín. «Ciudad –dijo en otro discurso– que custodia una reliquia insólita y misteriosa como la Sacra Síndone, singularísimo testigo, si aceptamos los argumentos de muchos científicos, de la pasión, de la muerte y de la Resurrección: testigo mudo, pero al mismo tiempo, sorprendentemente elocuente».

Un «extraordinario ícono del Sábado Santo», la llamó Benedicto XVI el 2 de mayo de 2010, en ocasión de la Ostensión. Pero como hizo el Sábado Santo Francisco, el término ícono no negaba, en la reflexión de Ratzinger, el posible origen “no humano” de la imagen.

«La Síndone –explicó Benedicto XVI– es un ícono escrito con la sangre de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado y herido en el costado derecho». Por lo demás, como admitió antes de morir, el entonces arzobispo de Turín y custodio de la Síndone, Anastasio Ballestrero, la datación radiométrica con Carbono 14 de 1988 (en los laboratorios de Oxford, Zúrich y Tucson) estuvo rodeada de errores, tal vez voluntarios, por lo que el resultado indicó que el lino tenía una edad de entre 1295 y 1360 años. En una entrevista publicada por el periódico alemán “Die Welt” el 5 de septiembre de 1997, Ballestrero afirmó: «Según mi opinión, la Santa Síndone de Turín es auténtica. Los análisis con radiocarbono, que la ubicaban en la Edad Media, parecen haber sido realizados sin el cuidado necesario».

La alusión del cardenal carmelita se refería a una serie de errores (que salieron a la luz posteriormente) con respecto a los protocolos científicos fijados por los laboratorios científicos que la estudiaron y por la Pontificia Academia de las Ciencias (que entonces dirigían el profesor Chagas y monseñor Dardozzi) y el British Museum de Londres. Se descubrió una revelante contaminación química y biológica del fragmento de tejido que se obtuvo de una de las áreas que se vio afectada por el incendio del 4 de diciembre de 1532.

Otro episodio inquietante fue el que se verificó el 4 de junio de 1989: el suicidio, en circunstancias misteriosas, de Timothy W. Linick, que llevaba análisis con un espectómetro de masa. Considerando la del sábado pasado por televisión, las Ostensiones desde que comenzó el siglo XX han sido 9. Desde que llegó a Turín en 1578, la “Sábana Santa” ha sido expuesta por lo menos otras cuarenta veces.

Written by Rafael de la Piedra