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La historia de la vocación de Joseph Ratzinger

Sus padres se llamaban María y José, llegó al mundo en un Sábado Santo y fue bautizado ese mismo día con agua bendita de Pascua de Resurrección. Ingresó al seminario a los 12 años.

Los parroquianos de la cervecería «Oberbraeu» festejaron a rabiar el nombramiento del nuevo Papa Benedicto XVI. Y no era para menos. No sólo son parte de los 2.800 habitantes de Marktl am Inn, la ciudad natal de Joseph Ratzinger, sino que la casa ubicada al frente del local está incrustada una placa que recuerda su nacimiento, el 16 de abril de 1927.

Según John Allen, uno de los principales biógrafos de Ratzinger, la escena de su nacimiento tiene para el nuevo Papa un significado sacro, casi premonitorio. La razón es simple. Sus padres se llamaban María y Joseph (José), nació un Sábado Santo y fue bautizado ese mismo día con el agua bendita de la Pascua de Resurrección. «Me alegra mucho haber nacido ese día, pues simboliza lo que es en realidad mi propia historia, mi situación actual: estar en las puertas de la gloria, sin haber entrado todavía en ella», dijo en una entrevista de 1996.
Ratzinger poco recuerda de su pueblo natal enclavado en los Alpes, con un paisaje digno de postal. Vivió allí sólo dos años, ya que como su padre era policía rural, frecuentemente debía trasladarse de lugar junto al resto de la familia, compuesta también por la madre, cocinera en un hotel y sus dos hermanos mayores (María y Georg).

El nuevo Papa recuerda a su padre como un buen trabajador, muy cercano a él y con quien hablaba frecuentemente. Joseph padre era también profundamente religioso y un decidido opositor al régimen nazi.

Una de las personas que también influenció su fe católica fue su tío abuelo Georg, sacerdote, diputado y asistente del teólogo e historiador Döllinger. Ratzinger lo recuerda como un «auténtico precursor de la defensa de los campesinos», de hecho, luchó siempre por implantar la doctrina social de la Iglesia propuesta por León XIII.

Seminario

En 1937, tras retirarse su padre de la policía y tras haber vivido en diversos pueblos entre los ríos Inn y Salzach, en la zona de Bavaria, la familia se trasladó a Traunstein, otro poblado de la misma provincia que lo marcó profundamente. Allí los Ratzinger llegaron a vivir a una casa casi en ruinas, que la madre con el paso del tiempo transformó en un hogar habitable, con un huerto y rodeado de flores.

Según Pablo Blanco, otro biógrafo de Ratzinger, la situación económica de la familia correspondía a una de clase media. Así lo ha confirmado el propio Papa: «Mis padres se casaron algo mayores y en Baviera, la profesión de mi padre -que tenía el grado de comisario- estaba bien pagada. No éramos una familia pobre en el sentido literal de la palabra. Llevábamos una vida sencilla, de austeridad, que agradezco. Mis padres tuvieron que hacer muchas renuncias para que pudiéramos estudiar».

Cuando tenía 11 años (1938), su pastor lo alentó a entrar al seminario. Después de algunas dudas de su familia por motivos financieros, hizo su ingreso en la Pascua de Resurrección de 1939.

Aunque la decisión lo hacía feliz, motivado por los comentarios que le hacía su hermano Georg y por la amistad que mantenía con algunos seminaristas, la obligación de permanecer en silencio en clases durante largas horas fue una tortura para el futuro sacerdote: en sus memorias, señala que mientras estuvo en su casa vivió y estudió con gran libertad, pero que ahora debía permanecer sentado en un salón junto con otros 60 niños. «No estaba hecho para la vida de un internado», dice en el libro.

Los años de la II Guerra

En 1939 el seminario al que asistía fue convertido en un hospital de guerra, por lo que el joven estudiante volvió a vivir con su familia, en una casona de campo en las afueras de Traunstein, asistiendo a clases en unos salones adaptados por el director.

Ratzinger ha señalado en sus memorias que en 1941 fue enrolado en las Juventudes Hitlerianas, a pesar de que nunca fue miembro del partido nazi y que su familia se oponía a Hitler.

Según Allen, la oposición de la familia Ratzinger a Hitler se explica porque «muchos católicos alemanes se quejaban por la fuerte influencia del partido nacionalsocialista en la Iglesia», como señala en la biografía del actual Papa, titulada El Custodio de la Fe. Si bien eran opositores, ni los padres ni los jóvenes hermanos Ratzinger tomaron parte en ningún tipo de resistencia.

Sus años como recluta

En 1943, a los 16 años, Joseph Ratzinger formó parte activa de la Segunda Guerra Mundial, al ser reclutado junto con sus compañeros del seminario desde la aldea en la que vivía para formar parte de una unidad antiaérea. La responsabilidad de su grupo era proteger una planta de la BMW ubicada a las afueras de Munich.

Luego fue enrolado como soldado y tuvo que realizar el entrenamiento básico para combatir con las fuerzas germanas. Fue enviado a Hungría, donde trabajó instalando defensas antitanques. Según algunas biografías, desertó en abril de 1945, volviendo a pie y al amparo de camiones al pueblo de Traunstein con la meta de retomar sus estudios como seminarista.

Fue precisamente en ese pueblo, al cual Ratzinger llama su hogar, donde fue tomado prisionero por las tropas estadounidenses que ingresaron a Alemania después de la rendición de esa nación al finalizar la II Guerra Mundial. Fue llevado a un campo de prisioneros establecido por los norteamericanos, en el cual tuvo que asistir a clases que buscaban erradicar el nazismo de los soldados alemanes. Fue liberado del campo en junio de 1945 y, por segunda vez en poco más de un año, dirigió sus pasos hacia la aldea de Traunstein, lugar al que llegó a bordo de un camión de leche.

Tanto él como su hermano Georg ingresaron nuevamente al seminario y se reencontraron con la doctrina religiosa.

Georg Ratzinger, el hermano mayor que guió sus pasos

«Siguió la transmisión por televisión y al conocerse la noticia, se hundió en el sillón y desde entonces no ha pronunciado una sola palabra», dijo a la agencia DPA Agnes Heindl, el ama de llaves del sacerdote Georg Ratzinger (81), hermano mayor del nuevo Papa Benedicto XVI, quien se mostró perplejo por la elección.

La noticia dada a conocer ayer marcó un quiebre en la tranquila vida que lleva el prelado en Regensburg, Alemania, donde cada mañana celebra misa, después escucha música clásica o toca el piano, afición que comparte con su hermano.

Ambos hermanos mantienen una estrecha relación, la que comenzó con la influencia de Georg en la vida de Joseph Ratzinger, quien lo impulsó a ingresar al seminario en Traunstein.

El lazo entre ambos se mantuvo a pesar de las experiencias enfrentadas: tras la II Guerra Mundial, cuando el nuevo Papa retornó a su hogar al ser liberado de un campo de prisioneros, su familia lo recibió con alegría contenida. Georg, el hermano mayor, se encontraba aún desaparecido. A mediados de julio de 1945 entró Georg a su casa sin daño: se sentó al piano y entonó el himno religioso Dios Todopoderoso, te alabamos.

El reencuentro de los hermanos también se dio en el ámbito de la formación: estudiaron teología juntos y fueron ordenados sacerdotes el mismo día, el 29 de junio de 1951, en Freising.

La relación se mantuvo estrecha por años: suelen hablar casi a diario por teléfono desde que Joseph se trasladó a Roma en 1981. También tuvieron un estrecho vínculo con la hermana de ambos, María, prácticamente el ama de llaves de Joseph hasta su muerte en 1991.

«Mi hermano me viene a visitar unas cuatro veces al año, y se queda por varios días», relata Georg. Ambos suelen visitar el seminario de St. Michael y se alojan en un elegante, aunque sobriamente amoblado, departamento para sacerdotes cerca de la iglesia local.

Written by Rafael De la Piedra