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La película Katyn estremece en la Universidad Abat Oliba

De: Fluvium.org
Por Pablo J. Ginés

Andrzej Wajda, hijo de una víctima de la matanza soviética, ofrece memoria y perdón en su film.

Como adelantaba Daniel Arasa en ForumLibertas, la Universidad Abat Oliba ha acercado al público español una película que las salas de cines no han ofrecido: la polaca Katyn, del prestigioso director Andrzej Wajda, sobre la matanza de 10.000 oficiales y técnicos polacos a manos de los soviéticos, pero que Stalin atribuyó a los nazis.

Tampoco en Italia el filme llegó a los cines, pero sí circuló en varios festivales y actos culturales, incluyendo el Meeting de Rímini, donde fue presentada por el cónsul de Polonia en Milán, Krzysztof Strzalka, y el historiador Victor Zaslavsky. El cónsul agradeció el esfuerzo de Comunión y Liberación por dar a conocer esta película en diversos certámenes cinematográficos italianos.

«Recordamos Katyn por justicia con las víctimas», dijo Strazalka en Rímini. «Todos los polacos se identifican hoy con el horror de este crimen, y con su impunidad. Es un símbolo de la tragedia de nuestra nación». Nazis y soviéticos desfilaron juntos

Para el cónsul en Milán, la película refleja muy bien la realidad de la alianza nazi-soviética. «Muchos olvidan que sus tropas desfilaron juntas en Brest-Litovsk, y que juntos, quisieron eliminar física y culturalmente a Polonia». Esta realidad queda reflejada en varias escenas, en que los uniformes grises y los pardos con estrella roja se sientan a la misma mesa y deciden el futuro de los polacos.

El cónsul recuerda que «las víctimas eran oficiales jóvenes, cultos, la flor de la juventud, el futuro del país, médicos, periodistas, la intelligentsia, una clase social exterminada para evitar que reconstruyesen Polonia».En la película, este hecho queda subrayado cuando el general polaco dice a sus tropas detenidas: «conserven la vida para reconstruir el país; los tanques y aviones destruidos pueden volver a fabricarse, pero una generación de hombres formados necesita toda una vida». Occidente se lavó las manos

Strzalka señaló que medio millón de polacos fueron deportados a Siberia de 1939 a 1941. Además, considera que el descubrimiento de las tumbas de Katyn fue un preludio de lo que pasaría en Yalta, es decir, una cesión de Occidente, en que las potencias occidentales se mostraron dispuestas a ceder a Stalin el derecho a atar y desatar en media Europa.

«Stalin declaró enemigo del pueblo polaco al legítimo gobierno de los polacos, que estaba exiliado en Londres y no se tragaba las presiones soviéticas… y Occidente lo aceptó. Sobre las mentiras de Katyn, ni Estados Unidos ni Gran Bretaña quisieron poner en duda la versión estalinista pese a los indicios en contra». Por eso, la película documenta lo que el cónsul llama «una de las mayores falsificaciones históricas».

El historiador Víctor Zaslavsky recordó el marco en que sucedieron los hechos. «El ejército polaco más o menos resistía a la invasión nazi… hasta que un millón de soviéticos les atacó por la retaguardia oriental sin declaración de guerra previa», explica, resumiendo las primeras escenas del filme.

Limpieza de clase
Para Zaslavsky, el concepto clave es la «limpieza de clase», la idea soviética de que hay una clase entera, la inteligentsia, que no puede ser redimida para el mundo comunista y debe ser eliminada físicamente. «A los presos les preguntaban si sabían idiomas, tenían estudios… Los nazis se quedaban a los obreros y los comunistas a los intelectuales. Muchos soldados eran reservistas, intelectuales, no eran militares de carrera, algo que la película muestra bien. Los soviéticos no se sentían monstruos ni malvados al matarlos, porque consideraban que era una inevitabilidad histórica, que la historia era quien había condenado a los burgueses a extinguirse».

Zaslavsky explicó que se ha encontrado el documento del Politburó soviético, firmado por sus 5 miembros, que pide «examinar 25.000 presos polacos, procesar sin imputaciones, documentar, aplicar fusilamiento».

Para este historiador, Katyn «no tiene parangón en la historia de la propaganda». Afirma que «todos los grupos comunistas o filosoviéticos de Occidente fueron movilizados al máximo nivel desde Moscú con una orden: acusar de fascismo, negacionismo o simpatía con el nazismo a todo aquel que preguntase por el papel de Stalin en las fosas de Katyn». Y funcionó.

La película

El film de Wajda ha tenido bastante éxito en las salas de cine de Polonia. Su inicio es emotivo, después pasa a ser más narrativo e incluso detectivesco. El final es brutal, pero con cierto distanciamiento, sin buscar la lágrima fácil. A medida que van siendo ejecutadas, las víctimas desgranan un Padrenuestro… que se interrumpe con el perdón: «perdona nuestras culpas, como perdonamos a nuestros deudores». Esas son las palabras finales de la película, que quiere enmarcar el recuerdo en el perdón. Esta es la apuesta de Wajda, el director, que es hijo de una de las víctimas de Katyn.

La colaboración entre la UAO, el Consulado de Polonia en Barcelona y la Asociación CinemaNet ha permitido proyectar «Katyn» en España, siendo 16 de septiembre, cuando se cumplen 70 años de la invasión soviética de Polonia.

Written by Rafael de la Piedra