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Las inquietudes religiosas de George Boole, el «precursor» matemático de Internet en el siglo XIX

El matemático inglés George Boole (1815-1864) protagoniza, con motivo del segundo centenario de su nacimiento, el popular «doodle» de Google. Conocido por generaciones de estudiantes de instituto -y cualquier usuario de bases de datos- por sus «operadores booleanos», se le atribuye en nuestra época la creación del álgebra booleana («el álgebra de la lógica») que llevaría a las ciencias computacionales, la informática e Internet.

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Boole era hijo de un zapatero con grandes inquietudes científicas y de la doncella de servicio de una gran dama. De joven se planteó hacerse clérigo protestante, pero sus humildes circunstancias económicas no lo permitían. Se casó con Mary Everest, que sí era hija de un clérigo protestante y sobrina del coronel George Everest, el ingeniero galés que dio nombre al Monte Everest.

El matrimonio fue feliz, aunque él murió con apenas 49 años, en plena madurez intelectual. Tuvieron 5 hijas con vidas ligadas a las ciencias:

– su hija Mary se casó con el matemático Charles Howard Hinton
– su hija Margaret fue la madre del matemático Geoffrey Ingram Taylor
– su hija Alicia trabajó en geometría de cuatro dimensiones
– su hija Lucy fue la primera profesora de química en Inglaterra
– su hija menor, Ethel Lilian, se casó con un revolucionario polaco, vivió en la URSS y escribió la novela de espías «The Gadfly» que serviría luego de modelo para las novelas de James Bond.

George Boole fue también profesor, primero en Lincolnshire y después en la Queen-College de Cork (Irlanda). Su libro clave «Investigación sobre las leyes del pensamiento» no tuvo un éxito relevante en su época aunque luego se ha reconocido su genialidad.

Su biógrafo Desmond MacHale defiende que la figura del malvado profesor Moriarty en las novelas de Sherlock Holmes se basa en una versión oscura de George Boole, como una especie de homenaje, y recuerda que el pérfido Moriarty también era un genial profesor de matemáticas en una universidad de provincias.

La esposa, otra matemática con preguntas religiosas

La viuda de George, Mary Everest Boole, escribió también mucho sobre matemáticas, pero buscaba además relacionarlas con la religión y la psicología. Ella se consideraba una «psicóloga matemática» y quería entender cómo la mente infantil capta la lógica matemática y si hay procesos psicológicos subconscientes que afectan a este aprendizaje.

La viuda Boole también se carteó con Charles Darwin, el padre del evolucionismo biológico, acerca del problema de Dios y el mal: el naturalista le respondió en 1866 que «siempre me ha parecido más satisfactorio contemplar la inmensa cantidad de dolor y sufrimiento en el mundo como el resultado inevitable de una secuencia natural de eventos, es decir, leyes naturales, que como la intervención directa de Dios, aunque soy consciente de que esto no es lógico en referencia a una deidad omnisciente». Darwin nunca aceptó considerarse ateo y en cambio en sus cartas prefiere declararse agnóstico.

La Trinidad, desde la psicología, no la matemática

La mezcla de matemáticas y psicología afectaron también a la teología de George Boole, que pensaba a menudo en temas religiosos. Reflexionando sobre la doctrina cristiana de la Trinidad, llegó a convencerse que tenía sólo un origen psicológico: los humanos están programados para pensar conceptos en grupos de tres (por ejemplo, cuerpo, mente y espíritu) y por eso el cristianismo, sospechó él, cristalizó la idea de que en Dios había tres personas. Como se ve, no es fruto de su matemática, sino de una idea psicológica.

Boole buscaba en la religión lógica y racionalidad, y sus procesos de simplificación le llevaron a la opción de moda entre las élites educadas inglesas en el siglo XIX: el unitarianismo, la idea de que Dios existe pero no es trino, que las religiones no lo entienden bien y que se puede saber poco de Él. Mary, su viuda, siempre dijo que a él le interesaba más la religión que las matemáticas, pero puede que ella estuviera proyectando sobre él sus propios intereses.

El canónigo de la catedral de Lincoln, Mark Hocknull, que ha estudiado la figura de su paisano de cara al bicentenario, asegura que Boole no era un cristiano ortodoxo pero a la vez rechazaba el ateísmo con firmeza, como una doctrina que no podía ser probada. Intuía que Dios siempre estaría más allá de las palabras… y eso le dejaba perplejo a él, que intentaba expresar el pensamiento al lenguaje matemático.

Hocknull detalla que este matemático, maestro del pensamiento abstracto, era sin embargo un gran lector de la Biblia, con tres pasajes a los que se sentía especialmente ligado (que figuran en una vidriera de la catedral que su familia dedicó): el Niño con los doctores del templo (Lucas 2, 42-49), Cristo como Maestro y la llamada del profeta Samuel (1 Sam 3, 1-18).

Al parecer, siendo un jovencito, como el Samuel muchacho, paseando por el campo, Boole experimentó un momento de lucidez matemática y quizá también espiritual que le llevó a volcarse en la investigación matemática para expresar el pensamiento. Esa sería, supo para siempre, su misión y vocación.

Written by Rafael De la Piedra