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“Lo que está ocurriendo en Irak no es una guerra, es mucho peor” Padre Douglas Bazi

El padre Douglas Bazi no se describe a sí mismo como un héroe, dice ser simplemente un cristiano iraquí preocupado por lo que está ocurriendo en su país. Hace unos días visitó Barcelona y tuvimos la oportunidad de entrevistarle para que nos hablara de él, de su historia, su secuestro y nos abra los ojos acerca de qué está ocurriendo en Irak con los cristianos perseguidos.

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¿Cuándo decidiste ser sacerdote?

Cuando iba a Secundaria, uno de mis amigos quería ser sacerdote y a partir de ahí yo también empecé a pensarlo. En 1989 entré en el seminario, aunque en el 91 lo cerraron debido a la guerra entre Irak y Kuwait, y de los 14 que estábamos estudiando allí solo unos pocos seguimos. En 1998 me ordené y, de acuerdo con la ley de Sadam Husein, tuve que ir al ejército como soldado. Estuve sirviendo en Tal Afar, que hoy es una de las bases del ISIS.

¿Qué dijo tu familia sobre que te ordenases sacerdote?

Cuando fui al seminario, no entendían nada, porque antes se enviaba a los huérfanos a que fueran sacerdotes. No entendían que sin tener dificultades económicas ni estar lisiado quisiera ser cura, pero mi personalidad no va mucho con cambiar de opinión, así que fui hacia allí.

¿Cuándo te ordenaste sacerdote seguía habiendo guerra?

Cuando estuve en el seminario, tras la guerra con Kuwait, sufrimos el Embargo, una restricción que impedía a Irak los viajes y el comercio con el exterior. Me acuerdo que después los americanos bombardearon en 1999 la base en la que yo serví cuando estuve en el ejército. En cualquier caso, durante la última guerra, la de 2003, yo era párroco en Bagdad, así que en realidad se puede decir que toda mi vida la he pasado bajo la guerra: contra Irán, contra Kuwait y contra los estadounidenses, y ahora lo que estamos viviendo con los yihadistas, que es peor que la guerra.

En Irak está prohibido que la casa de un cristiano sea más alta que la de un musulmán, o que una iglesia supere a una mezquita
Pero según tenemos entendido, la persecución a los cristianos en Irak no solo se dio durante las guerras, también en tiempos de paz…

La persecución no es solo matar gente, también humillarla o amenazarla. En cierto sentido, es incluso peor que matar, porque la muerte viene una vez pero el sufrimiento es continuado. Mucha gente piensa que antes de la guerra vivimos una “era dorada” como cristianos, pero lo que no se sabe es que teníamos prohibido, por ejemplo, llevar nuestra religión en el carnet de identidad. Allí solo pone “Musulmán/No musulmán”. También estaba prohibido para nosotros llamar a nuestros hijos con un nombre cristiano como Marc o Antonio: habían de ser nombres árabes o musulmanes.

¿Qué más habíais de soportar?

Está prohibido que la casa de un cristiano sea más alta que la de un musulmán, o que una iglesia sea más alta que una mezquita. Tampoco está permitido que un cristiano ocupe un puesto relevante de un ayuntamiento. Tras la guerra de 2003, que acabó en 2005, estalló en Irak la guerra civil entre sunitas y chiítas, dos grupos de musulmanes que se odian entre ellos. Piensa que para el ISIS los de Al Qaeda no son musulmanes auténticos. Imagina con los cristianos, ya ni siquiera estamos en la lista: para ellos somos “los infieles”.

Durante esta guerra fuiste capturado por los rebeldes, ¿no es así?

Esto fue en 2006, cuando aún estaba en Bagdad. La guerra civil religiosa entre chiítas y sunitas estaba en pleno apogeo, y los cristianos siempre somos víctimas en medio del conflicto. Cuando el Papa habló de Mahoma en un discurso, hicieron estallar mi parroquia y la embajada del Vaticano en Irak como represalia.

¿Como un chivo expiatorio?

Exacto. Bagdad en teoría estaba controlada por los americanos, aunque no tenían la capacidad de mantener la situación bajo control. Cuando mi parroquia estalló y todo el mundo estaba como loco, llegaron unos coches llenos de hombres armados, con camisetas de las milicias chiítas, y me dispararon en la pierna con un AK-47. Después de eso, me secuestraron durante 9 días. Hace 9 años de ese cautiverio, pero hace apenas dos meses que empecé a hablar sobre los detalles.

¿Por qué tanto tiempo?

Porque odiaba la manera en la que mis captores solían apoyar una pistola en mi cabeza y hacerme preguntas al tiempo que apretaban el gatillo. Ahora cada vez que alguien me pregunta algo, recuerdo aquel clic de la pistola. Pensé “cuando quiera hablar, hablaré por mí mismo, nadie puede obligarme”. Durante 5 años, por ejemplo, nadie supo que no puedo dormir más de dos horas, y estuve mucho tiempo odiando ir a la cama.

Qué horror…

Otra cosa que siempre me hace recordar las torturas a las que me sometieron es cuando oigo una lectura del Corán. Cuando estaba secuestrado, me llevaban a una habitación, ponían en la televisión el canal del Corán con el volumen al máximo y me decían: “Si gritas, nadie te escuchará”. Una vez me liberaron, me quedé en Bagdad, y mi iglesia toca puerta con puerta con una mezquita. Ya sabéis que los musulmanes rezan cinco veces al día… Pues cada vez que escuchaba las oraciones de la mezquita, recordaba las torturas y esa televisión.

¿Te sigue costando dormir?

No puedo dormir sin una botella de agua a mi lado, porque me dejaron sin agua durante cinco días. Cuando me levanto de repente por la noche, agarro rápidamente la botella de agua, que me dice “tranquilo, estás aquí”. En esos cinco días, mis familiares pasaban por delante de mis ojos. En árabe solemos decir que “te entiende quien haya tenido tu misma experiencia”, así que cuando hablo con gente que ha sido secuestrada, los entiendo muy bien. Nadie puede forzarte a apagar la luz, o a apagar la televisión. Nadie puede forzarte a responder si no quieres. Aún así, yo nunca me he visto como un héroe: solo soy un cristiano iraquí que ama a su país.

¿Has perdonado a tus captores?

Cuando estaba allí, durante el día me convertí en algo así como su consejero espiritual. Me preguntaban cosas, uno de ellos incluso me pedía cómo tratar con su mujer. Durante la noche, no era nada para ellos. Por la mañana me pedían perdón. Ellos no eran más que simples matones pagados por otra gente, y me decían: “si nos vemos fuera, ¿te vas a vengar de mí?”. Ya sabéis que para los musulmanes la venganza está bien, y yo les decía “No, tal vez podamos ir a tomar algo juntos. Aunque si tus manos están manchadas de la sangre de otro, has de ir a la cárcel”. Se ha de hacer justicia, pero por mi parte les he perdonado.

¿Te explicaron por qué te secuestraron?

Claro. Me dijeron que tenían una lista con nombres y números, una lista que no es personal: ellos no me conocían, pero en su lista tenían un conjunto de nombres y la recompensa que les daban por cada uno. Empezaron a secuestrar a gente y amenazaban poniéndoles delante de su casa una caja con dos balas de AK-47: u os vais o esto es lo que tendréis.

Publicaremos en breves la SEGUNDA PARTE.

Written by Rafael De la Piedra