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Niños con falda, la última medida británica de la agenda LGTB

La iniciativa, que permite a los chicos llevar el uniforme femenino y viceversa, pretende respetar la libertad de los escolares para elegir su identidad sexual. Un nuevo desafío de la agenda LGTB que, por cierto, ya funciona enalgunos países como España.

infovaticana.com

Los niños con falda y las niñas con pantalón. Es el resultado de la última normativa LGTB recién aprobada en Reino Unido y que afecta a hasta 80 centros educativos británicos -40 de ellos de Primaria- que se suman así a la dictadura de la ideología de género.

La medida, gracias a la cual los escolares podrán decidir con qué prenda –falda o pantalón- se sienten más cómodos en función de su identidad sexual, pretende respetar la personalidad de cada alumno en línea con los postulados más radicales del lobby LGTB: que la identidad sexual es un concepto voluntario y cambiante a lo largo del tiempo que puede, o no, coincidir con el sexo biológico. Así, un niño puede sentirse niña, niño, intersexual o de género fluido, entre otras nomenclaturas.

Estos 80 colegios modificarán, además, los documentos de inscripción, matrículas y otros cuestionarios, de forma que no aparezca referencia alguna al sexo masculino o femenino, con el objetivo de que el alumno no tenga que identificarse con ninguno de ellos.

¿Exagerado? Aunque pueda parecerlo, la realidad es que España, bajo las leyes autonómicas aprobadas en comunidades como Madrid, Valencia, Galicia o Murcia, contempla las mismas medidas en centros educativos, en aras, siempre, de dar visibilidad al fenómeno de la transexualidad o a la comunidad LGTB.

España, a la cabeza

Lo que para el Colegio de Pediatría de Estados Unidos es una disforia de género -contradicción entre la identidad sexual y el sexo biológico- que debe tratarse como un desorden y que suele corregirse con la evolución del niño, se convierte, con estas leyes, en verdad absoluta e incuestionable. De esta forma, centros públicos como colegios, gimnasios u hospitales deben adaptarse a la nueva multiplicidad de géneros permitiendo que, por ejemplo, hombres que se sienten mujeres hagan uso del baño femenino y no del masculino. Del mismo modo sucederá en cualquier espacio cuyo uso esté diferenciado por sexos (áreas de residencias de ancianos, por ejemplo).

Las leyes, claro, cuentan con un amplio apartado de sanciones, con las que castigar la actuación –pública o privada- de quien no acepte los postulados de la ideología de género.

Written by Rafael De la Piedra