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Niños criados por parejas del mismo sexo: «Proclives a la depresión» advierte destacado psicoterapeuta

El profesional italiano que es además sociólogo escritor y ensayista, se pregunta si niñas y niños criados por parejas gay crecen felices. Provocador argumenta por qué pueden ser: «Víctimas invisibles, frágiles y proclives a padecer depresión».

Claudio Risè tuvo el coraje de analizar, argumentar y cuestionar el pasado 18 de octubre en Il Giornale, una creencia que hoy se impone y expande: suponer que podrían ser igual de apropiados para adoptar o criar hijos un padre y una madre, dos hombres o dos mujeres.

https://www.portaluz.org/articulo.asp?idarticulo=2496

En muchos países se afirma es un “derecho” el que las parejas del mismo sexo puedan adoptar o criar sus propios hijos. Este auténtico “experimento social” surgido como respuesta de contracultura del lobby gay -con el apoyo de políticos y empresarios liberales-, acarrea consecuencias nefastas. Es lo que advierte Claudio Risè quien no es precisamente un homofóbico, ni contraespía de alguna derecha ultra conservadora o siquiera militante de movimiento religioso alguno.

Claudio Risè es un psicoterapeuta italiano, también sociólogo, académico en la Universidad de Milano, investigador, escritor y ensayista, que en su artículo publicado por Il Giornale analiza y complementa el riguroso estudio «Homogenitorialidad, filiación y entorno» de la psicóloga Elena Canzi, investigadora del Centro de estudios familiares e investigación de la Universidad Católica de Milán. “¿Podemos estar seguros de que los hijos de las parejas gays crecen felices y sin preocupaciones?», plantea Risè.

El negocio…

El profesional reacciona contra el «prejuicio” -dice- que impone ser “optimista” ante el discurso que valida la “belleza del ser hijo de una pareja gay”. En virtud de este «prejuicio» impuesto por la corriente dominante actual -protesta el psicoterapeuta italiano-, “cualquier crítica o duda es calificada como homofóbica o cualquier otra cosa”.

Ya en el pasado este académico ha puesto de relieve que “gran parte de la propaganda sobre la maternidad sin padres” o paternidad sin madres “es impulsada por los intereses de las compañías de tecnología genética y biotecnología”. Pero en realidad ningún padre, a pesar de la buena fe, puede desempeñar el rol de madre, señala el experto italiano y así lo argumenta:

“La vida humana incorpora dos ámbitos: el hecho natural, biológico y el simbólico que el niño lleva plasmado en su psique, consciente e inconsciente. Ambos están involucrados en el desarrollo, en la manifestación de una capacidad proyectiva, en el fortalecimiento de una afectividad equilibrada. El padre es un individuo de género masculino que ha plasmado en su herencia genética, antropológica, afectiva y simbólica la historia de su género. Precisamente porque es un varón y no una mujer, no puede tener ni el conocimiento profundo natural ni el conocimiento simbólico maternal. Los dos códigos simbólicos, paterno y materno, son muy diferenciados”.

 

La variable tiempo

Risè revela al “tiempo” como el protagonista «olvidado» por la corriente dominante. “Qué tan bien ha estado o no un niño en una familia se puede entender sólo con el tiempo”, puntualiza. Y en estas investigaciones que avalan la paternidad gay -agrega- las observaciones fueron durante un escaso tiempo. Los problemas por lo general aparecen durante la adolescencia e incluso mucho más tarde, insiste el psicoterapeuta. En un tema tan delicado, sobre todo donde los sentimientos, la educación y por último las «personas» están en juego -señala-, no se debe llegar a conclusiones «rápidas» e incompletas.

Expone Risè que es recién en la edad media, a los 28 años, principios del cuarto septenio, tras concluir la llamada fase heroica de la infancia-adolescencia para entrar en la madurez, “cuando aparecen en estos niños (criados por parejas del mismo sexo) los signos más problemáticos o de dificultad”.

Depresión y desorden déficit de atenciónmaschio-selvatico-2-rise1-310x484

Se trata -agrega- del trastorno característico de toda nuestra época, depresión, cuya incidencia (en niños criados por parejas del mismo sexo) «aumenta exponencialmente del 18% en la adolescencia al 51% en la edad adulta, mientras que en el grupo de hijos de parejas heterosexuales disminuye en el tiempo en dos puntos porcentuales con un valor en la edad adulta del 20%», puntualiza Risè. Estos datos, hasta ahora no revelados, han hecho que durante décadas estos niños, afirma el profesional, sean «víctimas invisibles», como las llama Paul Sullins, autor del reciente estudio publicado en 2016. “Por supuesto, la depresión en la edad adulta es para estas personas sólo un riesgo, no un destino”, advierte.

La depresión y el desorden déficit de atención son algunos aspectos que no deben dejarse en segundo plano pide Risè, reconociendo que desafortunadamente por «apresurarse» en llegar a una conclusión «positiva», algunas investigaciones y estudios de estos años “han dejado en el claroscuro este rasgo de dificultad que es, existe y no debe ser subestimado”.

En su artículo el académico italiano pone el acento en otro aspecto del padecimiento moral a que pueden ser sometidos los niños y niñas criados por parejas gay. Así, “a menudo se insiste en la poca agresividad de estos niños y en su apertura mental, en particular con respecto a la orientación sexual. Ciertamente sería algo bueno. Pero en los análisis más cualitativos, esto a menudo aparece más como un compromiso para proteger a los padres de la agresión del exterior. Esa actitud ‘paternal’ de los niños hacia sus padres incide en ausencia de espontaneidad, fatiga emocional y depresión», concluye.

Written by Rafael de la Piedra