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Papa Francisco: Enfermeros, la ternura clave para entender y curar a los enfermos

Audiencia del Papa Francisco a los miembros de la Federación de Colegios de Enfermeros Profesionales, Auxiliares de Salud, Asistentes de Guarderías de Italia, a quienes recibió en audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano. En ella recordó a una enfermera monja que le salvó la vida cuando tenía 20 años. http://www.vaticannews.va/es/papa/news/2018-03/papa-francisco—federacion-de-enfermeros—audiencia.html

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

“Estando con los enfermos y ejercitando su profesión ustedes mismos tocan a los enfermos y cuidan de su cuerpo. Cuando lo hagan, recuerden como Jesús tocó al leproso: no de modo distraído, indiferente o con fastidio, sino atento y amoroso, que lo hizo sentir respetado y acudido”, lo dijo el Papa Francisco a los miembros de la Federación de Colegios de Enfermeros Profesionales, Auxiliares de Salud, Asistentes de Guarderías de Italia, a quienes recibió en audiencia la mañana de este sábado, 3 de marzo, en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El rol insustituible de los Enfermeros

En su discurso, el Santo Padre expresó su reconocimiento y estima personal, a los miembros de esta Federación por el precioso trabajo que desempeñan en favor de tantas personas y por el bien de toda la sociedad; y los alentó a seguir trabajando con profesionalidad tras haber recibido el reconocimiento de sus constituciones por parte del Parlamento italiano.

“Es verdaderamente insustituible – afirma el Pontífice – el rol de los enfermeros en la asistencia a los enfermos. Como ningún otro, el enfermero tiene una relación directa y continua con los pacientes, cuida de ellos cotidianamente, escucha sus necesidades y entra en contacto con el mismo cuerpo, al cual acude”. Es peculiar el aporte a la curación que realizan con sus acciones, subraya el Santo Padre, encargándose integralmente de las necesidades de las personas, con esa típica premura que los pacientes reconocen en ustedes, y que representa una parte fundamental en el proceso de curación y sanación.

Capacidad técnica y sensibilidad humana

Refiriéndose al Código Deontológico Internacional del Enfermero, el Papa Francisco recuerda los cuatro deberes fundamentales de esta profesión: “promover la salud, prevenir la enfermedad, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento”. Esta profesionalidad, señala el Pontífice, no se manifiesta sólo en ámbito técnico, sino también y quizás todavía más en la esfera de las relaciones humanas. “Cuidando de hombre y mujeres, de niños y ancianos, en cada fase de sus vidas, desde el nacimiento hasta la muerte – afirma el Papa – están comprometidos en una continua escucha, listos a comprender cuales sean las exigencias de ese enfermo, en la fase que está atravesando”.

Para realizar este trabajo, precisa el Papa Francisco, no se necesita solamente un protocolo, sino también un continuo esfuerzo de discernimiento y atención a cada persona, esto es lo que hace de su profesión una verdadera “misión” y de ustedes “expertos en humanidad”. Por ello, agrega el Pontífice, la sensibilidad que adquieran cada día en el contacto con los pacientes, haga de ustedes promotores de la vida y de la dignidad de las personas.

“La ternura es la clave para entender al enfermo, y es también una medicina preciosa para su curación”

La ternura clave para entender y curar a los enfermos

En este sentido, el Obispo de Roma recuerda que para la Iglesia, los enfermos son personas en quienes de modo especial está presente Jesús, ya que en todo su ministerio, Jesús estuvo cerca de los enfermos, los acogió con amor y a muchos de ellos los sanó, tal como hizo con el leproso descrito en el Evangelio de Mateo, a quien donó no sólo la curación física, sino también la curación del corazón, porque el leproso no sólo fue curado en el cuerpo, sino también se sintió amado.

“Estando con los enfermos y ejercitando su profesión – alienta el Papa Francisco a los Enfermeros – ustedes mismos tocan a los enfermos y cuidan de su cuerpo. Cuando lo hagan, recuerden como Jesús tocó al leproso: no de modo distraído, indiferente o con fastidio, sino atento y amoroso, que lo hizo sentir respetado y acudido. De este modo se restablece la cercanía de Dios Padre, de su ternura por cada uno de sus hijos. Justamente la ternura es la clave para entender al enfermo, y es también una medicina preciosa para su curación”.

Al final de su discurso, visiblemente emocionado, dijo: “con vuestro permiso, querría rendir homenaje a una enfermera que me ha salvado la vida. Era una enfermera monja: una religiosa italiana, dominica, que fue enviada a Grecia como profesora; era muy culta”.

“Pero siempre trabajó como enfermera y después llegó a Argentina. Y cuando yo tenía 20 años y estaba a punto de morir, fue ella la que dijo a los doctores, incluso discutiendo con ellos: ‘no, esto no funciona, hay que darle más’”, relató el Papa.

“Y gracias a esas cosas yo sobreviví. ¡Le estoy muy agradecido! Le doy las gracias. Y querría nombrarla aquí, delante de vosotros: Sor Cornelia Caraglio. Una mujer estupenda, también valiente, hasta el punto de discutir con los médicos. Humilde, pero segura de lo que hacía. Y muchas vidas, muchas vidas se salvan gracias a vosotros. Porque estáis todo el día ahí, y veis lo que le pasa al enfermo. ¡Gracias por todo esto!”.

Al término de sus palabras, las miles de personas que abarrotaban el Aula Pablo VI aplaudieron emocionados.

Written by Rafael De la Piedra