¿Por qué los católicos bautizan a los niños, si no tienen pecado y no han llegado al uso de razón?

Respuesta: Ante todo hay que entender bien lo que nos enseña la Biblia y lo que ha sido la costumbre habitual de la Iglesia. Como leemos en el libro de la Sabiduría 12,10 los niños van a heredar el pecado de Adán y Eva. También lo leemos claramente en la carta a los Romanos: «Un sólo hombre  pecó, y todos los hombres fueron constituídos pecadores» (Rm 5,19). Por otro lado leemos en el Evangelio de San Juan que «el que no renace de agua y Espíritu, no puede entrar en el Reino de los Cielos» (Jn 3,5). Ya desde los inicios del cristianismo había la costumbre de bautizar familias enteras, que evidentemente incluía a los niños (ver Hech 10, 47-48; 1Cor 1,16). Recordemos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

1250 Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14), a la que todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento (cf CIC can. 867; CCEO, can. 681; 686,1).

1251 Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado (cf LG 11; 41; GS 48; CIC can. 868).

1252 La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia. Está atestiguada explícitamente desde el siglo II. Sin embargo, es muy posible que, desde el comienzo de la predicación apostólica, cuando «casas» enteras recibieron el Bautismo (cfHch 16,15.33; 18,8; 1 Co 1,16), se haya bautizado también a los niños (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Pastoralis actio 4: AAS 72 [1980] 1139).