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Sin evangelizar a la familia se pone en riesgo la evangelización de la cultura

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Hace unos meses mi vocación como laico de plena disponibilidad apostólica me ha traído a tierras ecuatorianas. Vivo en Guayaquil donde el movimiento eclesial al que pertenezco desarrolla un intenso trabajo evangelizador en muchos niveles. Por gracia de Dios he comenzado a ayudar en el apostolado a las familias y eso me ha dado la íntima convicción que ya venía gestándose desde hace un tiempo en mi corazón: que evangelizar las familias es un punto focal determinante en el proceso de evangelización de la cultura. Es evidente que tanto el matrimonio como la familia son la cuna desde donde germina la cultura humana, que la familia es la atmósfera decisiva para la génesis de la persona y que el hombre es un ser de familia y allí aprende el alfabeto de la humanidad.

A nadie debe sorprender que estemos viviendo una cultura post-cristiana y que también denominan post-familiar. La humanidad vive una profunda crisis que tiene una de sus raíces en la crisis de la institución familiar. Ahondar en las características de esta crisis no es el objetivo de este artículo. Para ello los remito a un artículo que escribí denominado “La guerra contra el matrimonio y la familia”1.

Es emblemática la cita del Beato Pablo VI en la encíclica Evangelii Nuntiandi donde afirma que evangelizar la cultura significa «alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvación»2. No se me ocurre un lugar más fecundo para lograr esto que el espacio de cultivo conformado por un padre, una madre y los hijos. A mi modo de ver la evangelización de la cultura difícilmente se alcanzará si no se toca con la fuerza de la Buena Nueva el corazón de la humanidad que es la familia. La familia, lo sabemos muy bien, es la base de la sociedad y sin ella ésta simplemente desaparecería y dejaría de existir. Hace ya más de 20 años San Juan Pablo II invitó a la Iglesia Universal a vivir una dinámica de Nueva Evangelización, nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión, y estoy convencido de que esta nueva evangelización pasa necesariamente por la evangelización de la familia.

Cuando se habla de evangelizar la cultura se toma como base la sugerente frase del Concilio Vaticano II donde la Iglesia se presenta ante el mundo diciendo que “nada de lo humano le es ajeno”. Evangelizar la cultura implica transformar desde dentro con los valores del Evangelio para iluminar los criterios de fondo y los modelos de vida de la humanidad.

Por ello la Iglesia en su abundante y creativo trabajo evangelizador se dedica a la educación; a los niños; busca realizar un trabajo solidario y de promoción humana con los más necesitados de cualquier condición; impulsa y defiende la vida; como también sabe que los jóvenes son la esperanza del mañana y por eso nunca ha dejado de vivir con ellos la alegría de evangelizar. La Iglesia trabaja con marginados; quiere eliminar la pobreza; protege a los migrantes; sus obras en el ámbito de la salud, de las universidades y colegios, de centros de investigación y de cultura son importantísimos y extensísimos en número y variedad a lo largo y ancho del planeta. Es totalmente cierto que nada que toque lo íntimo del hombre es ajeno al corazón eclesial. Todo debe ser evangelizado e iluminado con la luz del Señor Jesús.

Sin embargo, cada vez me convenzo más que evangelizar la familia ofrece un ángulo a través del cual se puede impactar toda la realidad. Es un punto focal y debe ser la piedra angular de cualquier plan pastoral amplio y consistente. Si de manera auténtica y sobre todo duradera queremos llevar el Evangelio al hombre post moderno, es necesario afrontar sin dudas ni medias tintas la evangelización de la familia. Y sin medias tintas significa hacer realidad aquello de que la familia es la iglesia doméstica y que debe ser la primera línea de la evangelización y del trabajo eclesial.

https://www.youtube.com/watch?v=Q7bhaDEdCc0https://www.youtube.com/watch?v=Q7bhaDEdCc0

Pongamos algunos ejemplos de cómo evangelizando la familia se produce un impacto altamente difusivo en el conjunto de otros apostolados, y cómo cuando no se evangeliza la familia no se tienen las bases suficientes para construir con esperanza una evangelización perdurable y firme.

Mal haría el apostolado de la educación en el ámbito escolar si pretendiera reemplazar a la familia. Su función es subsidiaria de la familia. Ésta es aliada fundamental de las instituciones educativas en el proceso formativo de los niños. La familia es escuela especialmente en el rubro de la fe y de los valores permanentes. De igual forma el apostolado juvenil se vería robustecido especialmente si los chicos y chicas que llegan a las parroquias, movimientos o grupos de adolescentes llegaran con una formación humana y catequética forjada al calor de la educación de los padres, primeros responsables de la educación de sus hijos. Los estudios e investigaciones, por ejemplo en Estados Unidos3, han concluido que la formación en la fe de padres comprometidos tiene el mayor impacto sobre los hijos que lo que pueda hacer una institución católica. Esto por mencionar solamente un aspecto del aporte que pueden ofrecer.

En el marco del trabajo con los más necesitados o en lucha por bajar los índices de pobreza o subdesarrollo, la familia es un componente indispensable. Castro en su artículo “Familia: base estructural para un desarrollo humano” afirma que «las bondades de la relación monógama estable y permanente entre un hombre y una mujer son innumerables: incrementa la esperanza de vida de hombres y mujeres (Kaplan y Kronick, 2006), reduce la posibilidad en mujeres de ser víctima de crímenes y violencia (Rector, Fagan y Johnson, 2010), reduce costos de asistencia social (Fagan, 2009), favorece el incremento en la tasa de natalidad (Mosher, 2011), etc.»4 .

Suelen ser recurrentes las quejas y lamentos en análisis pastorales de parroquias, diócesis y conferencias episcopales, de que se podrían lograr verdaderos frutos de evangelización si la familia estuviera más presente en la acción evangelizadora. Se puede hacer mucho en otros campos de apostolado, pero es claro que sin la acción evangelizadora a la familia nos vamos a encontrar con un barco que corre el riesgo de hundirse porque no se tienen las bases de la fe y de humanidad que sólo se consolidan en la familia. La Iglesia Universal requiere de la fortaleza de las pequeñas iglesias domésticas esparcidas por todo el mundo.

La persona mantiene vivo el anhelo de pertenecer y de formar una familia. Su naturaleza inscrita en su ser le reclama el calor de hogar, donde podrá ir fraguando los valores que lo llevarán a la felicidad y a la realización de sus anhelos más auténticos. Todo esto debe darle a la Iglesia la certeza de que el camino de la fe en la familia es decisivo para su futuro y el porvenir de la humanidad.

No tengamos miedo de lanzarnos con audacia a hacer apostolado a la familia, porque ahí se decide el futuro de la humanidad y de la evangelización.

© 2015 – José Alfredo Cabrera Guerra para el Centro de Estudios Católicos – CEC

José Alfredo nació en junio de 1967 en Lima (Perú). Es licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas por la Universidad Católica de Oriente (Colombia). Actualmente realiza una investigación y prácticas para el grado de Licenciado en Psicología en la Universidad Católica del Norte (Colombia).

Es Asesor y Profesor Investigador de Humane – Escuela de Negocios en Guayaquil (Ecuador), y Director Regional en Ecuador del Centro de Estudios Católicos CEC.

Notas:
También se puede ver el artículo de Claudia Quiroz, La familia y su influencia en el bienestar social y el desarrollo: http://cecglob.com/la-familia-y-su-influencia-en-el-bienestar-social-y-el-desarrollo/↩
Evangelii Nuntiandi, 19↩
Ver por ejemplo A faithfull challenge tomado de http://www.adolescentcatechesis.org/wp-content/uploads/2010/12/Faithful-Challenge.pdf↩
Rodolfo Castro. Familia: Base estructural para un desarrollo humano. Tomado de http://ucsp.edu.pe/imf/investigacion/articulos/familia-base-estructural-para-un-desarrollo-humano/↩

Written by Rafael De la Piedra