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¿Tiene sentido tener fe hoy en día?
¿Dónde encontrar las respuestas a nuestras inquietudes más profundas?
¿Cuáles son las razones para creer?

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Sobre la alegría

En el mundo en que vivimos, sumergidos en dificultades y tensiones, necesitamos cultivar la actitud de la alegría. Dios es alegre y nos colma de su alegría.

Santo Tomás Moro, Santo jurista, nos decía de manera jocosa y sabia sobre la alegría:

Señor,
dame un poco de sol,
un poco de trabajo
y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día
Y un poco de mantequilla.
Dame una buena digestión, Señor,
algo que digerir.

Dame un alma que ignore el aburrimiento,
los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe excesivamente
de esta cosa embarazosa
a la que llamo «yo», Señor,

Dame humor para que saque
un poco de felicidad de esta vida
y así ayude a los demás

Dame una pizca de canción para mis labios
enséñame a comprender los sufrimientos
sin ver en ellos una maldición.

Dame sentido común pues lo necesito mucho

Hazme Señor, bueno,
un alma desprendida,
tranquila, apacible, caritativa,
benévola, tierna, compasiva.

Que tenga en todas mis acciones
y en todas mis palabras
y en todos mis pensamientos
el gusto de tu Espíritu santo y bendito.

Concédeme una fe plena,
una esperanza firme
y una caridad ferviente:
que no quiera nada contra tu voluntad
sino todas las cosas en función de ti.
Rodéame de tu amor y de tu favor.

Thomas More, también conocido por su nombre castellanizado Tomás Moro, o por su nombre en latín Thomas Morus (Londres, 7 de febrero de 1478 – ibídem, 6 de julio de 1535), fue un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, que fue además poeta, traductor, Lord Canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado.

Su obra más famosa es Utopía donde busca relatar la organización de una sociedad ideal, asentada en una nación en forma de isla del mismo nombre. Además, Moro fue un importante detractor de la Reforma Protestante y, en especial, de Martín Lutero y de William Tyndale.

En 1535 fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista frente al surgimiento de la Iglesia Anglicana, oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey como cabeza de esta nueva iglesia.

Fue declarado culpable y recibió condena de muerte. Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año. Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935, junto con John Fisher, por la Iglesia Católica Romana, quien lo considera un santo y mártir.

Written by Rafael De la Piedra