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Un brutal accidente lo expuso a veinte mil voltios de energía eléctrica y sobrevivió Alejandro Full view

Un brutal accidente lo expuso a veinte mil voltios de energía eléctrica y sobrevivió

«Sí, Dios hace milagros». Tras recibir una descarga de alta tensión, llegó agónico a la clínica, con casi el 80% de su cuerpo dañado y algunos huesos calcinados. Veinte años después, al encontrarse con su médico tratante, una verdad silenciada sale a la luz.

Portaluz

“Estaba gravísimo con quemaduras eléctricas severísimas. Tenía absolutamente destruidos los brazos, el tronco, las piernas y luego el cuadro tóxico que presentaba por las quemaduras profundas. La quemadura eléctrica, a veces en el aspecto externo no parece que está quemado, pero la electricidad quema desde el hueso donde levanta temperatura hacia fuera y literalmente hierve los músculos por dentro. Nuestro diagnóstico era que no tenía chances de sobrevida o eran ínfimas.”

Así evaluaba el doctor Jorge Luis Gallardo, la condición de Alejandro Peluso cuando lo recibió el 18 de noviembre de 1994 en su clínica de Buenos Aires (Argentina), tras haber recibido y sobrevivido a una descarga de veinte mil voltios con 27 años de edad.

Tras veinte años de lo ocurrido Alejandro y su esposa Andrea se reencontraron a comienzos de este mes de abril con el doctor Gallardo, en el plató del programa “David y Goliat” de TN Televisión, para dar testimonio.

El accidente, Dios y la paz

Peluso cuenta que por indicación de los “ingenieros” junto a otros trabajadores que él supervisaba ese día 18 de noviembre de 1994, se dirigió a limpiar (con paño y alcohol) las celdas y llaves de alta tensión… veinte mil voltios de electricidad que alimentaban con ochocientos las vías, a pocos pasos de la estación ferroviaria Moreno, en Buenos Aires capital. Suponiendo que habían dejado sin energía el lugar que le habían indicado limpiar, Alejandro no temió, dice, aproximarse al sector de las celdas de alta tensión. Estaba a poco más de un metro de ellas cuando ocurrió la tragedia, viéndose literalmente absorbido por la electricidad de alta tensión, que formó su arco fatal antes de siquiera haber tocado las celdas. Su brazo derecho, sin poderlo controlar se extendía, succionado por la fuerza de veinte mil voltios que entraban en el cuerpo de Alejandro.

En esos instantes eternos en que era atrapado, Peluso tuvo una mínima fracción de tiempo para razonar lo que ocurría. “Ya estaba, me entregaba, era la muerte. Lo primero que dije, ya está, llévame Diosito… es una cosa que te absorbe… la corriente entra por el hueso y te empieza a quemar de adentro para afuera. …En ese momento vi una luz y sentí la paz una… Yo me vi a través de esa luz y en ese momento no sentía nada de mi cuerpo, me estaba yendo, no sé como explicarlo, uno se entrega a eso, es el paso. Yo siempre digo que los que estamos para sufrir somos los que quedamos no los que se van. No sentía el dolor, vi esa luz ese brillo, una cosa hermosa”.

“Acá hay algo más”

Pero tras unos instantes que no puede medir Peluso recuerda haber retornado a sentir su cuerpo en el que la quemadura seguía trabajando, destruyendo, por dentro… “¡Es terrible el dolor que sientes! Yo cuestionaba a Dios por qué no me había llevado si yo había estado en ese momento tan bien… hasta que un día hicieron entrar a mi hija y me dijo «Papá… » Ahí entendí por qué yo tenía que seguir”.

Alejandro tiene la fuerza de la fe, de aquél que fue y que vino, corrobora el doctor Jorge Luis Gallardo al recordar que durante un año y medio su paciente estuvo entrando y saliendo casi a diario del quirófano. Ya para limpiezas quirúrgicas, ya para practicarle cirugías que hace veinte años al menos, no estaban descritas, señala, como posibles… “Alejandro tiene algunas cosas que me hacen mirar hacia arriba y decir sí, Dios hace milagros. Porque Alejandro no tuvo tampoco complicaciones a nivel neurológico, a nivel ocular…. Pese al tremendo golpe eléctrico de veinte mil voltios. La fuerza que Alejandro puso tiene también un entorno, pues uno desde lo puramente médico piensa: Acá hay cosas que yo no hice, acá hay cosas que yo no puedo explicar, acá hay cosas que sobrepasan lo que Alejandro es… ¡Verlo hoy caminando en sus dos piernas y pegándome un abrazo de oso! Yo no tengo explicación. No tengo dudas que acá hay algo más que no hicimos nosotros”.

Puedes ver el video del programa «David y Goliat» de TN televisión, que recoge el testimonio completo pulsando aquí.

https://www.youtube.com/watch?v=C1LKk82poZ4

Written by Rafael de la Piedra