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EL MILAGRO DEL FUEGO SANTO DE JERUSALÉN 202684 - ABS102. Jerusalem (Israel), 19/04/2014.- A downwards view into the rotunda inside the Church of the Holy Sepulchre in Jerusalem that shows the Tomb of Christ as the miracle of the Holy Fire occurs on 19 Arpil 2014, the day before Easter. Eastern Orthodox Christians believe the Holy Fire, which emenates from within the Tomb of […] Full view

ABS102. Jerusalem (Israel), 19/04/2014.- A downwards view into the rotunda inside the Church of the Holy Sepulchre in Jerusalem that shows the Tomb of Christ as the miracle of the Holy Fire occurs on 19 Arpil 2014, the day before Easter. Eastern Orthodox Christians believe the Holy Fire, which emenates from within the Tomb of Christ and quickly spreads around the church and outside to Jerusalem and even to foreign countries, represents the flame of the Resurrection power, as well as the fire of the Burning Bush of Mount Sinai. EFE/EPA/ABIR SULTAN

EL MILAGRO DEL FUEGO SANTO DE JERUSALÉN

De: https://sanchoamigo.wordpress.com

El hecho narrado por Niels Christian Hvidt

“El Sábado Santo, los creyentes se reúnen, en grandes multitudes, en la Iglesia del Santo Sepulcro. Ya que en este día, baja Fuego del Cielo y enciende las lámparas en la Iglesia“. Esto es lo que se lee en uno de los muchos itinerarios de la Pascua en Tierra Santa.

“El Milagro del Fuego Santo” es conocido, por los Cristianos de las Iglesias Ortodoxas, como “El más grande de todos los milagros Cristianos”. Tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar. No se conoce de ningún otro milagro que ocurra, de manera tan regular, y por un período de tiempo tan extenso. Se puede leer acerca de él en fuentes tan antiguas, como las del siglo octavo después de Cristo.

El milagro ocurre en La Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más sagrado sobre la Tierra. La Iglesia del Santo Sepulcro es un sitio enigmático, en sí mismo. Los teólogos, historiadores y arqueólogos consideran que la Iglesia contiene tanto el Gólgota, la pequeña colina en la cual Jesucristo fue crucificado, como la “tumba nueva”, cerca del Gólgota, que recibió Su Cuerpo Muerto, como se lee en los Evangelios. Es en este mismo lugar donde los Cristianos creen que Él resucitó de entre los muertos.

Uno puede rastrear el milagro, a través de los siglos, en los muchos itinerarios de Tierra Santa. El abad ruso Daniel, en su itinerario, escrito en los años 1106 y 1107, presenta el “Milagro de la Luz Santa”, de una manera muy detallada, así como las ceremonias que lo enmarcan. Él recuerda cómo el Patriarca entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos velas apagadas. El Patriarca se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte, y dice ciertas oraciones, después de las cuales ocurre el milagro.

La Luz emana desde el centro de la piedra: una Luz azúl indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas, al igual que las dos velas del Patriarca. Esta Luz es “El Fuego Santo”, y se propaga a todas las personas presentes en la Iglesia. La ceremonia del “Milagro del Fuego Santo” es, tal vez, la ceremonia Cristiana, más antigua e ininterrumpida en el mundo. Desde el siglo cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso milagro. Por lo escrito, en estas fuentes, es claro que el milagro ha sido celebrado en el mismo punto, en el mismo día de Pascua, y en el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos siglos. Uno se puede preguntar, si esto ocurrirá también en el año 1998 (cuando se escribió el artículo).

Con el fin de averiguarlo, viajé a Jerusalén para estar presente en la ceremonia, en la cual el Milagro del Fuego Santo ocurre, y puedo dar testimonio de que no solo ocurrió en la antigua Iglesia, y durante toda la Edad Media, sino también el 18 de abril de 1998.

El Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén, Diódoro I, es el hombre que, cada año, entra al Sepulcro para recibir el Fuego Santo. Él es el Patriarca de Jerusalén, desde 1982 y, por lo tanto, es el testigo clave del milagro. Previamente a la ceremonia de este año, el Patriarca me recibió, en audiencia privada, donde tuve la oportunidad de hablar con él acerca del milagro, con el fin de saber, exactamente, qué sucede en el sepulcro, y qué significado personal tiene el milagro para él, en su vida espiritual. Además, por su intervención, fui admitido a los balcones en el domo de la Iglesia del Santo Sepulcro, desde donde tuve una buena vista de la gran cantidad de gente que se había reunido alrededor del Sepulcro, en anticipación al “Gran Milagro del Fuego Santo”.

¿Pero, qué sucede exactamente en la Iglesia del Santo Sepulcro el Sábado de Pascua?. ¿Por qué tiene tal impacto en la Tradición Ortodoxa?. ¿Por qué parece que nadie sabe del milagro, en los países Protestantes y Católicos?.

El milagro ocurre cada año en el Sábado de la Pascua Ortodoxa. Hay muchos tipos de Cristianos Ortodoxos: Sirios, Armenios, Rusos y Griegos Ortodoxos, al igual que Coptos. Tan solo en la Iglesia del Santo Sepulcro, hay 7 distintas denominaciones Cristianas. La fecha de la Pascua Ortodoxa se determina de acuerdo al Calendario Juliano, y no en base al Calendario Gregoriano de Europa Occidental, lo que significa que su Pascua, normalmente, ocurre en una fecha distinta a la fecha de la Pascua Protestante y la Católica.

Desde que Constantino, el Grande, construyó la Iglesia del Santo Sepulcro, a mediados del siglo cuarto, ha sido destruida muchas veces. Los Cruzados construyeron la Iglesia que vemos, hoy en día. Alrededor del Sepulcro de Jesús fue erigida una pequeña capilla con dos cuartos: uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro donde está el propio Sepulcro, en donde no caben más de cinco personas.

Esta capilla es el centro de los acontecimientos hechos milagrosos, y el estar presente en la celebración, justifica, totalmente, el término “acontecimiento”, ya que la Iglesia del Santo Sepulcro, no se llena de esa manera, en ningún otro día del año. Si uno desea entrar, tiene que calcular seis horas de formar fila. Cada año, cientos de personas no pueden entrar debido a las multitudes. Acuden peregrinaciones de todas partes del mundo, la mayoría de Grecia, pero en años recientes, ha aumentado el número de asistentes rusos, y de lo que eran los países de Europa Oriental.

Con el fin de estar tan cerca del Sepulcro, como sea posible, las peregrinaciones acampan alrededor de la Capilla-Sepulcro, esperando desde la tarde del Viernes Santo, en anticipación a la maravilla del Sábado Santo. El milagro ocurre a las 2.00 P.M. pero, desde las 11.00 A.M., la Iglesia está completamente llena.

Desde las 11:00 A.M., y hasta la 1 P.M., los árabes Cristianos entonan cantos tradicionales, a todo pulmón. Estos cantos datan de los tiempos de la ocupación turca, de Jerusalén en el Siglo 13, un período, en el cual, a los Cristianos no se les permitía cantar sus cantos, en ninguna parte, más que en las Iglesias. “Somos los Cristianos, lo hemos sido por siglos, y esto seremos por siempre. ¡Amén!”, cantan, fuertemente, acompañados por el sonido de tambores. Los músicos que tocan los tambores, se sientan sobre los hombros de otros, quienes danzan alrededor de la Capilla del Sepulcro.

Pero, a la 1:00 P.M., las canciones se terminan, y hay silencio, un silencio tenso y electrificado, por la anticipación de la gran manifestación del Poder de Dios que todos están a punto de atestiguar.

A la 1:00 P.M., una delegación de las autoridades locales, atraviesan por la multitud. Aunque estos oficiales no son Cristianos, son parte de las ceremonias. En los tiempos de la ocupación turca de Palestina, eran turcos Musulmanes, hoy son israelíes. Durante siglos, la presencia de estos oficiales ha sido una parte integrante de la ceremonia. Su función es la de representar a los romanos, en tiempos de Jesús.

Los Evangelios hablan de los romanos que fueron a sellar la Tumba de Jesús, para que Sus Discípulos no se robaran Su Cuerpo, y dijeran que había resucitado. De la misma manera, las autoridades israelíes, este Sábado de Pascua, acuden y sellan el Sepulcro, con cera. Antes de que sellen la puerta, es costumbre que entren al Sepulcro a revisar que no haya ninguna fuente oculta que, fraudulentamente, pudiera producir el milagro del fuego.

Tal y como los romanos estuvieron presentes para garantizar que no hubiera manipulación después de la muerte de Jesús, ahora, las autoridades locales israelíes se encuentran aquí para garantizar que no haya engaño en 1998.

Cuando el Sepulcro ha sido revisado y sellado, la Iglesia entera canta el Kyrie Eleison (Señor, ten misericordia). A la 1:45 P.M., el Patriarca entra en escena. Al final de una gran procesión, rodea el Sepulcro tres veces, después de lo cual, es desvestido de sus vestiduras litúrgicas reales, llevando solo su alba blanca, una señal de humildad frente a la gran Potencia de Dios, de la cual, va a ser el testigo clave.

Todas las lámparas de aceite han sido apagadas la noche anterior, y ahora, toda la luz artificial se apaga, de manera que, la mayoría de la Iglesia está envuelta en la obscuridad. Con dos grandes velas, el Patriarca entra a la Capilla del Santo Sepulcro: primero al pequeño cuarto frente al Sepulcro, y de ahí, al Sepulcro Mismo…

Es el mismo patriarca quien narra lo que ocurre dentro de la capilla con estas palabras:

“Busco mi camino, a través de la obscuridad, hacia la cámara interna, en la cual, caigo de rodillas. Aquí, digo ciertas oraciones que nos han sido dadas a través de los siglos y, habiéndolas dicho, espero. Algunas veces, espero unos cuantos minutos, pero, normalmente, el milagro ocurre inmediatamente después de que he dicho las oraciones. Desde el centro de la misma piedra, en la cual Jesús yació, surge una Luz indefinible. Generalmente, tiene un tinte azúl, pero el color puede cambiar y tomar muchos matices diferentes. No puede ser descrita en términos humanos.

La Luz se eleva de la piedra, como la niebla se eleva de un lago. Parece que la piedra estuviera cubierta por una nube, pero es Luz. Cada año, esta Luz se comporta de manera diferente. Algunas veces cubre solamente la piedra, mientras que otras veces, ilumina todo el Sepulcro, para que las personas que están paradas afuera de Él, puedan verlo lleno de esta Luz.

La Luz no quema. En los dieciseis años que he sido Patriarca, en Jerusalén, y he recibido el Fuego Santo, nunca se me ha quemado la barba. La Luz es de una consistencia distinta al fuego normal que arde en una lámpara de aceite.”

NOTA BIOGRÁFICA DE NIELS CHRISTIAN HVIDT

Nacido en 1969, es profesor asociado de la unidad de investigación de salud, el hombre y la sociedad en el Instituto de salud pública en la Universidad del sur de Dinamarca.

Iniciador y líder de la Red de investigación sobre la salud y la fe.

Niels Christian Hvidt teólogo católico hizo su Master en teología en la Universidad de Copenhague, después de haber sido galardonado con la medalla de oro de la misma Universidad por su tesis de “Profecía y revelación” en 1997.

En 2001 defendió su tesis doctoral en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, donde enseñó desde 2000 a 2004.

En 2002 recibió una beca de investigación de H. Lundbeck sobre la relación entre fe y salud. Como parte de este proyecto fue becario visitante en el centro de espiritualidad, la teología y la salud en la Universidad de Duke, la sociedad danesa del cáncer y el departamento de teología en la Universidad de Notre Dame.

Ha realizado trabajos sobre la presencia divina de Dios ,un tema que ha abordado desde diversos ángulos (profecía, milagros, sanidad divinos). Ha publicado sobre los mismos temas en libros y revistas científicas internacionales.

EL SIGNIFICADO DEL MILAGRO EN LAS IGLESIAS ORTODOXAS.

Entendemos por iglesias ortodoxas a las Iglesias que se separaron de la comunión con la iglesia católica romana en tiempos de Miguel Celulario y que siguen separadas, encontrándose extendidas de forma mayoritaria en el oriente europeo y en menor medida en otras naciones favorecidas por la emigración. La ortodoxia tiene entre sus características estructurales la de considerar a las iglesias patriarcales como autónomas por lo que no aceptan la jurisdicción universal del Papa, y a su vez, da pie para que se hable de distinto tipos de cristianos ortodoxos: Sirios, Armenios, Rusos, Griegos Ortodoxos, y Coptos.

El Patriarca de Jerusalén Diodoro I.

Este patriarca quien presencia el milagro y dice cual es su significado:

“No creo que sea coincidencia que el Fuego Santo llegue, exactamente, en este punto. En Mateo 28,3, se dice que cuando Cristo resucitó de entre los muertos, vino un ángel, vestido de una Luz temerosa. Creo que la Luz sorprendente que envolvía al ángel, en la Resurrección del Señor, es la misma Luz que aparece, milagrosamente, cada Sábado de Pascua. Cristo quiere recordarnos que Su Resurrección es una realidad, y no sólo un mito. Él, realmente, vino al mundo, con el fin de dar el Sacrificio necesario, a través de Su Muerte y Resurrección, para que el hombre pudiera ser reunido con Su Creador.”

El milagro en la Iglesia ortodoxa Rusa.

Delegados de la Fundación rusa de Andrés el Primogénito llegaron ayer a Jerusalén para llevar de vuelta a Rusia una partícula del Fuego Sagrado, considerado un milagro que se repite cada año en la religión ortodoxa oriental y es usado en la Vigilia Pascual.

El Fuego Sagrado, proveniente de la Iglesia del Santo Sepulcro, llegará a Moscú a bordo de un avión especial que debe aterrizar a las 22.30 del sábado, 23 de abril, y será trasladado a la Catedral del Salvador donde tendrá lugar la celebración litúrgica de cara al Domingo de Resurrección.

Centenares de creyentes suelen recibir el Fuego Sagrado en el aeropuerto de la capital rusa para después llevar sus partículas a diversas iglesias de Moscú, otras ciudades de Rusia, así como a las diócesis de la Iglesia Ortodoxa en Bakú, Bishkek, Minsk, Riga y Tashkent.

La Fundación de Andrés el Primogénito se encarga todos los años de traer el Fuego Sagrado a Rusia en el marco de un programa llamado “Pedir la paz para Jerusalén”. Esta vez, su delegación está encabezada por el obispo de Solnechnogorsk. ( Cf. Padre Crisóstomo Sacro Arzobispado Ortodoxo Griego Bajo el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla) También Se lleva a Grecia, a Sofía en avión del presidente es alquilado para esta ocasión, también se lleva a Bucarest para la vigilia pascual de la noche.

El testimonio de los religiosos franciscanos de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén

Jerusalén, viernes 25 de abril de 2008. Todas las luces del Sepulcro se han apagado y las puertas del edículo están selladas por una capa de cera de abeja de dos a tres kilos.

Sobre todo, el edículo se ha sellado y registrado de arriba abajo para asegurarse de que no haya ningún instrumento para encender las lámparas. El patriarca ortodoxo debe entrar allí el sábado por la mañana, hacia las 13:00 horas, después de haber realizado los tres giros en torno a la Tumba, seguido de monjes y de sacerdotes que imploran a Dios que cumpla el milagro.

A su entrada sigue la del patriarca armenio –este punto produce entre las dos iglesias algunas discusiones-. No son ellos los que encenderán las candelas sino el Señor mismo. Es el milagro del Fuego Santo que se perpetúa de año en año.

Para los fieles ortodoxos no es posible la duda. El patriarca en el edículo, siguiendo el ritual de la celebración, coge la/s candela/s encendida/s por Dios y distribuye el Fuego Santo, empezando por llevarlo fuera de la capilla llamada de la aparición de los ángeles, vestíbulo de la Tumba, a través de las dos ventanas laterales. Después, la multitud se divide y la iglesia se ilumina por millares de velas hasta el punto de parecer que se prende fuego ella misma. Pero para evitar un incendio real, se debe apagar pocos minutos después. Es también la tradición ortodoxa. La vela se debe encender, pero también rápidamente ser apagada, y preciosamente conservada testimoniará el evento.
El Fuego Nuevo, según la tradición, no quema durante los primeros minutos. Los fieles pasan sus manos a través de la llama y muchos, después, tocan con ella el rostro. La cera que gotea generosamente de estas velas está compuesta de 33 ceras.

Para los jóvenes de la ciudad que corren para distribuirla por todas las calles del barrio cristiano, es una experiencia memorable; para ellos todo esto tiene un valor casi de rito iniciático y es un honor.

Todos los cristianos, ortodoxos y no, que no han conseguido encontrar puesto cerca de la iglesia, esperan su llegada, porque llevan el Fuego Santo: “Debes encender (la lámpara) al menos durante tres días, y no debes apagarla soplando sobre ella”. Seguros, encierran las llamas en las linternas para poder transportarla. Son las linternas que llevarán en los aviones.

“El milagro del fuego anuncia la Resurrección de Cristo”, me dice un sacerdote ortodoxo. A lo largo de la calle, los fieles se saludan con las palabras: “Cristo ha resucitado. Realmente ha resucitado”. Son las 16:00 horas.

En lo que respecta a la liturgia pascual, tendrá lugar por la noche, a partir de la medianoche. Los peregrinos presentes en la basílica pueden todavía descansar algunas horas. Los que no han conseguido entrar, van ahora a encender sus candelas a la basílica de la Resurrección, que estará esta noche otra vez llena hasta lo inverosímil.( Cf. Misioneros franciscanos al servicio de la Tierra Santa)

EL MILAGRO DEL FUEGO SANTO Y LA IGLESIA CATÓLICA.

Este hecho tan conocido y difundido por la iglesias ortodoxas, es en la actualidad prácticamente desconocido por los fieles de la Iglesia católica, tal desconocimiento no se dio en el pasado, y en el presente tiene sus causas. Nos ocupamos de estos dos aspectos.

El conocimiento de los fieles católicos del pasado.

Los Padres de la Iglesia Gregorio de Niza y Juan Damasceno, nos hablan de este hecho, el primero : ( Nació en Cesarea de Capadocia, c. 335-Nisa, c. 394) El segundo (Damasco, fin. s. VII-cerca de Jerusalén, h. 749).

Ambos fueron a Jerusalén; el primero, en su segunda homilía sobre la Resurrección, escribe: “Pedro había visto con los propios ojos, y también por la profundidad del espíritu apostólico, que el Sepulcro estaba iluminado, mientras era aún de noche. Lo vio tanto con los ojos como espiritualmente”. El segundo, en sus cantos litúrgicos, hace memoria frecuentemente de la luz que brilla milagrosamente en el Santo Sepulcro. Así afirma, por ejemplo: “Pedro, habiéndose acercado velozmente al Sepulcro, y habiendo visto la luz en el sepulcro, se asustó”.
Los primeros testimonios escritos por los peregrinos se remontan a la época carolingia, alrededor del 810. El monje latino Bernardo, en el s. IX, escribe: “El Sábado Santo, durante la Vigilia pascual, en el momento del servicio litúrgico matutino en la iglesia del Santo Sepulcro del Señor, el Patriarca pasa el fuego al Obispo y después a todo el pueblo, para que cada uno pueda encender este fuego en su propia casa.

El Patriarca actual es Teodosio (853-879); ha sido elevado a esta dignidad por su piedad religiosa”.

Predicando la Cruzada el papa Urbano II durante el concilio de Clermont, en el 1095, él mismo refiere: “En verdad, en este Templo, el Sepulcro del Señor, Dios reposa, hasta hoy. No deja de manifestar milagros ya que, en los días de su Pasión, mientras todas las luces están apagadas en su Tumba y en la iglesia, de repente las lámparas apagadas se encienden. ¡Qué corazón puede ser tan duro como para no emocionarse ante tal espectáculo!”.

El cronista de la Iglesia romana Baronius, cuenta en su diario de viaje: “Los cristianos occidentales, habiendo retomado Jerusalén de manos de los sarracenos, proclaman el milagro de que, el Sábado Santo, sus mismas candelas se encienden junto al Sepulcro del Señor. Este milagro ocurré allí regularmente” (Baronius, Annalia ecclesiastici, 1588-1593).
El sitio internet (ruso) ortodoxo cita: “En aquel tiempo (1093-1112), poco después de las cruzadas, reinaba en Jerusalén el rey Balduino I, un católico. Según el relato de Daniel, sabemos que Balduino estaba presente en la aparición de la Luz Santa y recibió del Obispo un candil. El Obispo era ortodoxo y no católico, ¡qué pena que Balduino fuese católico y Jerusalén, tomada por los Cruzados católicos, estuviese bajo la obediencia del Papa!”.
El patriarca ortodoxo Simone, a la llegada de los cruzados latinos en 1099, había dejado la ciudad a la vuelta de Chipre y de Constantinopla [1]. La sede patriarcal estaba vacante, los Cruzados entronizaron así, ellos mismos a Arnolfo Malecorne, llamado también Arnolfo di Chocques

De lo que deducimos también del testimonio del monje Daniel es que los sacerdotes y fieles de todas las tradiciones cristianas celebraban juntos el milagro, invocando a Dios cada uno según la propia tradición. Daniel escribe en ruso, lengua desconocida para los cruzados, y comentándolo dice que los cantos de los latinos se aproximaban más a los gritos que al canto y subraya que los latinos gozan del poder sobre la ciudad y favorecen la presencia de todas las confesiones en la ceremonia.

.( Cf. Misioneros franciscanos al servicio de la Tierra Santa)

El milagro del “fuego santo” entre los católicos en la actualidad.

Con pequeñas excepciones se puede decir que en la actualidad este milagro tiene un escaso conocimiento entre los fieles de la iglesia católica. A este respecto se puede decir lo siguiente:

“Los cronistas de la época, dice el padre franciscano Sabino, no vacilan en recordar que el Señor no siempre respondía a sus oraciones implorando el milagro, juzgando que su fe era muy débil y el comportamiento de los mismos cruzados era muy alejado del reino de Dios.

Ocurrió pues que no se encendió la luz en el Santo Sepulcro sino en la mezquita al-Aqsa, convertida en iglesia, o en la iglesia del hospital de San Juan (de los caballeros hospitalarios, llamados hoy de Malta), o incluso, el Señor, tan contestatario como bromista, encendía las lámparas de una capilla ortodoxa en vez del edículo donde se encontraba el patriarca latino”[ Cf. Sabino de Sandoli ofm, «Itinera Hierosolymitana crucesignatorum», Voll. I, II, III].

Cuando nuevamente fue un patriarca ortodoxo quien presidió la celebración, los franciscanos no conseguían mezclarse con la multitud. Más tarde, esto se prohibió bajo pena de excomunión. Excomunión retirada sólo hace unos cincuenta años.

Hoy en día, varios católicos intentan mezclarse con la muchedumbre del Santo Sepulcro, ciertamente más que para ver el aspecto folclórico desde el punto de vista occidental, para unirse a la fe inquebrantable en el milagro de los ortodoxos.

En lo que se refiere al clero católico y a su magisterio es necesario recordar que en la Iglesia católica, aunque hay una gran tradicción de considerar los fenómenos inexplicables que se puede denominar milagrosos, sin embargo nunca en este magisterio se han utilizado como medio para confirmar la fe cristiana universal, destacando que las revelaciones y fenómenos privados no son fuente de la fe cristiana, las fuentes de la misma son la sagrada escritura y la tradición interpretadas por el magisterio, la fe en el resto de acontecimientos y hechos milagrosos quedan para la libre aceptación de los fieles.

Este hecho es fácilmente constatable en las exigencias del magisterio de la iglesia católica para aceptar como milagros hechos que aún para los científicos y especialmente médicos les parecen claramente milagrosos. El magisterio de la Iglesia católica no utiliza los hechos considerados prodigiosos como una confirmación de la verdad de una iglesia en la que estos ocurren.

Written by Rafael De la Piedra