«La ciencia ya no tiene dudas: la Sábana Santa es auténtica», Jean-Christian Petitfils
Sin duda un título ambicioso pero el historiador francés Jean-Christian Petitfils presenta así su último libro: «La Sábana Santa de Turín. La investigación definitiva». Un volumen que recoge los últimos descubrimientos sobre la tela o lienzo más famoso de la historia pero que no agota la «totalidad de su misterio».
Traduccción libre.
El título es ambicioso: La Sábana Santa de Turín. La investigación definitiva . Sin embargo, el historiador francés Jean-Christian Petitfils, que desde hace más de 40 años estudia el misterio de la sábana de lino guardada en la catedral de Turín, no tiene dudas: «Afrontémoslo sin rodeos: la sábana de Turín es auténtica. Las dudas, hoy, ya no existen. Es la ciencia la que lo dice mientras la historia, lamentablemente, no nos permite volver a sus orígenes con certeza”.
Es con estas palabras que el erudito presenta en Le Figaro su último trabajo, que pronto será publicado por Tallandier y que quiere «poner a disposición de los lectores, cuyo conocimiento – a menudo fragmentado, por no decir deformado – sobre los últimos descubrimientos de esta insignie reliquia del cristianismo que no deja de cuestionar la historia y la ciencia «.
«¿Es el hombre de la Sábana Santa realmente Jesús?»
Durante siglos, todo ha girado en torno a una pregunta, de la que también parte Petitfils: «Esta gran sábana funeraria, de 4,40 metros de largo y 1,10 de ancho, que presenta la imagen de un hombre crucificado, muerto, azotado, torturado, con todas las señales de la Pasión, ¿es la qué se usó para el entierro de Jesús la noche del 3 de abril del año 33 o no?».
Para el historiador francés no hay duda. La imagen es aqueropita, es decir, no fue realizada por mano de hombre, probablemente ya era venerada en el siglo V ya que todos los estudios más serios y fidedignos confirman que no se trata de una falsificación medieval. Es cierto que según la datación realizada con el método del carbono 14, la Sábana Santa se remonta a un período comprendido entre 1260 y 1390. Pero como ya declaró en Tempi la internacionalmente reconocida sindóloga Emanuela Marinelli, y como también afirma Petitfils, «al resultado de esta prueba se han planteado numerosas objeciones por parte de varios científicos, que consideran que los métodos de la operación de remoción y la fiabilidad del método son insatisfactorios para tejidos que han sufrido vicisitudes como las de la Sábana Santa, en particular, una reparación de las monjas Clarisse de Chambéry después del terrible incendio que dañó gravemente la sábana en 1532. Para verificar la antigüedad de una tela, sin embargo, también existen otras pruebas. Tres análisis, realizados en 2013 en la Universidad de Padua, fechan la Sábana Santa en la época de Cristo».
«La Sábana Santa sigue siendo un misterio total»
Sin embargo, nadie puede decir todavía cómo esa «imagen tridimensional» quedó impresa en el lienzo: «¡Esto sigue siendo un misterio total!» La Sábana Santa sigue dejando preguntas sin respuesta: «¿Cómo es posible que el cadáver de este hombre crucificado no muestre ningún rastro de descomposición?».
¿Cómo es posible que el cadáver de este hombre crucificado no muestre ningún rastro de descomposición?».
Y es precisamente el carácter misterioso y no definitivo es lo que hace tan interesante a la Sábana Santa: «Es una pieza arqueológica absolutamente única. La Sábana Santa obviamente no es una “prueba” de la resurrección de Jesús, porque se trata de un misterio que sólo puede ser comprendido y vivido desde la fe», explica a Figaro el historiador francés . “Sin embargo, este lienzo nos interpela y nos obliga a plantearnos el problema de la resurrección de Cristo”.