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¿Tiene sentido tener fe hoy en día?
¿Dónde encontrar las respuestas a nuestras inquietudes más profundas?
¿Cuáles son las razones para creer?

Madrinas por la vida


Los trabajos en favor de la vida siempre debe de ser conocidos y divulgados. Me llamó la atención la entrevista realizada en la cadena BBC de Londres. Les comparto algunas de las preguntas hechas a Marta Grego de Vaeza, presidenta de «Madrinas por la vida», una organización uruguaya que «lucha por la vida de los niños por nacer, ayudando sobre todo a madres jóvenes, en riesgo de aborto». Además les coloco un artículo del Diario El País de Uruguay.



¿Cómo inició Madrinas por la vida?, pregunta Ottoniel Hernández Istupe, de Guatemala.

Mi interés por el tema del aborto empezó en México, cuando me invitaron a un congreso pro vida, y allí me fui enterando de este asunto.

Visité la Basílica de Guadalupe y vi la imagen de la virgen, que está embarazada. Es la protectora del niño por nacer. En ese lugar sentí que me pedía que hiciera algo cuando volviera al Uruguay por esas vidas.

Madrinas por la vida nació un día que me encontré una mujer embarazada en la calle, que me dijo que iba a abortar porque estaba sola, y no tenía ninguna posibilidad. Se llama María del Carmen y hoy en día su hijo Alejandro tiene 6 años. Así empezamos.

Algunos lectores también cuestionaron el trabajo de su ONG. ¿Por qué considera que tienen derecho a intervenir en una decisión de vida de una persona?, pregunta Amaranta Meza de México. ¿No cree que es una violación a la independencia personal?, dice Clara Aldana desde Bonn, Alemania. ¿Y las que no quieren estar embarazadas?, dice Mariela Reinaudi, desde Rosario, Argentina.

Lo que nosotras hacemos justamente es escucharlas. Nosotras no obligamos a nadie a que haga nada. Nosotras explicamos lo que es un embarazo, explicamos que esa vida existe desde el momento de la concepción, le explicamos lo que ella lleva en su vientre, y le decimos: «acá estamos para ayudarte».

Si la madre quiere seguir adelante con el embarazo, la vamos a ayudar. Y si la madre no quiere seguir adelante con el embarazo, se va a ir, seguramente -que no nos pasó nunca- abortará por otro lado, y va a volver a nosotras para que la ayudemos a salir adelante con el «síndrome post-aborto». Porque nosotras defendemos el derecho del a mujer a ser feliz.

¿Por qué nos preguntan a nosotras qué derecho tenemos a tratar de salvar una vida y no le preguntan por ejemplo a la doctora Gomperts, de Mujeres sobre las olas, qué derecho tiene ella a ofrecer los abortos en el barco?

Justamente Erika Carpio de Arequipa, Perú, le pregunta su opinión sobre la labor de Rebecca Gomperts.

Solamente puedo rezar por ella. Para que algún día se dé cuenta y sea consciente de lo que está sucediendo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) todos los años se llevan a cabo 20 millones de abortos ilegales, y cada ocho minutos una mujer pierde la vida en los países en vías de desarrollo, por no tener acceso a un aborto seguro. ¿Qué opina sobre el hecho de que una mujer pierda la vida por no tener acceso a un aborto legal?

Por empezar opino que todos esos números que se dan son falsos. No es verdad que las mujeres mueren en cantidad por abortos ilegales. Mueren tanto en un aborto legal como ilegal, porque el aborto siempre es peligroso. Tengo mis grandes dudas sobre los datos de la OMS. Y además en los países en los que se ha legalizado el aborto, se han hecho muchísimos más abortos. No ha disminuido, ha aumentado, y tenemos el ejemplo del mundo entero, principalmente Estados Unidos.

Genaro Islas, de México y Miriam Castillo, de La Cruz, Chile, creen que existe el peligro de que la madre sienta resentimiento hacia su hijo, y éste termine desamparado. ¿Por qué no mejor se ocupan de niños de la calle?, pregunta Diana, de México D.F.

Bueno, con la mentalidad de que el chico que no es abortado será otro niño más de la calle, no vamos a cambiar nada en este mundo. «Que no nazca porque va a ser un delincuente en la calle». Eso es muy cómodo, yo me voy a mi casa y me olvido del problema.

Si nosotros entráramos en esta mentalidad de la gente que pregunta eso, seríamos personas que no tenemos esperanza, que no podemos dar respuestas. Los niños de la calle están en la calle por el egoísmo de las personas que sí podrían ayudar.

Nosotros nos dedicamos a ayudar al principio de la vida. Hay otras personas que se dedican a ayudar a los niños que están en la calle y hay otras personas que se dedican a ayudar a otro tipo de personas.

No me sirve a mí decir: «yo no te voy a ayudar a que tengas tu hijo, porque va a acabar en la calle». Eso es no tener esperanza. Entonces ¿qué hacemos? ¿A los pobres los castramos todos y nos vamos muy tranquilos a nuestras casa? No, eso no sirve.

¿Qué pasa cuando se trata de una menor de edad que ha sido violada? ¿No cree que si continúa el embarazo, a esta niña se le está privando del derecho de seguir siendo niña?, pregunta Cris, de Santa Cruz, Bolivia.

Me gusta que me pregunte por el tema de la violación porque siempre ponen como ejemplo estos casos. La violación es un acto de agresión muy grande. Si una niña es violada, recibe una agresión tremenda, una violencia muy grande.

A esa violencia no vamos a sumarle la otra violencia que es matarle el bebé y hacerle el aborto, porque ahí sí que la liquidamos a la nena. Yo sé de una cantidad de casos de chicas violadas que han tenido sus bebés, se han recuperado, han salido adelante, han sido felices y han madurado.

Las chicas que violadas, todavía encima se les agrega el horror del aborto, son chicas que han quedado totalmente destrui
das y que les cuesta muchísimo psicológicamente salir adelante. O sea que un aborto, nunca jamás es respuesta, ni siquiera en el tema de la violación.

¿Cuándo uno comienza a ser humano y tener derecho a la vida? ¿O eso depende porque el bebé es todavía parte del cuerpo de la madre?, pregunta Jorge, de Lima, Perú.

El niño es totalmente independiente, es decir, necesita de la madre pero es independiente del cuerpo de la madre, son dos cuerpos diferentes. En el momento de la concepción empieza la vida y eso no lo digo yo. Cualquier persona que va con 20 días, 30 días a hacerse una ecografía, va a ver que el corazoncito está latiendo y va a ver que allí hay un pequeño ser humano.

El bebé es independiente pero necesita que le presten nueve meses su cuerpo para después nacer. Y cada uno es independiente. Por eso ella no puede tener derecho al cuerpo de ella y a matar a la otra persona. Es una gran injusticia.

Raúl Chafloque Vargas, de Trujillo, Perú, cuestiona la influencia de la religión en temas como el aborto. ¿No habría que separar lo religioso de un tema tan polémico como este?

Por supuesto que sí. Este también es un tema que me interesa aclarar porque mucha de la gente que habla sobre este tema -incluso la doctora holandesa- toman mucho la religión como si la religión obligara a todo el mundo a tener los hijos y que esto y lo otro. Por supuesto que una persona de fe jamás va a abortar porque sabe que la vida es de Dios y no nos corresponde a nosotros tocarla. Pero no es un problema religioso, es un problema humano. No se olviden que el primer derecho humano es el derecho a la vida. Estos niños tienen derecho a vivir.

Entonces la religión acá no tiene nada que ver. La gente religiosa ayuda y hay muchísima gente religiosa trabajando a favor de la vida en el mundo entero. Pero podés ser una persona atea y agnóstica pero tenés tu conciencia clara, vas a defender la vida igual. No es cuestión de religión defender una vida, es cuestión de derechos humanos.

Muchas de las personas que escribieron para felicitarla por su tarea han sido hombres. Uno de ellos, Marco Tulio, del D.F., México, pregunta ¿qué puede hacer para que miles de mujeres tomen la decisión de no abortar?

Me encanta que hayan escrito porque el hombre hoy en día es la víctima más grande que hay, porque con el tema de las legalizaciones del aborto, la mujer embarazada, sin ningún tipo de problema, por su propia voluntad, aborta, o sea que el papá del bebé no puede hacer absolutamente nada. El hombre es el gran ignorado en todo esto. Entonces me encanta que los hombres se preocupen.

Yo les contestaría que sean responsables. Sean cariñosos, sean delicados. Cuando ellos tienen una pareja, una mujer, que sepan respetar a esa mujer y a esa vida de la que ellos también son participantes.

Que sean activos, que no se borren, que no abandonen, que sean conscientes. Que esa vida pertenece tanto al hombre como a la mujer. Y que no dejen que solamente la mujer, dominada por todos estos organismos que la quieren hacer creer que es una diosa, hagan que la mujer sola decida por la vida de un hijo que también es de ellos.

¿Pero puede un hombre, que no lleva el bebé adentro, que no tiene que poner en riesgo su vida para dar a luz a ese bebé, ni prestarle su cuerpo por nueves meses, puede opinar en igualdad de condiciones con la mujer sobre el tema del aborto?

Yo creo que sí. Creo que si es el padre del hijo tiene todo el derecho de defender la vida de ese hijo. Porque no lo llevará en su vientre pero lo lleva en su corazón y además es parte de sí mismo. Es una vida de él la que está en juego, la mujer no lo tuvo por un milagro de Dios, lo tuvo con ese hombre. Y ese hombre tiene que responsabilizarse.

Y aunque no se responsabilice, porque en la mayoría de los casos los hombres se borran, tampoco hay derecho de que el hombre no pueda disponer para nada de salvar la vida de su hijo. Yo tengo una cantidad de asesoría de hombres que vienen desesperados, que no saben qué hacer para parar el aborto de su hijo. Después se ocuparán o no se ocuparán, ése es otro tema, pero tienen el derecho. ¿Cómo no lo van a tener?

Varias personas escribieron para informarse más sobre la ONG. Eddy Marigel, de San Cristóbal, Venezuela, Sergio Terrero, de Santo Domingo, República Dominicana, y Susana Puccia de Samudio, de La Plata, Argentina, quieren saber si trabajan en otros países.

Hace años que participo en congresos internacionales pro vida, y cuando viajo cuento nuestra experiencia y en ese país trato de dejar gente que nos represente. Madrinas por la vida está en Lima y en Buenos Aires. Queremos llegar a distintos países del mundo. Estamos dispuestas a ir donde nos inviten para poder explicar y ayudar para que otros empiecen en otros países.

El que quiera más información puede escribirnos a:
madrinasporlavida@adinet.com.uy.


Opción por la vida en momentos de crisis

Madrinas por la Vida. Asiste a adolescentes y jóvenes que estuvieron por abortar

Por NATALIA ROBA

«¿Digame qué riesgos puedo tener físicos y psíquicos ya que voy a abortar? Gracias», escribió María a la consultoría online que responde Martha Grego, quien dirige Madrinas por la Vida, una ONG que atiende a mujeres en riesgo de aborto.

Grego le respondió en un mail los síntomas que puede haber luego de un aborto. En el asunto escribió: «Ama a tu bebe». Dos días después, María, la chica mexicana, le respondió: «Cuando recibí su mail tenía día y hora para abortar. Lo que usted me puso en el asunto fue lo que me decidió a seguir adelante con este embarazo».

Desde hace siete años, Grego y Marta Benvenuto llevan adelante Madrinas por la Vida con el objetivo de dar apoyo a mujeres que están en riesgo de abortar por enfrentar un embarazo en extremas dificultades económicas.

Las mujeres que se acercan a la ONG en busca de ayuda material tienen entre 14 y 22 años. Una «madrina» anónima a la que nunca llegan a conocer, se encarga cada mes de comprar una canasta básica de ali
mentos por un valor de $ 500 y se la entrega a las caras visibles de la organización, Grego y Benvenuto, quienes a su vez se la suministran a las madres.

Si una de las madrinas o también pueden ser padrinos-, no puede gastar $ 500 mensuales, se unen a otras personas para hacer la compra y llegar al monto. Además, en algunos casos se extiende el plazo de un año si la madrina puede seguir costeándolo.

A cambio de esa canasta, las mujeres deben asistir dos veces por semana a los talleres en los que aprenden a trabajar con cerámica, cocina, telar o tejidos con el fin de que, luego que pase el año y dejen de recibir los alimentos, puedan valerse por sí mismas y percibir algún ingreso por sus trabajos.

Benvenuto señaló que si la madrina pide para conocer a la madre que ayuda se accede. Pero la política tiene el objetivo de que «las madrinas no sean agobiadas con reclamos o necesidades de otro tipo por parte de las jóvenes que ayudan. Para eso estamos nosotras», subrayó.

Pero, además del apoyo que prestan a mujeres de escasos recursos, también brindan atención a toda mujer en riesgo de abortar que lo requiera, o a mujeres que se hayan practicado un aborto anteriormente, más allá de su nivel socioeconómico.

Grego es orientadora familiar y recibe en su casa de Carrasco a cualquier mujer que pida una entrevista con ella. Además, a través de la consultoría online desde el sitio catholicnet.com o a través del mail martag@netgate.com.uy , responde a las inquietudes de quienes le escriben.

Si bien las integrantes de la ONG son católicas, afirman estar abiertas «a dar apoyo a personas no católicas o de otras religiones».

«Por supuesto que vamos a ofrecerles lo bueno que tenemos, como el bautismo o el matrimonio, pero eso no quiere decir que si alguna persona no lo comparte, la vamos a excluir», aseguró Grego.

Desde países de la región como Chile, Argentina o Perú las invitaron a contar su experiencia. Hay personas que impulsan la ONG en esos países.

SOLAS. El jueves a la hora 15,10 ya estaba un grupo de unas ocho mujeres de entre 16 y 22 años moldeando la cerámica en el local trasero de la capilla San Jerónimo en la calle Volteadores y Avenida Italia.

La mayoría de las allí presentes tomó conocimiento de la existencia de la ONG por vecinas o conocidas. A pesar de las dificultades económicas, a la mayoría no le pasó por la cabeza abortar. Pero, igual reclaman ayuda para tener a sus hijos. Deben asistir martes y jueves entre la hora 15 y la hora 17 para aprender un oficio, y si asisten tres veces seguidas, reciben la canasta. El pedido comprende dos litros de aceite, dos kilos de azúcar, arroz, harina, dos paquetes de fideos, 100 gramos de royal, cuatro barras de jabón, un kilo de leche en polvo, un paquete de lentejas, un kilo de yerba, un kilo de polenta y medio kilo de maicena.

Jennifer Fonseca hace un año y medio que asiste. Su primer embarazo fue a los 16 años y ahora espera su tercer hijo. «Nunca me pasó por la cabeza la posibilidad de abortar. Al principio fue complicado, tenía 16 años y mi pareja no tenía trabajo, pero acá me sentí apoyada», dijo a El País.

También relató que acercó a una vecina que quería abortar porque tenía dos hijos más y no estaba bien, y finalmente el bebe nació.

Gabriela (17) llegó de Artigas buscando trabajo con su novio y quedó embarazada. Sin embargo asegura: «Nunca pensé en sacármelo». No obstante, reconoce que necesita apoyo porque no tiene a nadie en Montevideo.

Grego lamenta el poco conocimiento que existe de la ONG y está dispuesta a transmitir la idea a otras personas que quieran impulsarla en otros barrios.

Hoy atienden a adolescentes de la Cruz de Carrasco y Villa Chancho, que son las que pueden llegar caminando a Malvín.

La ONG Madrinas por la Vida surgió en un viaje que Martha Grego realizó a México, en el cual visitó el santuario de la Virgen de Guadalupe, con la preocupación de ayudar a las mujeres que quedan embarazadas en situaciones de dificultad.

A su regreso a Montevideo se encontró en la calle con Carmen, quien le confesó que quería abortar porque estaba muy sola y no tenía apoyo de su familia. «Le hablé de ese niño en su vientre y me comprometí a ayudarla. Así nació Madrinas», cuenta. Luego habló de su iniciativa con Marta Benvenuto, y a ésta se le ocurrió lo de los talleres para que las mujeres puedan aprender un oficio que les sea útil en el futuro. Como en ese momento vivía en Tacuarembó, lo puso en marcha en Paso de los Toros, donde actualmente continúan.

Desde que surgió la ONG en 2001, han atendido a unas 200 mujeres. Han recibido donaciones de cocinas, heladeras, mesas y bancos para los talleres. Las profesoras enseñan gratuitamente, y recientemente recibieron una donación de coches para bebés de Motociclo y un ofrecimiento del Círculo Católico para atender a las mujeres.

Ofrecen sus servicios al Pereira

Las responsables de la ONG «Madrinas por la Vida» dijeron a El País que quieren ofrecer trabajo gratuito a la clínica del Hospital Pereira Rossell que asesora a mujeres que quieren abortar. Martha Grego afirmó que en esa clínica «no se les da opciones a las mujeres. La que llega con la decisión de abortar sale más decidida a hacerlo. Lo que queremos es que sepan que existe `Madrinas por la Vida` para que busquen apoyo si quieren tener su hijo».

«Muchas veces se nos considera enemigas. Pero no queremos perjudicar a la otra parte. Estamos para servir a la vida y a todos los uruguayos con lo que sabemos hacer», enfatizó.

Desde 2004 la orga
nización «Iniciativas Sanitarias Contra el Aborto Provocado en Condiciones de Riesgo», dirigida por el ginecólogo Leonel Briozzo, atendió a 465 mujeres y el 88% de ellas se practicó un aborto. En cambio, sólo el 4% resolvió no hacerlo. A su vez, el 100% de las mujeres que se realizó un aborto utilizó el misoprostol, droga indicada para el tratamiento de la úlcera gástrica.

Sin embargo, Grego dice que no cree que ninguna mujer quiera abortar. Y asegura que lo prueba que, con un poco de contención, ninguna de las mujeres que se acerca a la ONG, lo ha hecho. Pretenden, en el futuro, montar una policlínica si consiguen profesionales que se ofrezcan a trabajar gratuitamente para atender a las mujeres.

Gabriela: «En la emergencia vi al bebé retorciéndose de dolor; es muy fuerte, cada vez que lo cuento no puedo evitar llorar»

Gabriela (23) vive en Carrasco y se practicó un aborto con misoprostol a los 19 años con un embarazo de tres meses. Se puso en contacto con la ONG Madrinas por la Vida en busca de ayuda. Casi cuatro años después puede contar lo que pasó porque logró «asumirlo» pero no «superarlo». «El dolor, la angustia y la culpa será para siempre» afirma. En su caso no pesaron problemas económicos y quería tener a su hijo. Pero su madre y su novio la convencieron de que abortar era lo mejor porque «me iba a complicar la vida a mí y a ellos».

Concurrió entonces a la clínica privada de un ginecólogo que le recomendó misoprostol. Le dijo que «si lo iba a hacer lo hiciera cuanto antes ya que tenía tres meses de embarazo. Cuando me empezó a explicar que tenía que humedecer cuatro pastillas de misoprostol y colocármelas en la vagina, e iba a empezar el sangrado, no quise estar más y me retiré», relató la paciente. «Le expliqué todo a mi novio. Y él consiguió las pastillas no sé cómo. Yo estaba muy mal y no quería saber nada», cuenta Gabriela.

Si bien admite que el misoprostol es la forma más «natural» de realizar un aborto, asegura que la madre no se ahorra 12 horas de dolor. Aunque intentó interrumpir el aborto y se trasladó a la emergencia, ya era tarde. «Sentís todo lo que está pasando, dolores, retorcijones, contracciones, el latido del corazón del bebé acelerado. En la emergencia vi al bebé retorciéndose de dolor. Es muy fuerte, cada vez que lo cuento no puedo evitar llorar», explica entre sollozos.

Había comenzado con el aborto en la noche del día anterior y recién a las 10 de la mañana le hicieron un tacto y expulsó al bebé. «Es un varón, ¿lo querés ver?», le preguntó la enfermera que acotó que aunque es fuerte hay madres que piden ver a su hijos. Luego del aborto tuvo los síntomas del síndrome post aborto. «Caí en una depresión muy fuerte, tuve problemas de alimentación, no me podía ver al espejo, tuve anorexia nerviosa, bulimia de la que me estoy recuperando. Estuve dos años en tratamiento psicológico».

Written by Rafael De la Piedra