Arzobispo de Erbil (Irak): “Los musulmanes deben pedir perdón a las víctimas del IS”
El arzobispo de Erbil ha criticado que los líderes musulmanes no pidan perdón a las víctimas del IS y espera seguir ayudando a las familias cristianas que se encuentran en el Kurdistán iraquí.
Monseñor Bashar Matti Warda es arzobispo caldeo de Erbil (Irak) y con la visita de un grupo de voluntarios de CitizenGo, ha querido exponer sus impresiones acerca de los conflictos de Occidente con el Estado Islámico y las diferencias de estos con el verdadero Islam o la situación de los cristianos en el Kurdistán iraquí.
Warda afirma al editor de CitizenGO en español, Luis Losada, haberse reunido en varias ocasiones con líderes de otras iglesias incluyendo a representantes musulmanes. Explica que para ellos, las acciones terroristas que está llevando a cabo el Estado Islámico no representan al Islam. Sin embargo, él considera que los vídeos que publica el IS siempre están vinculados a versículos del Corán o textos relacionados con la historia del Islam.
Por ello, el arzobispo valora que no basta con condenar las acciones terroristas que llevan a cabo, como hacen estos líderes, sino que “necesitamos declaraciones que pidan auténtico perdón a las víctimas del IS” ya que el Estado Islámico “está cometiendo todos sus crímenes en nombre del Islam, en nombre de Alá” y si hay alguien que cree en el verdadero Islam, “pedirá perdón a las víctimas”.
Además, se muestra convencido de que si se produce esta disculpa, la próxima generación entenderá que estos hechos no deben volver a repetirse. “Esta disculpa representa una auténtica oportunidad, un paso muy importante para formar a las futuras generaciones para no cometer de nuevo estos crímenes”, confirma Warda.
“Para pedir perdón se requiere de formación y educación”
El motivo por el cual considera que las autoridades musulmanas no piden perdón a las víctimas del IS es que para ello se “requiere formación y una educación basada en que perteneces a la auténtica nación elegida por Dios, por Alá, impide cualquier petición de perdón”.
Por ello, explica que una de las tareas que debe llevar a cabo el Islam es enseñar a sus hijos que “estos horribles actos se están cometiendo en nombre del Islam y no sólo tenemos que condenarlos, sino rechazar cada uno de ellos categóricamente y pedir perdón”. Para ello, cree que necesitan tiempo y tomar conciencia de la importancia de este paso.
“Debemos afrontar los retos, y decidir si construimos puentes o muros”
Monseñor Warda considera importante para el futuro que las grandes religiones decidan si “debemos afrontar los retos, y decidir si construimos puentes o muros, si nos proveemos de una nueva forma de practicar la religión, si abrimos nuestras puertas y construimos puentes hacia los otros o si mantenemos la vieja idea de levantar fortalezas que nos protejan a nosotros y a nuestras religiones de los otros“.
El Islam debe cambiar para sobrevivir
Con respecto a su opinión personal explica que hay diferentes caras dentro del Islam, y por ello, “el riesgo y el dilema para los profesores islámicos se plantea en la forma en la que se presenta el Islam, pero hasta ahora las voces fanáticas son más altas más que las moderadas”. De hecho, subraya que él mismo no ve voces moderadas y las que lo son, proceden de gente que piensa realmente que debería haber una separación entre religión y Estado.
A pesar de que el Islam moderado está lejos de convertirse en realidad, acabará sucediendo: “si el Islam quiere sobrevivir, entonces, tiene que cambiar la forma de hablar, de presentarse, de entender los versículos del Corán, la sharia… Deben revisar correctamente todas estas cuestiones para situarlas en contexto nuevo”, asevera Warda.
El arzobispo se muestra de acuerdo con la intervención internacional para presionar al Estado Islámico ya que considera que el ejército iraquí no puede hacerlo sólo “porque es demasiado débil, corrupto, desorganizado… Ya se ha visto en diferentes lugares: Mosul, Ramadi…” Sin embargo, con la ayuda internacional si han recuperado territorios como Ramadi o Tikrit.
Esas más de 3.000 familias cristianas que han abandonado todo lo que tenían, “pueden ser un buen ejemplo de perdón y reconciliación”
Ante el miedo de los refugiados cristianos, que no quieren oír hablar de volver a sus casas en Mosul por temor a las represalias, ya no con islamistas radicales, sino con sus propios vecinos, Warda destaca que esas más de 3.000 familias que han abandonado todo lo que tenían, “pueden ser un buen ejemplo de perdón y reconciliación”.
Bien es cierto que no todo consiste en el perdón y por ello entiende que “algunas personas opten por vender sus propiedades y marcharse de Mosul, ya que no podemos ignorar que son las consecuencias de una guerra”. Quizás por eso, “algunas personas creen que el objetivo final es expulsar al cristianismo de Irak para dejar el campo libre para una batalla entre las dos facciones del Islam” y se lamenta que nadie pensaba que “la vida de tantos cristianos acabaría así”.
Algunos lo llamaban limpieza étnica, hoy es un aniquilamiento de 125.000 cristianos
Monseñor Warda advierte que la labor de la Iglesia debe ser “ayudar a los cristianos a vivir con dignidad permaneciendo en la zona de Mosul y si Dios quiere que el regreso se produzca pronto”. Considera importante reconstruir estos pueblos lo antes posible y recomenzar una vida normal aunque también, “seguir contando la historia, ya que se ha cometido un genocidio contra los cristianos”.
Sólo denominándolo como tal, la sociedad europea y américana está dispuesta a ver estos acontecimientos como lo que son: “Algunos lo calificaban de limpieza étnica, pero hoy la gente dice que se trata de un aniquilamiento de 125.000 cristianos. Es una matanza real, que ha robado el pasado, la herencia y la historia y que matado el futuro, dejando más que mendigos, sin nada”.
Los gobiernos deben contar la historia y ayudar a los cristianos a que se queden
Para terminar, el arzobispo aconseja a Occidente que “debe continuar con las presiones a los países y gobiernos implicados con lo que les ha ocurrido a los cristianos y yazidíes, contar la historia y por supuesto ayudar a los cristianos que se queden”.
Sobre la crisis de los refugiados y la posibilidad de que entre ellos haya miembros del Estado Islámico, justifica que su misión es ayudar a la comunidad cristiana a “vivir de una manera digna, proporcionándoles con vuestra ayuda o la de otros una buena educación, salud, casa, alimentos…” pero continúa que los europeos deben tener precaución ante esta crisis ya que a veces, “es difícil distinguir entre quienes están combatiendo y quienes están en al margen”.