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¿El cardenal Ouellet podría ser el primer Papa canadiense?

El Cardenal Marc Ouellet (67) es uno de los primeros en la lista para suceder a Benedicto XVI como próximo Papa. En una entrevista televisiva, el cardenal habló con sinceridad, no sólo de su ministerio como arzobispo de Quebec, sino también la posibilidad de convertirse en el próximo Papa. Les comparto un artículo y toda la interesante entrevista en vídeo. 

Por: Gerard O`Connell/Vatican Insider
De:http://www.religionenlibertad.com

Ante la pregunta sobre el tema en el canal de televisión católica canadiense «Salt and Light TV» el domingo 22 de abril a la noche, el cardenal describió a Benedicto XVI como «un gran papa» y descartó sus posibilidades de ser papa diciendo: «Naturalmente, no me veo a ese nivel».

El año pasado, respondió a una pregunta similar de un periodista diciendo: «La idea de ser papa, las responsabilidades, son abrumadoras».

En la entrevista del domingo pasado, el padre Thomas Rosica, director ejecutivo de «Salt and Light TV», le preguntó qué le dice a la gente que le hace esta pregunta. Con una sonrisa confusa, Ouellet respondió: «Recuerdo que el día después del cónclave le dije a la prensa que el papa Benedicto sería un gran papa, y creo que acerté».

«Acerté», agregó con énfasis. «Es un gran maestro de la fe, un gran padre de la Iglesia. Y lo veo avanzar con coraje, sirviendo y gobernando a la Iglesia del mejor modo que puede con las fuerzas que le quedan».

«Por eso, naturalmente, no me veo a ese nivel, para nada, porque veo cuánta responsabilidad implica. Por otro lado, creo que el Espíritu Santo ayudará a los cardenales a elegir bien el liderazgo de la Iglesia, la Iglesia católica, en el futuro», afirmó.

La entrevista televisiva mostró a un hombre con considerables cualidades espirituales, humanas e intelectuales, así como buenas habilidades comunicativas. La ocasión dio una ulterior confirmación de que este cardenal simpático y políglota, que pasó varios años en América Latina, es de hecho un verdadero candidato.

La delicada pregunta llegó al final de la entrevista de 25 minutos, en la que el padre Rosica le preguntó al cardenal sobre aspectos claves de su vida desde el 2002, cuando Juan Pablo II lo designó arzobispo de Quebec, hasta su cargo actual, desde el 2010, como prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Respondiendo a estas preguntas, el cardenal Ouellet reveló que «no tenía un plan» cuando llegó a Quebec, y que «no tenía experiencia» como obispo diocesano, pero que intentó «responder cada día a la inspiración del Espíritu». La gente lo recibió muy bien, y el colaboró con la gente, pero admitió que «la relación con el clero fue buena, pero no siempre fácil», y hubo algunas controversias con la sociedad en general.

En Quebec, dijo, identificó sus prioridades: «Fortalecer a las familias, fomentar las vocaciones, y acercarse a los jóvenes». Decidió darle prioridad a los jóvenes, porque la secularización era «más radical» en la provincia de Quebec que en el resto de Canadá, y quiso «ayudarlos a encontrar el significado religioso de la vida». Los incluyó en el Congreso Eucarístico de Quebec, en junio del 2008, en el que la ordenación de doce nuevos sacerdotes envió un fuerte mensaje de que «sin sacerdotes, vosotros no tendréis la Eucaristía».

Buscando «fomentar la nueva evangelización», dijo que sintió la necesidad de «nuevas experiencias de fe», por lo que recurrió a los nuevos movimientos y comunidades e invitó a Quebec a los Misioneros de la Caridad, la Comunidad del Emmanuel, y a una comunidad de Canadá occidental relacionada con el apostolado universitario. «Ellos trajeron aire fresco y más entusiasmo» y «dieron realmente buenos frutos», dijo.

Recordó cómo Benedicto XVI lo elegió como «relator general» (coordinador en jefe) para el Sínodo de Obispos de octubre del 2008 sobre la Palabra de Dios y dijo que «este fue el mayor desafío intelectual de mi vida». Además, no puede olvidar «la unidad extraordinaria» que prevaleció en el sínodo, donde «hubo una verdadera experiencia de Cristo», y de donde «nos fuimos con un nuevo espíritu de misión».

El 30 de junio del 2010, el papa Benedicto designó a Ouellet como prefecto de la Congregación para los Obispos. En la entrevista televisiva, el cardenal explicó su función en la preparación para la designación de obispos, y describió en detalle todo el proceso de selección de los obispos, desde las negociaciones hasta la función del nuncio, y la discusión clave sobre los candidatos en las sesiones plenarias quincenales de la congregación.

Dijo que comunica los resultados de las sesiones plenarias al Papa cada semana, y que al día siguiente tiene una audiencia privada con Benedicto XVI para discutir esos resultados y recibir su decisión. Estas reuniones semanales son «muy intensas y fructíferas» y «una gran experiencia espiritual para mí», dijo.

Como en una entrevista anterior con el periódico católico italiano Avvenire, el cardenal expresó nuevamente su sorpresa de que tantos declinen su designación como obispos. Algunos lo hacen por «razones de conciencia»; otros, porque lo consideran un oficio «difícil» y «le temen al estrés del liderazgo episcopal».

También habló sobre su rol como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, región donde vive más del cincuenta por ciento de los católicos del mundo. Dijo que la comisión fue instituida en un primer momento para enviar misioneros desde Europa a América Latina, pero que hoy el flujo misionero va en dirección inversa. La comisión ahora se concentra en financiar proyectos para la evangelización, seminarios, etc., y hace llegar las preocupaciones de América Latina al Vaticano.

El cardenal Ouellet también comentó sobre el servicio penitencial que presidió en la Iglesia jesuita en Roma, en febrero pasado, para pedir el perdón de Dios y el perdón de las víctimas del abuso por el mal infringido por los clérigos a menores, y por la incapacidad de los obispos y de otras autoridades eclesiásticas para tomar acciones adecuadas para detenerlo y prevenirlo.

El servicio fue «simbólicamente importante» en el contexto de la conferencia que se celebraba en ese momento sobre el abuso de menores en la Pontificia Universidad Gregoriana, dijo. «Fue un mensaje a toda la Iglesia» y «un compromiso para evitar que hechos como esos vuelvan a suceder».

Written by Rafael De la Piedra

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