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Masculino. Fuerza, eros, ternura; una invitación a los hombres a recuperar «su masculinidad»

Mariolina Ceriotti Migliarese, neurosiquiatra infantil y psicoterapeuta, afronta la crisis de masculinidad en su libro Masculino. Fuerza, eros, ternura. En él sostiene que los hombres de hoy están expuestos a un narcisismo que debilita su potencia creativa. Casada y madre de seis hijos, cinco de ellos varones, Migliarese nos invita a reflexionar sobre él desde una reflexión femenina muy personal.

http://www.infocatolica.com/blog/balmes.php/1905020957-masculino-fuerza-eros-ternura

Toma como punto de partida la carta a los Efesios de San Pablo quien dedica seis versículos al hombre ¡el doble que a l mujer! Versículos que siguen hablando al hombre de hoy , en el que se le invita a amar a la mujer nada menos que como el mismo Cristo ha amado, hasta darse y dar su propia vida por ella.

 

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Ceriotti es consciente del peligro que sufre nuestra civilización si el significado auténtico de masculinidad se esfuma.

Reflejos de la «fragilidad masculina»

Si, la verdadera enfermedad de nuestro tiempo es el narcisimo, y el varón es su gran víctima. El hombre se ha replegado sobre sí mismo y se ha vuelto frágil. Entresacamos algunos ejemplos que la autora nos muestra como reflejos de esta fragilidad.

Una especie de «bloqueo decisional», para empezar: los chicos parecen desorientados, hasta en las cosas pequeñas, por el exceso de posibilidades que tienen por delante. No quieren cerrarse ninguna posibilidad para su futuro, esperan siempre una «mejor», y por eso no deciden.

Una especial incapacidad para gestionar los fracasos: el ansia de recompensa es muy alta, a veces paralizadora.
Prestan una atención muy acentuada a su aspecto: ya no es infrecuente encontrar varones sin problemas objetivos de peso que se ponen a dieta, que se preocupan de las calorías. También ha aumentado el interés por la moda y se pueden encontrar chicos que salen juntos «a ver escaparates».

Conjugar afectos y trabajo parece haberse convertido en una tarea demasiado compleja; cuando estudian se sumergen en exceso, cuando se enamoran no consiguen «despegarse» para poner la cabeza en el estudio, porque la historia afectiva les absorbe por completo.

Parece haber en ellos una carencia en capacidad de escucha y empatía.

La sexualidad ha adquirido una derivación pornográfica preocupante, y la actitud en relación con las chicas es con frecuencia como depredadora.

Falta muchas veces la capacidad de estar en intimidad consigo mismos: siempre están «fuera», proyectados en el exterior. Estar solos les asusta y les aburre.

El coste de este narcisismo actual en el hombre es muy elevado:

«En el hombre la implosión de la energía vital siempre conlleva un sentimiento fuerte de angustia. Esta angustia se ha vuelto tangible y expresa en la decadencia de la esperanza en el futuro, en la ausencia difusa de la capacidad de proyectar, en la prevalencia de batallas más inspiradas en la muerte que en la vida, como el aborto y la eutanasia».

Para superar este estado depresivo del hombre de hoy la sociedad lo empuja a consumir y a meterse «cada vez más dentro de sí mismos». Sin embargo, para que la fuerza viril no degenere en agresividad destructiva, o se debilite en proyectos individuales destinados a su propia satisfacción personal necesita un aliado femenino; una mujer, una sociedad, una cultura, capaces de entender, acoger y hacer crecer lo que dona la masculinidad.

Cristo como modelo de masculinidad

Recordemos las palabras de san Pablo que exhortan insistentemente al hombre a amar a su mujer. El amor al que invita Pablo tiene impronta masculina;

Es un amor generoso «darse a sí mismo por ella»
Es providente «nutre y cuida»,
Es concreto y único «amar como al propio cuerpo», que tiene como modelo nada menos que a Cristo en relación a su iglesia.

Written by Rafael De la Piedra