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Señor de los Milagros: La procesión que recorre 260 ciudades del mundo

Allí donde hay peruanos este culto se reproduce y replica inexorablemente. En ciudades de Japón, Australia, Alemania, Suecia, Chile, México, Argentina o Estados Unidos, la procesión del Cristo Moreno de Pachacamilla es una tradición que religiosamente se replica en octubre. Esta nota da cuenta de una devoción que ya atravesó fronteras, culturas y razas.

Por: Claudia Malpartida

La entrañable melodía de El Cóndor Pasa resuena por las calles de París mientras las andas del Señor de los Milagros, llevadas en hombros por una cuadrilla de 36 compatriotas, cruzan la entrada principal de la antigua Catedral de Notre Dame, que en octubre de cada año se tiñe de púrpura en honor al Cristo Moreno. Es una imagen intensa, digna de una fotografía. Paso a paso, la tricentenaria procesión se acerca al altar del templo y entre una mixtura de cánticos religiosos y valses criollos de antaño, unos tres mil devotos de diversas nacionalidades –sobre todo peruanos, franceses y africanos– abarrotan el interior de esta monumental iglesia para participar en la celebración de la misa. Es toda una fiesta.

Cuenta Giovanna Sartor, devota peruana que reside 25 años en Francia, que esta impresionante escena se repite desde el año 2007, cuando el entonces obispo de París los invitó a llevar en procesión al Señor de Pachacamilla a la famosa catedral parisina. Nunca imaginaron que tendría tanta acogida. Hoy, se ha convertido en la única procesión con permiso eclesiástico para ingresar a Notre Dame.

Pero fue hace doce años que el Señor de los Milagros emprendió su recorrido en las tierras de la ‘Ciudad Eterna’, recuerda Giovanna con nostalgia. Al principio, ella y una veintena de amigos y familiares peruanos se animaron a sacar en procesión un pequeño cuadro con la imagen de Cristo crucificado por los alrededores de la iglesia Saint Albert le Grand, sede de la comunidad latinoamericana en París. «Tuvimos un poco de miedo al inicio, ya que Francia es un país laico y la Iglesia Católica es bastante cerrada, pero con el tiempo fuimos creciendo», dice con orgullo nuestra compatriota.

Actualmente, la Hermandad del Señor de los Milagros en París la conforman alrededor de 90 migrantes peruanos. Menos de la mitad son mujeres, y a diferencia de la hermandad de Lima, ellas sí pueden llevar en hombros las andas del Cristo de Pachacamilla. Cuentan además con un grupo de 15 sahumadoras, que a su vez hacen de cantoras. «Somos tan pocas que debemos desempeñar esta doble función», refiere Giovanna, cuyo potente canto se escucha en el mes de octubre como agradecimiento al Señor por haber salvado a su hija de una mortal leucemia.

CULTO SIN FRONTERAS

Sentado en su oficina del jirón Chancay, en el Centro de Lima, don José Soto Parra, mayordomo de la Hermandad del Señor de los Milagros, intenta explicar este culto que traspone fronteras. Y es que su magnetismo es tal que se ha esparcido por todos los continentes. Existen más de 260 hermandades en todo el mundo. «Hasta en Suecia, donde los católicos son solo el 2% de la población, cada año sale la procesión», afirma don José.

La hermandad de Hardford, en el estado de Conneticut (Estados Unidos), fue una de las primeras que se formaron en el extranjero. Con más de 40 años de antigüedad, este colectivo de fieles empezó como casi todos los que existen ahora por el mundo: se reúnen un puñado de compatriotas, llevan un cuadrito del Cristo Moreno a la iglesia, le celebran una misa y después lo sacan en un pequeño recorrido por las calles del país al que emigraron.

Hace unas semanas, en Nueva Jersey, la imagen del Señor de los Milagros fue colocada por primera vez en el altar mayor de una iglesia en Estados Unidos. Más de 20 hermandades de ese país se reunieron para festejar este singular hecho.

Y es que según Juan Fonseca Ariza, historiador de las religiones, las comunidades peruanas que van al extranjero encuentran en la religiosidad una de las maneras de mantener su identidad en una cultura que es distinta a la de ellas.

OCTUBRE EN SANTIAGO

El humo de los sahumerios no solo se expande por el río Sena, en París. También llega a las corrientes del Mapocho, en Santiago de Chile. Todos los años, un manto morado cruza sus aguas el último domingo de octubre mientras cerca de 20 mil almas reciben las bendiciones que el Cristo de los Temblores va dejando a su paso. «Ese día para mí es sagrado, puedo pasar Navidad y Fiestas Patrias trabajando, pero el día del Señor de los Milagros no me lo toca nadie», expresa Rosa Elvira Martínez Caycho, una cantora peruana que emigró al país del sur hace ya dos décadas y mantiene en su corazón la tradición de sus ancestros.

Javier Ramírez nunca olvidará que fue capataz de la procesión, un cargo que él considera entre los más importantes de su vida. Este compatriota de 54 años, que emigró a Chile siguiendo a su esposa, decidió dejar todo en Perú sin pensar que su sueño más anhelado se haría realidad en Santiago: pertenecer a la Hermandad del Señor de los Milagros. «Yo sabía que era muy difícil, casi imposible, pertenecer a la Hermandad de Lima (a la que solo se ingresa a la muerte o separación de uno de sus miembros), pero mi fervor en el mes de octubre me llevaba a acompañar a Cristo todos los años». En 1999, el Arzobispado de Santiago otorgó el permiso a un grupo de devotos peruanos para constituirse como hermandad. Ahora son más de 200, y el día de la procesión miles de devotos rodean las andas del Señor.

FIESTA POPULAR

Es en el mes morado cuando las ciudades de Santiago y Buenos Aires se convierten, por unas horas, en las calles del Centro de Lima. Picarones, turrones, anticuchos, mazamorra morada, arroz con leche y cuanto postre o comida tradicional peruana se pueda preparar ponen el toque del sabor durante el recorrido procesional.

Los inmigrantes peruanos no solo han aprendido a ‘exportar su fe y devoción por el Señor de los Milagros, que ha perdurado por más de tres siglos, sino que también han reproducido en paralelo la variada gastronomía nacional y ciertas costumbres populares.

Como explica el historiador Juan Fonseca, «el Señor de los Milagros es un elemento unificador para una gran parte de la población peruana. Preservar eso en el extranjero es una forma de persistir en una suerte de nacionalidad que está en peligro al encontrarse en un espacio diferente». Son los mismos peruanos que van afirmando su fe en esta imagen tan venerada. «Se han convertido en los mejores embajadores del Perú», dirá el hermano José Soto.

BENDICIONES PAPALES

Fue al finalizar el rezo del ángelus, en octubre del 2003, que el Papa Juan Pablo II dirigió una bendición especial a los devotos que llegaron con imágenes del Cristo Moreno hasta la plaza de Roma. Dos años después, durante una procesión en esa misma ciudad italiana, los fieles obtuvieron también la bendición de Benedicto XVI. La tradición ha seguido creciendo desde entonces. Y seguramente más fieles se volcarán por las calles del mundo para seguir demostrando que el Cristo de Pachacamilla se ha globalizado.

EN CIFRAS

300 compatriotas forman la hermandad de Nueva York, una de las más grandes en EEUU.

20 son las regiones de Italia en las que sale en procesión el Cristo Moreno.

4.737 personas integran la Hermandad más antigua del Señor de los Milagros en el Perú.

361 años de fundación acaba de cumplir esta congregación religiosa.

ENFOQUE

«El cristo moreno se ha globalizado»

José Sánchez Paredes
Antropólogo

Vivimos en un tiempo de globalización. Eso significa compartir –en cualquier lugar del mundo– elementos culturales que no necesariamente provienen de nuestras tradiciones. Con el Señor de los Milagros ocurre algo parecido. Es uno de los símbolos religiosos que se están transnacionalizando y ya constituye un elemento de formación de identidad cultural más allá de las fronteras del Perú.

Hay muchas ciudades en el mundo en las que no solo los inmigrantes peruanos y latinos participan en esta fiesta religiosa, sino también la comunidad local; de modo que hay un efecto globalizador a través del llamado Cristo Moreno y de todas sus costumbres. Es algo típico que vemos, por ejemplo, en Nueva York o Tokio. Precisamente, los medios de comunicación han ayudado a facilitar todo el proceso de inclusión de estas tradiciones a nivel mundial.

Incluso, hasta cierto punto, podríamos decir que la fiesta del Señor de los Milagros es un «bien exportable», en cuanto a la parte visible de esta celebración. De hecho, internacionalmente, ya se le asociada al Perú. Pero no solo es la imagen del Cristo Moreno, también están las banderas peruanas, la gastronomía y otras costumbres que asocian fuertemente la procesión con nuestro país.

Written by Rafael De la Piedra