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Francisco reforzó voz y gesto y proclamó seis veces: «No olvidemos esto, Dios nos perdona siempre» Papa Francisco en Angelus Full view

Francisco reforzó voz y gesto y proclamó seis veces: «No olvidemos esto, Dios nos perdona siempre»

«Es pura misericordia, es pura misericordia»… el Papa parecía querer grabar esas palabras a fuego en la multitud con la que rezó el Angelus.

Tanto antes como después del Angelus, Francisco repitió hasta seis veces que Dios es pura misericordia y nos perdona siempre. Incluso elevó algo el tono de voz y remarcó el gesto mirando a la muchedumbre para proclamar: «Dios nos mira siempre con misericordia, no olvidemos esto, Dios nos mira siempre con misericordia. No tengamos temor de acercarnos a Él. Él siempre nos perdona, es misericordia pura, es misericordia pura. ¡Vayamos a Jesús!».

El Angelus de este 9 de junio comenzó con el recordatorio de que el mes de junio lo consagra especialmente la Iglesia al Sagrado Corazón de Jesús, «máxima expresión del amor divino» y «símbolo por excelencia de la misericordia de Dios»: «Pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real que representa el centro y la fuente de donde nace la salvación para toda la humanidad».

Luego Francisco recordó las mismas palabras de Jesucristo en el Evangelio: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Y se demostró en el Calvario. San Juan, testigo a pie de Cruz de la Pasión, vio en la sangre y el agua que manaron del costado atravesado por la lanza «el cumplimiento de las profecías del Corazón de Jesús, Cordero inmolado en la Cruz de donde nacen para todos los hombres el perdón y la vida».

Porque, recalcó, «la misericordia de Jesucristo no es un sentimiento, es una fuerza que da vida, que resucita al hombre». Como sucedió en las bodas de Naín, cuando Jesús, sintiendo una «gran compasión», resucitó al hijo único de una viuda. Esa «compasión» es «el amor de Dios por el hombre, la misericordia de Dios en contacto con nuestra miseria, con nuestra indigencia, con nuestro sufrimiento, con nuestra angustia: la misericordia de Dios da vida y resucita de la muerte», subrayó el Pontífice.

Y tras repetir una y otra vez, fuera del discurso y mirando a la multitud que abarrotaba la Plaza de San Pedro, que «Dios nos perdona siempre» y es «misericordia pura», pidió «al Corazón Inmaculado de María, corazón de madre, que comparte al máximo la compasión de Dios por nosotros, que nos ayude a ser también mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos».

Written by Rafael De la Piedra