La devoción más personal del Papa Francisco, empeñado en difundirla: la Virgen Desatanudos
En Buenos Aires se le reza con fe y obtiene milagros y conversiones: Myriam nos cuenta cómo decidió bautizarse por su intercesión. La devoción a la Virgen Desatanudos es muy reciente en Argentina, pero su propagación es intensa. Nació oficialmente el 8 de diciembre de 1996, cuando se constituyó en Buenos Aires el Santuario de Nuestra Señora que Desata los Nudos.
Los orígenes alemanes y la «vía Bergoglio»
Allí se colgó un cuadro con esa advocación mariana, réplica del que había encontrado en Alemania el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio. En 1986 el hoy Papa Francisco se había trasladado a la universidad jesuita de San Jorge, en Frankfurt, para concluir su tesis doctoral sobre Romano Guardini. En un momento de su estancia germana, visitó la iglesia de St Peter am Perlach, en Augsburgo, cuyo principal tesoro es un cuadro de Johann Melchior Georg Schmittdner (1625-1705), pintado en 1699-1700 en estilo veneciano y con influencia barroca, que representa una advocación de la Inmaculada Concepción bajo el título de Knotenlöserin [la que desata los nudos {Knot}].
En ese cuadro se representa a la Virgen con una cuerda en las manos, llena de nudos representando los pecados. Unos ángeles se la van pasando y ella los desata. La imagen, bella y original, presenta a María como la vía segura para eliminar todos los obstáculos que nos impiden la vida de la gracia. Pero también aquellas preocupaciones y dolores que jalonan la vida y ante los cuales todo hijo acude a pedir ayuda a su madre.
Algo vio el padre Bergoglio en aquella imagen, o algún favor le hizo, que le tomó gran devoción. Cuando volvió a su país decidió promoverla, en particular tras ser nombrado en 1992 obispo auxiliar de Buenos Aires.
¿Por qué en San José del Talar?
En septiembre de 1996, a escasos meses de su nombramiento como cura de la iglesia de San José del Talar, Rodolfo Arroyo recibió la visita de tres fieles devotos de la Virgen que habían trabajado cerca de monseñor Bergoglio, y le comentaron que en la capilla del Rectorado de la Universidad del Salvador se veneraba un cuadro de María Desatanudos. El párroco se sintió atraído por la imagen e inmediatamente pensó en la posibilidad de venerarla públicamente en su parroquia.
La capilla bonaerense en San José del Talar.
Cuando el arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarraccino, dio su aprobación, la comunidad de San José del Talar se organizó para que el 8 de diciembre de 1996 fuera entronizada la imagen. Ana Betta de Berti fue la artista que pintó y donó el cuadro.
Muchas veces acudió allí monseñor Bergoglio, auxiliar y adjunto de la diócesis hasta que en 1998 fue nombrado su arzobispo al fallecer el cardenal Quarraccino. Por ejemplo, el 8 de diciembre de 2011, cuando ofició misa y explicó en la homilía el sentido de la devoción: “Dios, que derrocha su gracia para sus hijos, quiere que nos confiemos a Ella, que le confiemos los nudos de nuestros pecados para que ella se los acerque a su hijo Jesús”.
La historia de Myriam
¿Por qué se fue extendiendo su devoción como la pólvora? Como ha sido siempre: por el amor de los devotos en respuesta al amor de la Madre de Dios, que sale a buscarles de forma insospechada.
Para Myriam, que nos cuenta los quince años que la Desatanudos lleva marcando su vida, todo empezó allá por 1998, cuando aún no era una Virgen conocida: «Hoy, si te subes en un taxi y pides ´lléveme a la Desatanudos´, todo el mundo sabe dónde es. Pero entonces no era así. Yo tenía 21 años y pasaba un momento de apuro, porque a mí y a mi compañera de piso en la universidad nos iban a echar y no teníamos dónde ir. Una mañana, viajando en el tren, un chico-mendigo que repartía estampitas me dio una. La leí, y la oración me llamó la atención. Le di unas monedas al niño y le pedí a la Virgen que nos ayudara a conseguir un sitio donde mudarnos. A los pocos días lo teníamos».
Myriam y su compañera cumplieron la promesa que habían hecho y acudieron al santuario a poner una velita. Empezaba su devoción, que repetiría con frecuentes visitas.
Pero hay que situar las cosas: Myriam no era católica. Su madre sí, pero su padre era judío. El matrimonio había decidido no bautizarla, para que ella decidiese cuando creyese conveniente. Y aunque tenía ciertos conocimientos de la fe, porque alguna vez había ido con sus primas al catecismo, los años habían pasado y la decisión seguía sin llegar, más allá de alguna celebración en Semana Santa a la que acompañaba a su madre.
Sin embargo, a raíz de aquel pequeño favor, Myriam empezó a frecuentar la parroquia de San José del Talar muchos días 8 de cada mes, y fue así comprobando como poco a poco las colas de devotos que se concentraban para tocar el cuadro iban haciéndose más largas. «Me habían inculcado que la fe mueve montañas, y eso lo sientes cuando algo llega a tu vida en el momento preciso. Iba, le ponía alguna velita, y la Desatanudos iba participando en las distintas circunstancias de mi vida», recuerda.
Al borde de la muerte
Pero aún tardaría en llegar el momento clave. Al cabo de un tiempo, circunstancias familiares aconsejaron a Myriam dar un vuelco a sus cosas y dejar su país. Fue así como llegó a España. Se casó, y todo parecía ir bien hasta que de golpe los nubarrones se tornaron muy negros: «A mi marido le diagnosticaron mal una apendicitis, que en realidad era una peritonitis. La operación quirúrgica se complicó, y además le invadió una infección muy grave y luego una obstrucción intestinal».
Los médicos le advirtieron de que estuviese preparada para cualquier cosa. Fue un mes y medio de preocupante estancia en la clínica: «La noche anterior a la intervención decisiva la pasé en la capilla del Hospital de la Princesa, en Madrid, y al día siguiente rezando la oración a la Desatanudos durante todo el tiempo del quirófano, con su rosario en la mano. Le prometí a la Desatanudos que si mi esposo se salvaba, me bautizaría en su santuario».
Era ahí donde Dios la estaba esperando. La Madre escuchó la plegaria. Fue a finales de 2010. Myriam cumplió su promesa y, tras un cursillo de formación en la parroquia de San José del Talar, fue bautizada el 6 de enero de 2011 ante esa Virgen que había llegado a su vida por medio de un pequeño pordiosero.
Dos intervenciones más
Y nos cuenta otros favores de los que ha sido, más que testigo, inductora, pues ha aprovechado para dar a conocer esta devoción que se muestra eficaz y poderosa.
Como el bebé de un matrimonio amigo, que nació asfixiado y estuvo varios minutos sin oxígeno. Los pediatras apenas le daban posibilidades de sobrevivir, y en todo caso con graves lesiones. Pero Myriam y su madre le pusieron en manos de la Desatanudos cuando estaba en la incubadora. Hoy el pequeño vive y crece con absoluta normalidad.
U otro conocido suyo, malabarista, quien en un número de tragafuegos durante una de sus actuaciones lo aspiró inadvertidamente. Se le abrasaron los pulmones, hubo que conectarle a un respirador artificial, se complicó con una neumonía, entró en coma… Myriam llevó a la madre del joven una imagen de la Desatanudos, y rezaron juntas por él cuanto todo parecía perdido. Y sobrevivió, sin más rémora que una ronquera en la voz.
El cáliz que recibirá el Papa
Los 8 de diciembre, para agradecer o para pedir casos similares -y también la solución de conflictos matrimoniales, origen de la devoción en Alemania-, miles de personas aguardan durante horas para tocar el cuadro. La Virgen Desatanudos es ya, junto con Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, una de las devociones más queridas de Buenos Aires.
Y el Papa va a recibir por ello en estos días una alegría en forma de obsequio. El orfebre que le preparaba allí los paramentos litúrgicos, Juan Carlos Pallarols, está terminando un cáliz, fabricado con un lingote de plata de la cercana mina de Santa Cruz y con piedra de rosa inca regalada por los mineros de Catamarca, que llevará talladas esas dos advocaciones. Para que, cada vez que consagre con él, recuerde aquel primer encuentro de Augsburgo.
Oración y novena a Nuestra Señora Desatanudos
Santa María desatadora de nudos
Santa María, llena de la presencia de Dios,
durante los días de tu vida aceptaste con
toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con
sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo
intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de cómo desenredar
la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como
Madre Nuestra, pones en orden y haces mas
claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los
nudos que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que nos recibas en tus manos
y que nos libres de las ataduras y confusiones
con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra
y desata los nudos, que impiden nos unamos a Dios,
para que libres de toda confusión y error,
los hallemos en todas las cosas,
tengamos en El puestos nuestros
corazones y podamos servirle
siempre en nuestros hermanos. Amén