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¿Tiene sentido tener fe hoy en día?
¿Dónde encontrar las respuestas a nuestras inquietudes más profundas?
¿Cuáles son las razones para creer?

El fin del hombre es ser santo.


Javier Paredes, catedrático, y director de la editorial Homolegens, responde a las preguntas de La Gaceta.

Alfredo Urdaci

Hay hombres concentrados. Se hacen notar al margen de la altura, y cuando los abres ocupan todo el espacio, como si contuvieran un gas líquido. Seres expansivos. A veces nacen en Vallecas. En el caso de Paredes sólo creció en ese barrio de Madrid. Si además hubiera nacido estaríamos en otra dimensión. Hay una vieja complicidad recuperada. Paredes fue maestro de este que escribe, al que le tocó ser alumno. Era y es hombre provocador. Y ese es todo un estilo de magisterio.

Ser de Vallecas. ¿Es algo así como ser de Bilbao?
Una de las grandes aspiraciones de los que somos de Vallecas era salir de Vallecas. Cuando estudié en la Autónoma, los comunistas, que eran de Serrano, nos decían que teníamos que tener una fidelidad, un orgullo de clase obrera.

Y usted no creía en esas cosas…
Una de las grandes tonterías del pensamiento es la lucha de clases y la vanguardia del proletariado, y otra la mano invisible de la economía.

Entonces, ¿la historia no tiene por fin el socialismo?
El fin de la historia es que el hombre vuelva a Dios a través de su libertad.
Esto ya lo decía Gonzalo Redondo, y yo lo repito. El fin del hombre es ser santo.

Cuando lo diga seguro que saltan las alarmas de la corrección.
No entiendo cómo, ahora que se puede decir todo, la gente es cuando más se calla.

Comodidad, pereza.
Mire, en esta sociedad nuestra se ha generalizado lo del “mal menor”. La gente admite por ejemplo el adulterio porque ha creado un “adulterio menor”, por ejemplo de una vez al mes. Y al que no es adúltero le llaman radical.

Recuerdo una frase suya de la universidad. Era de Zubiri: “La homosexualidad es un proyecto fallido de la Naturaleza”.
La firmo otra vez, a pesar de que suele ser recibida con abucheos.

¿Qué piensa de la España territorial?
Las autonomías se han convertido en un caciquismo legalizado.

¿También Navarra?
Es el único régimen propio que tiene sentido, es el único que no ha hecho daño.

¿Por qué ha escrito sobre los niños santos?
Mire, yo escribo porque quiero que sirva de ejemplo. La sociedad mejorará si es cristiana.

¿Ser niño santo es más fácil que serlo de adulto?
La exigencia es la misma.

A Maravillas de Jesús le han negado la placa.
Ahora precisamente que necesitamos gente que haga el bien a los demás, que lo haga de verdad.

¿Por qué la Iglesia ha perdido la batalla de las ideas?
Pienso, como se lee en Camino, que la crisis mundial es una crisis de santos. La gente ha dejado de pensar que el ideal de la vida es ser santo: amar a Dios y ser feliz.

Written by Rafael De la Piedra