LOGO

¿Tiene sentido tener fe hoy en día?
¿Dónde encontrar las respuestas a nuestras inquietudes más profundas?
¿Cuáles son las razones para creer?

  • Home  /
  • Iglesia   / Papado   / Benedicto XVI   /
  • Misa solemne en Lima en acción de gracias por el XXX Aniversario de la Profesión Perpetua de D. Luis Fernando Figari, Fundador de la Familia Sodálite

Misa solemne en Lima en acción de gracias por el XXX Aniversario de la Profesión Perpetua de D. Luis Fernando Figari, Fundador de la Familia Sodálite

Lima, 9 (NE – eclesiales.org) Con ocasión del trigésimo aniversario de la profesión perpetua de D. Luis Fernando Figari, fundador de numerosas asociaciones eclesiales y Superior General del Sodalitium Christianae Vitae, se celebró en Lima, en la iglesia Nuestra Señora de la Reconciliación, una Solemne Misa presidida por el Emmo. Cardenal James Francis Stafford, Penitenciario Mayor Emérito de la Santa Iglesia.

El 8 de setiembre, conmemoración de la fiesta por la Natividad de la Santísima Virgen María, se reunió una gran multitud de fieles que rebasaron el interior del templo. Se había dispuesto de amplias pantallas en el exterior claustro lateral y en el exterior de la iglesia. Junto al celebrante principal concelebraron siete obispos de circunscripciones eclesiásticas peruanas y más de cuarenta sacerdotes. Fue una celebración solemne e intensamente participada, en la que se hicieron presentes delegaciones de congregaciones religiosas, así como autoridades políticas y cívicas, al lado de la concurrida participación de fieles que se unían a la acción de gracias de D. Luis Fernando.

Tras los ritos iniciales, el Arzobispo José Antonio Eguren dio lectura a la carta llegada del Vaticano que el Papa había enviado al Fundador y Superior General en tan importante ocasión. Se escuchó que en la misiva pontificia se decía: «Su Santidad Benedicto XVI felicita cordialmente al Reverendo Hermano Luis Fernando Figari Rodrigo, Fundador y Superior General del Sodalitium Christianae Vitae, que en acción de gracias a Dios celebra el 30 aniversario de su consagración religiosa, a la vez que le asegura un recuerdo en la oración para que esta conmemoración se convierta en un impulso para seguir caminando hacia la santidad, completamente entregado al servicio de la Iglesia y de la Evangelización.» Luego El Papa Benedicto XVI concedía su bendición extendiéndola a la familia espiritual suscitada en torno al caminar del Fundador, señalando que lo hacía: «Como muestra de la benevolencia y de gratitud eclesial». La lectura recibió como respuesta de la asamblea un prolongado e intenso aplauso.

Más adelante el celebrante principal pronunció una homilía de la que presentamos algunas partes. Tras saludar a D. Luis Fernando, y a las autoridades eclesiásticas, políticas y cívicas presentes, el Cardenal Stafford prosiguió: «La profesión perpetua es el acto más intenso de la libertad humana que una persona llamada por Dios a consagrarse a Él puede realizar. Hoy conmemoramos el día en que, en mil novecientos setenta y nueve, Luis Fernando Figari hizo su opción definitiva respondiendo al llamado de Dios». Más adelante añadió: «En la fecha en que la Iglesia conmemora la Natividad de la Virgen María, celebramos también el aniversario de su compromiso público ante Dios. Tal profesión perpetua constituye un absoluto que comprometió la existencia entera de Luis Fernando… Desde entonces, toda su vida e historia han cambiado. Nada sigue siendo lo mismo. La profesión hecha entonces por amor reside en el misterio más profundo de su corazón, allí donde habitan el espíritu y el fuego tan evidentes en la vida de Luis Fernando».

«Sus promesas fueron “de una vez para siempre”. Desde ese día se convirtieron en el momento fundacional de su vida, y siguen siéndolo hasta hoy. Ellas lo reclaman como una totalidad – como un ser completo – cuerpo, alma y espíritu. Ese día una nueva alba se abrió ante él; un reclamo total se dirigió a él de manera final y definitiva desde el centro de su ser. Sin pensarlo excesivamente se convirtió así gustosamente, en nombre de Dios que es la belleza en sí misma, en un insensato a los ojos del mundo. Hoy en esta Eucaristía nos detenemos con admiración y agradecimiento a este hombre que tuvo una sensibilidad espiritual capaz de percibir esa belleza. ¿Cómo describir esta realidad concreta? San Juan María Vianney lo expresó con esta oración: “Dios mío, si mi lengua no puede decirte en todo momento que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro”».

«Más aún, nos detenemos con maravilla ante los frutos de aquella profesión de plena disponibilidad realizada hace treinta años. Entre sus muchos frutos, últimamente me he quedado especialmente impresionado con lo que revelan los programas para las jóvenes generaciones presentados de manera tan atractiva a través de Internet. Yo pensaba que había comprendido el amplio alcance de la Familia Sodálite. Pero ahora veo que tenía una impresión aún algo limitada. Navegando por Internet he leído sobre iniciativas nunca antes imaginadas… Estoy más que nunca convencido de que a partir de aquellas promesas fundamentales de Luis Fernando Figari se está dando forma a algo nuevo en el tercer milenio, a algo verdaderamente precioso, novedoso y sustancial: una “nova predicatio”, una nueva predicación, una “vera predicatio”, una verdadera predicación, confiada a “novi predicatores”, nuevos predicadores. Esto es: una nueva evangelización».

«En mil novecientos noventa y ocho Luis Fernando describió las virtudes requeridas para el surgimiento de dicha creatividad: “El gran Proyecto de Dios afincado en la dinámica de la comunión, de la reconciliación y la participación, a la cual responden los dinamismos fundamentales de su criatura predilecta, quiere para el hombre una cultura de vida, de libertad, de amor, que lo lleve a su realización como persona. Una sana teología de la creación expresa una dinámica positiva en la que el hombre se convierte en cooperador fundamental de Dios”.»

Siguiendo con sus intensas palabras, el Cardenal que presidió la Santa Eucaristía contó una anécdota significativa en relación a una de las lecturas litúrgicas de la Natividad: «Las lecturas cuidadosamente escogidas para “el misterio de la celebración del Señor” desvelan los fundamentos escriturísticos de esta creatividad. San Pablo proclama hoy en su Carta a los Romanos el Plan de Dios por el cual el hombre se convierte en su cooperador: “Pues a los que [Dios de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo”. Su significado se hace más evidente en la siguiente traducción: “aquellos predestinados a ser formados según la semejanza de su Hijo”. Dios Padre ha amado tanto a su Hijo que ama a aquellos que ha conformado a su imagen. Entonces San Pablo prosigue indicando la completa acción divina para los predestinados: Dios nos ha llamado, nos ha justificado, nos ha glorificado. “Este misterio permanece escondido dentro del sacramento de la Eucaristía”. A comienzos de los años Setenta, la mamá de Luis Fernando le entregó un pergamino enmarcado con una inscripción de la Carta a los Romanos ocho, veintiocho (8:28). Sorprende constatar que es el versículo con que se inicia la lectura de hoy. “Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio”. Luis Fernando lo tiene siempre consigo. Años después de su profesión perpetua, descubrió además que la lectura que proponía la Liturgia ese día era la misma que la del pergamino. ¿Qué significado tiene esto? Podemos solamente suponer cuán profundamente se habrá impreso este pasaje en el corazón de un gran fundador contemporáneo.»

Luego de una reflexión sobre el sufrimiento y leyendo una cita de un artículo de L.F. Figari sobre la escritora católica norteamericana Flannery O’Connor, continuó diciendo: «La referencia al cuerpo de Cristo me conduce a la lectura del Evangelio. Ésta viene después de la presentación de la genealogía del Señor Jesús y tiene una relevancia para la espiritualidad sodálite por su especial acento en el hecho de qu
e Jesús ha nacido “de María”. Con frecuencia Luis Fernando me ha mencionado cuán importante fue su formación escolar con las Hermanas del Inmaculado Corazón de María, aquí en Lima, por su ejemplo de vida piadosa y mística. Al mismo tiempo que de esa dimensión de la vida cristiana, él habla y actúa sobre la centralidad de la acción en favor de los pobres. El resultado se ve en la amplia obra social y caritativa de la Familia Sodálite.»

«En una entrevista reciente, Luis Fernando explica el papel de María en su vida consagrada: “encontré un pensamiento que me impactó fuertemente, ‘en María queda manifiesto quién es Cristo’. Más adelante me impresionó escuchar a los obispos que se reunieron en Puebla decir que la Iglesia ‘se vuelve a María para que el Evangelio se haga más carne, más corazón de América Latina’. Son palabras intensas que evocan el Capítulo Octavo de la Lumen Gentium”.»

«La “carne” a la que hace referencia cuando cita las enseñanzas de la Lumen gentium es el tri-forme cuerpo de Cristo heredado de la tradición patrística: el cuerpo de Cristo nacido de María, el cuerpo eucarístico de Cristo y el cuerpo eclesial de Cristo, la Iglesia.» Tras ahondar teológicamente en estas hondas realidades espirituales, el Purpurado continuó, «Con María, Luis Fernando ha comprendido que la consagración plena a Dios no puede ser interpretada en modo individualista o desde una visión interiorista. Más bien, sus promesas eclesiales lo lanzaron a proclamar a la Iglesia como “la encarnación social de la gracia”. Como la de María, su propia vida y enseñanza han llegado a ser una revelación más transparente de la Iglesia en su clara luz inicial: Lumen gentium, la luz de las naciones. Lo ha hecho destacando la antigua unidad de todos los hombres y mujeres, una unidad perdida en los inicios, pero que espera su restauración plena en el éschaton. Con toda la Tradición Católica ha enseñado con la palabra y las obras que la Iglesia debe ser percibida como cuerpo místico de Cristo, como esposa de Cristo, y como sacramento de Cristo.»

Ya para concluir su rica reflexión plena de profundizaciones patrísticas y escriturísticas, dijo el Purpurado: «la profesión de plena disponibilidad a Dios, realizada por Luis Fernando en mil novecientos setenta y nueve, lo ha llevado a hacer lo que los antiguos patriarcas, especialmente Isaac, amaban hacer: cavar pozos. Es una imagen tomada de Orígenes, cuyo método de oración Luis Fernando describe en un penetrante artículo del año dos mil seis. Su vida después de la profesión perpetua ha sido como la de Isaac, que amaba el agua que es vida -agua que es vida. Según Orígenes, “Isaac ama el agua; está constantemente buscando pozos; limpia los pozos antiguos y abre nuevos”. Así ha sido la vida y el ministerio de Luis Fernando desde mil novecientos setenta y nueve. Ha estado constantemente a la búsqueda de agua viva para refrescar por nuevos caminos al Cuerpo de Cristo en el tercer milenio.»

La Santa Misa continuó con gran solemnidad. Tras la celebración del Magno Sacrificio del Altar, D. Luis Fernando recibió personalmente el saludo de varios centenares de personas que se acercaron a expresar su solidaridad en la acción de gracias a Dios y ofrecerle el testimonio de sus oraciones.

Written by Rafael De la Piedra