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Ni siquiera la enfermedad detiene la lucha de Lapierre por “la ciudad de la alegría”

El escritor filántropo francés, amigo de la madre Teresa, continúa luchando contra la pobreza en la India. Lo ayuda su mujer, que pide apoyo y rezos a todo el mundo

DOMENICO AGASSO JR
TORINO

Dominique Lapierre desafía la pobreza en la India desde hace 33 años. El autor de ‘La ciudad de la alegría’ – best-seller internacional en el que se basó la película del mismo nombre protagonizada por Patrick Swayze– comenzó en 1981: desde aquella “conversión” ha contribuido a la sanación de miles de niños con lepra y a la de millones de enfermos en Calcuta y en el delta del Ganges, ha construido hospitales y ambulatorios, excavado pozos, puestos en marcha barcos-hospitales y realizado muchas otras intervenciones en favor de aquellas poblaciones abandonadas por la India, que desde el tercer mundo corre veloz hacia el primero.

Desde el 10 de junio de 2012 Lapierre combate también contra la enfermedad. Una lesión cerebral después de una caída lo dejó tirado en una calle de Ramatuelle, en el sur de Francia, a dos pasos de los colores y los ruidos de Saint-Tropez. Se temió por su vida pero ha conseguido salir adelante. Ha cumplido extraordinarios progresos, volviendo a caminar con la ayuda de un bastón, a hablar, a moverse de forma independiente. Todavía se somete a rehabilitación, pero ha vuelto a tener los destellos de ironía, en la mirada y las palabras, que lo hicieron simpático y amable en todo el mundo.

A su lado está siempre su mujer Dominique, la “gran Dominique”, como dice él, “Tatou”, como la llama desde siempre, incluso ahora cuando no la ve o no la oye por un momento. Dominique Conchon Lapierre ha estado cerca de él cuando trató de cambiar de vida y dedicarla a la India. “Es Dios que os manda”, les dijo una mañana la madre Teresa de Calcula, viéndoles llegar con el dinero en la mano y las ganas de ayudar a los más indeseados de la India. Desde entonces Tatou ha sido la organizadora extraordinaria de toda la actividad caritativa que ha involucrado durante más de treinta años a los dos Lapierre, sus amigos, los lectores de los libros de Dominique en busca de la “ciudad de la alegría”, los lugares de mayor pobreza de la tierra.

Hoy ella continúa ocupándose de las relaciones con todas las realidades creadas allí, gracias a los derechos de autor y a la ayuda de los lectores en todo el mundo. No han querido nunca colaboradores, porque tendrían que pagarles quitando fondos a la India. Siempre ellos dos, también hoy. La “gran hermana” Dominique “Didi” está continuamente en contacto con los colaboradores indúes que llevan hacia adelante la actividad. Ha estado allí el pasado mes de noviembre durante unos diez días para controlar que todo funcionara bien, como hacían al menos un par de veces al año ella y Dominique “Dada”, el “gran hermano”. Hay siempre mil problemas, mil emergencias y urgencias que afrontar, llegan menos limosnas, por la crisis, pero también porque desde el 10 de junio de 2012 Dominique Lapierre no ha vuelto a participar en conferencias, no ha escrito nuevos libros. En espera de que pueda volver a hacerlo, la mujer invita a los amigos a rezar siempre, sin detenerse, para la completa recuperación de Dominique. Y pide ayuda económica para poder continuar ayudando a la India.

Las oraciones en favor de la salud de Dominique Lapierre han tenido ya lo que ella llama “el milagro del amor que ha permitido una recuperación aparentemente imposible”. Ahora todos sus lectores y amigos alrededor del mundo han sido llamados a movilizarse: para mantener en pie el sueño de la “ciudad de la alegría” hace falta dinero, mucho dinero.

El último viaje (por ahora) de Lapierre a la India fue en diciembre de 2011, como recuerda en el libro ‘Los últimos serán los primeros’ (Rizzoli, 2012): “¡Es junto a las notas de un ferviente Happy Birthday a nuestro querido dada!, Feliz cumpleaños, querido hermano, cantado por doce mil quinientos estudiantes de las tres escuelas que he abierto en la pequeña ciudad de Bhangar, en Bengala, que acabo de celebrar mi 80 cumpleaños y los treinta años de mi cruzada al servicio de los pobres de aquella región tan desafortunada en una India que sufre, y hay que decirlo, por el desmesurado número de sus habitantes. Una enorme tarta decorada con ochenta velas y un bouquet de otros tantos globos preparados para salir volando me esperaban en la fiesta más inolvidable de mi existencia”.

El desafío de Dominique contra la pobreza continúa. Él, que no ha ahorrado nada para ayudar a los demás, hoy necesita más que nunca la ayuda de todos. Rezos por su completa y permanente recuperación, dinero para combatir la pobreza en la India. Sabiendo que “salvar un niño es salvar el mundo”. Ha salvado ya muchos más, pero todavía no es suficiente. Insiste en recordarnos que “todo lo que no viene donado, se pierde”. Todavía se necesita tanto a Dominique Lapierre. No solo en la India.
(Se puede colaborar con las iniciativas humanitarias de Lapierre enviando limosnas a: ASSOCIAZIONE PER I BAMBINI DEI LEBBROSI DI CALCUTTA Onlus, via Guicciardini, 15 – 50125 Firenze. E-mail: udayan-fi@mclink.it . CONTO CORRENTE POSTALE 10043503. BANCA CREDEM – IBAN: IT 24 T 03032 02801 01000 0003 389)

Written by Rafael De la Piedra