¿Cómo saber rezar?
Les comparto un sencillo y sabio artículo de mi amigo Cankin acerca de la oración. Para muchos se les hace un mundo cómo rezar…y la respuesta es más sencilla que la pregunta. Y les coloco unos buenos vídeos sobre la oración del Papa Francisco.
Por Cankin Ma
En una de mis primeras experiencias pastorales me encontré con una pregunta difícil de abordar. En una reunión de grupo de jóvenes, hablamos sobre la oración, sobre la importancia de abrirse para escuchar a Dios. Después de la reunión, uno de esos jóvenes me buscó y preguntó «¿cómo suena la voz de Dios?». Él creía que era posible rezar, pero no tenía una experiencia clara de eso, todavía menos de un diálogo.
¿Cuál es el tono de la voz de Dios? ¿De qué cosas habla? ¿Cómo saber si realmente lo estoy oyendo?
San Ignacio, cuando propone los Ejercicios Espirituales, destaca la importancia de hacer silencio. El sentido es desarrollar un lenguaje «propio» para comunicarse con Dios. Es como cuando pasamos mucho tiempo con un amigo y llega un punto en el que no necesitamos hablar, pues tan sólo un gesto, una mirada o hasta un suspiro pueden expresar lo suficiente para quien nos conoce bien. Así, el «tono de voz» de Dios es algo que no se puede explicar sólo con palabras, necesita ser experimentado, necesita ser descubierto en la oración. No puede ser simplemente teorizado, necesita ser experiencia. Continuando con la analogía del amigo: no sirve hacer un manual de señas para interpretar gestos, es necesaria la convivencia, el encuentro profundo, para descifrar ese lenguaje tan particular.
Santa Teresa dice que orar es «tratar de amistad – estando muchas veces tratando a solas – con Quien sabemos que nos ama” (Citado en el número 2709 del Catecismo de la Iglesia Católica). En este sentido, saber orar es comenzar sin miedo ese diálogo. Si no nos arriesgamos a desarrollar esa relación, nunca conoceremos lo que significa tal encuentro. A veces Dios habla también en el silencio, enseñándonos a esperar, a ser pacientes. A veces es muy claro y despierta en el corazón una moción que nos conduce a encontrar quiénes somos y cómo ser felices. En otras ocasiones, nos fortalece para perseverar.
Vale la pena resaltar dos elementos de lo que decía Santa Teresa: «estar muchas veces» y «tratar a solas» con Dios. Saber rezar es en el fondo desarrollar una relación. Saber rezar es pasar mucho tiempo a solas con Dios. Saber rezar es simplemente «tratar de amistad». Sabemos por experiencia que para desarrollar una amistad no hay fórmulas autónomas. Así, los métodos y los medios para la oración son buenos y útiles, pero sólo en la medida en que permitan profundizar la relación con Dios, crecer en la amistad con Él.
Finalmente, para saber cómo rezar, tal vez valga la pena recordar lo que Jesús respondió cuando sus discípulos le preguntaron lo mismo. Los Evangelios dan testimonio del Padre Nuestro. Siguiendo la propuesta de Santa Teresa, podemos parar y degustar lo que significa poder acercarnos a Dios como Padre. Quizá, reflexionar en particular que Él nos proponga llamarlo no sólo de «Padre», sino de «Padre nuestro». También el hecho de manifestar nuestro deseo de estar cerca de él (en las primeras tres peticiones), o nuestra necesidad de ser atendidos por su providencia de Padre (las cuatro últimas peticiones). El Catecismo de la Iglesia Católica, del número 2759 al 2865, dedica una bellísima sección que profundiza en el Padre Nuestro, el «resumen de todo el Evangelio».
Cankin Ma nació en Ecuador, hijo de padre chino. Es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, vive y trabaja apostólicamente en la comunidad sodálite «Mãe da Reconciliação» en la ciudad de Petrópolis (Rio de Janeiro, Brasil). Actualmente se prepara para el sacerdocio y estudia teología en la Universidad Católica de Petrópolis.
