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Dawkins y Pell: un debate entre la intolerancia y las razones para creer

Les comparto un excelente debate entre el Cardenal George Pell  y Richard Dawkins. El vídeos está posteado al final de la noticia. Es muy interesante. 

Por: Alfredo Garland Barrón

El Cardenal George Pell, Arzobispo de de Sidney (Australia), es un pastor a quien no le intimida asumir desafíos. Cuando era un joven sacerdote y estudiaba para un doctorado en historia en la Universidad de Oxford, le correspondió celebrar la primera misa de rito católico en 400 años, prohibida en los claustros académicos desde la Reforma Protestante. Como novel Arzobispo de Melbourne, nombrado por el Papa Juan Pablo II en el año 1996, debió confrontar a un grupo de profesores y estudiantes del seminario, quienes mostraban su desacuerdo con la celebración de la Eucaristía diaria.

Pell les demandó que se retirasen y refundó el seminario, a pesar de las avasalladoras críticas. En un lapso corto de tiempo recibió nuevos estudiantes y maestros, que entendían que la dimensión espiritual y la fe en la Eucaristía constituían algo medular en la formación sacerdotal. Aquel doloroso acontecimiento significó un hito para la identidad católica en Australia: la necesidad de acercarse con mayor vitalidad a las enseñanzas y las tradiciones de la Iglesia.

Para George Pell, nombrado más tarde Cardenal y Arzobispo de Sidney, siguió un colosal reto: la organización de la Jornada Mundial de la Juventud, en el año 2008. La afluencia de cientos de miles de jóvenes dinamizó la Iglesia en Australia y contribuyó a que los católicos adquieran un sentido de identidad y misión en un continente joven y multicultural. La JMJ impulsó al catolicismo australiano hacia un vibrante futuro de evangelización.

En aquella ocasión el Cardenal Pell confió a los jóvenes las razones que llevaron hacia el sacerdocio a un entusiasta jugador de rugby, de una pequeña ciudad del interior de Australia llamada Ballarat, de inclemente clima y geografía: “Comencé a sospechar, y con el tiempo me convencí, que Dios me quería realizando Su trabajo”.

Aquella motivación fue la que quizá condujo al purpurado a aceptar un debate televisado con el biólogo inglés Richard Dawkins, afamado militante del ateismo. La participación del Arzobispo en el programa “Preguntas y Respuestas” sigue un patrón apostólico que estableció desde joven sacerdote: confrontar los retos que plantea la secularización, anunciando el Evangelio, apelando a la racionalidad de las personas. Al Cardenal Pell le alarmaba particularmente que el cambio cultural más significativo, ocurrido en Australia y en otras naciones, fuese el exponencial crecimiento de las personas sin religión.

Al otro lado de la “mesa” de debates estaba Dawkins, considerado por la prensa como la “estrella” del nuevo y militante ateismo. Dawkins había sido profesor de biología evolutiva en la cátedra “Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia”, de la Universidad de Oxford, hasta su reciente retiro para difundir libros como “El espejismo de Dios” y “Evolución: El mayor espectáculo sobre la Tierra”. Hace varios años promueve una bulliciosa “cruzada” a favor del ateísmo y en contra de la religión, a la que considera un “atentado” contra la razón.

Dawkins proclama que “las verdades que enseña la religión son falsas, a lo sumo muy improbables, mientras que aquellas postuladas por la ciencia son comprobables”. Añadía, con cierta prepotencia, que las personas inteligentes tenían “una guerra en las manos” contra la ignorancia científica “encubierta en creencias religiosas”. En esta “guerra” el enemigo principal, para Dawkins, es la Iglesia católica.

De allí el carácter significativo y valiente de la presencia del Cardenal Pell en el programa televisivo, cuya producción y audiencia hacía escaso esfuerzo por esconder sus simpatías hacia Dawkins, adalid del ateismo mediático.

Las primeras palabras fueron para el biólogo, quien consideró cualquier pregunta sobre el sentido de la vida como “absurda”, atribuyéndole importancia solamente a las interrogantes que respondía la ciencia: “El territorio intelectual suele estar dividido entre las preguntas del ‘cómo’ (de la ciencia), y las del ‘porqué’ (de la religión). ¿Que nos hace pensar que aquellas preguntas del ‘porqué’ merecen una respuesta?”.

Al otro lado de la mesa, el Cardenal Pell consideró que las interrogantes del “porqué” eran fundamentales, y que correspondía a la religión y a la metafísica aportar respuestas. Afirmar su “irrelevancia” no iban hacerlas desaparecer. Más bien dejaban vacíos que podían ser llenados con el relativismo moral, la carencia de valores y la desesperanza. El purpurado citó al poeta polaco Czeslaw Milosz, Premio Nobel de Literatura de 1980, quien decía que “el opio de la gente de nuestra época era la creencia de que una vez muertos no serían juzgados por Dios. Aquellos que cometieron crímenes horrendos y pecados pavorosos saldrían impunes; mientras que las personas que sufrieron injustamente tendrían que conformarse; así de simple”.

Dawkins descartaba a Dios, y, sin embargo, no proponía nada. Incluso el Cardenal recordó que en su “blog” el biólogo británico había explicado porqué se llamaba “ateo” antes que agnóstico o no-teista: lo hacía porque la palabra “ateo” era más “bulliciosa”, sirviéndole mejor para su movimiento anti-teista.

Una de las cosas que se evidenció en el debate es el anhelo de respuestas entre la gente. Otra fue cómo ciertas perspectivas que se consideran “científicas” tienen innumerables vacíos en sus propuestas.

Ver aquí el debate: (Youtube en la opción cc permite poner subtítulos).

Acerca de Alfredo Garland Barrón.

Alfredo luego de seguir estudios de Filosofía y Derecho, se ha dedicado al periodismo. Ha publicado numerosos artículos en revistas latinoamericanas, y también cuenta con varios libros publicados. Sus investigaciones están focalizadas a temas sobre la cultura en general, la filosofía, la vida eclesial, y diversos temas existenciales y de actualidad que buscan responder a las preguntas fundamentales de los hombres de hoy.

Written by Rafael De la Piedra