El cineasta Simcha Jacobovici intenta embaucar a los medios con el falso hallazgo de los clavos de Cristo
Y, dado que Caifás sólo está asociado a la crucifixión de Jesús, sumas dos y dos y parece implicar que son los clavos», ha declarado a la agencia Reuters. Lamentablemente, este hallazgo bíblico del cineasta, del que me ha avisado el periodista Bruno Vergara, tiene tanto fundamento como otros anteriores.
Es posible que ustedes recuerden a nuestro protagonista por ser el autor de El Éxodo descifrado, documental, producido por James Cameron, que defiende la historicidad de ese episodio del Antiguo Testamento y fue emitido por Cuatro como entrega especial de Cuarto Milenio el 25 de diciembre de 2006. En esa película, y en otras posteriores como la dedicada a la presunta tumba de Jesús, el cineasta hace pseudoarqueología en aras del espectáculo, lo que le ha costado duras críticas de los expertos.
Así, por ejemplo, la Autoridad de Antigüedades de Israel ha dicho que «no hay duda de que el talentoso Simcha Jacobovici ha creado un documental interesante alrededor de un hallazgo arqueológico», pero sus conclusiones «carecen de fundamento arqueológico y científico».
«Lo que presentamos al mundo es el mejor argumento arqueológico conocido a favor de que se han encontrado dos de los clavos de la crucifixión de Jesús. ¿Sé al 100% que lo son? No», ha admitido el director. La verdad es que su edificio argumental es bastante frágil. Parte del supuesto de que una tumba descubierta en Jerusalén en 1990 era la de Caifás, el sumo sacerdote que entregó a Jesús a los romanos, pero los arqueólogos rechaazan esa atribución del sepulcro.
Ni siquiera el arqueólogo Gaby Barkay, que aparece en el documental, se arriesga a jugarse su prestigio y compartir el punto de vista de Jacobovici. «No hay ninguna prueba de que los clavos estén conectados con huesos de cualquier tipo o prueba a partir de los textos de que Caifás tuviera los clavos de la Crucifixión después de que ésta tuviera lugar y de que Jesús fuera bajado de la Cruz. Por otra parte, esas cosas son posibles», ha dicho diplomáticamente, según The Media Line. Más tajante ha sido la Autoridad de Antigüedades: «Es bastante habitual encontrar clavos en las tumbas de esa época. La opinión más aceptada es que se usaban para grabar en el osario el nombre del muerto. La afirmación de que estos clavos tienen otro significado carece de fundamento y es un producto de la imaginación . Las teorías presentadas en el documental (de Jacobovici) no tienen ningún fundamento arqueológico o científico».
Ahora sólo queda ver cuántos medios de comunicación españoles compran acríticamente esta nueva patraña y la difunden como cierta. Permanezcan atentos a sus pantallas.