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La Independencia Nacional: una reflexión aún pendiente

2021 es el año que celebramos en el Perú su independencia. En estos tiempos tan difíciles, tenemos  una lúcida y necesaria reflexión sobre el tema de la historiadora Cecilia Bákula.   Como ella misma nos dice: «Hay ahora un velo y un silencio que parecieran querer cubrir todo aquello que se asocia a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional».

Por: Cecilia Bákula

En: https://elmontonero.pe/columnas/la-independencia-nacional-una-reflexion-aun-pendiente

Hay ahora un velo y un silencio que parecieran querer cubrir todo aquello que se asocia a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional. Muchas veces me he preguntado a qué se debe esta indiferencia. ¿Por qué no se aprovecha esta fecha, simbólica e importante, para promover una reflexión sobre la realidad nacional, las marchas y contramarchas en nuestra historia republicana? Casi no encuentro una razón con suficiente peso para explicarlo. Lo asumo como una voluntad ciega y perversa, de privarnos de la posibilidad de festejar una fecha trascendente y encontrar explicaciones de poco valor, achacando todo lo no actuado ni hecho a la circunstancia de la pandemia y la emergencia sanitaria que se vive.

No dudo de que estos meses de honda preocupación –por la salud, la crisis económica y el desgaste del Gobierno– podrían ser poco propicios para enfocar la atención en hechos que a ojos de algunos (pocos por cierto) carecen de importancia. Pero como lo he dicho y lo mantengo, esta grave pandemia no es culpable ni de la indolencia ni de la pérdida de la oportunidad para reflexionar sobre nuestro país.

Creo que nos niegan, desde las esferas del poder, esa motivación sanamente orientada hacia el mejor conocimiento de nuestra historia, porque muchos hay que temen que esa historia los cuestione. Y que la reflexión, que creo importante, obligaría a la población a comprobar fracasos, tristezas y muchas ocasiones perdidas. Como las que, lamentablemente, exhibe esta administración.

Pero el proceso emancipador se vio y se vivió a pesar de que ahora no se le quiera ni mencionar. A pesar de que en estos tiempos se considera “obsoleta” o innecesaria esa reflexión, y se piensa que no es necesario el mejor conocimiento de nuestro pasado, es la propia realidad la que nos confronta, es nuestro pasado el que nos reclama ser conocido y valorado.

Nuestra Independencia fue, sin duda, una fractura en el orden establecido y al que estaban, por varios siglos, acostumbrados los peruanos de entonces. Pero lograr el quiebre del vínculo de sometimiento para con España fue una hazaña hecha por peruanos, con peruanos y con la ayuda y presencia de ciudadanos americanos, nacidos en otras tierras. Es América la que triunfa, y es en nuestro suelo patrio en donde se librará la batalla definitiva. Y por ello, quiérase o no, el Bicentenario es un momento de inflexión en nuestro análisis del pasado y de nuestra historia. En el Perú, en nuestro suelo, se libró la batalla definitiva; fue en el Perú en donde, de manera definitiva, se enarboló la bandera de la libertad para todo el continente.

Muchos grandes hombres y pensadores, aquellos a los que reconocemos como próceres, tuvieron una destacada participación y presencia en los prolegómenos de los actos formales de proclamación de la Independencia. A ellos los tenemos bien arrinconados en la memoria colectiva. Y ello, además de una severa ingratitud, es un gran error de quienes tienen la responsabilidad de llenar de sentido profundo los programas educativos. Sin un Juan Pablo Viscardo y Guzmán, sin un Hipólito Unánue, sin un José Faustino Sánchez Carrión, sin un Francisco Antonio de Zela y sin un Mateo García Pumacachua, entre otros muchos, no se habría podido preparar y allanar el camino para que la corriente libertadora del sur, al mando de don José de San Martín, y luego la corriente libertadora del norte, con Bolívar a la cabeza, hubieran podido proclamar y luego consolidar la independencia, del Perú y de América. Ello fue el logro de unos gigantes, tanto en lo militar como en lo intelectual, y se apoyaron en peruanos que vivieron las dificultades del rompimiento y de la definición moral y ética a favor de la causa patriota.

Debemos ahondar en nuestra historia y construir un futuro mejor y diferente. Y eso no se logra dejando de conocer el pasado o pretendiendo desconocer las realidades vividas. Se logra, más bien, enseñándolo; porque donde hay sombras, se encuentran también grandes destellos de luz. Y en todo el proceso de formación de nuestra República, la gesta de grandes hombres, apasionados por el naciente Perú, no debe dejar de iluminar nuestro andar.

Written by Rafael De la Piedra