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Los líderes religiosos : «Cada vida es preciosa y debe ser amada»

En el peregrinaje de Asís, los discursos de los representantes de las diferentes religiones

Por: Andrea Tornielli

Muy diferentes entre ellos, vestidos de formas variopintas. Todos se sentaron alrededor de Benedicto XVI, en la basílica que protege el lugar en donde murió San Francisco. Los líderes religiosos intervinieron uno por uno, respondiendo a la invitación del Pontífice. Estos son algunos pasajes de sus discursos.

El Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, dio la bienvenida a todos los participantes y recordó que, «gracias a los medios electrónicos y a la globalización, vivimos en un tiempo de bienestar, conocimiento y cercanía sin precedentes. Sin embargo, ¿no hay, tal vez, mayor inseguridad, desigualdad y privación? A menudo estamos divididos por intolerancias, hostilidades y violencia. El ejemplo del Pobrecillo de Asís indica que nos miremos los unos a los otros con respeto, amor, independientemente del origen y del credo».

Bartolomeo I, patriarca ecuménico de Constantinopla, ha alejado del terreno las interpretaciones equivocadas sobre el encuentro de Asís: «No se trata, como insinúan algunos, de hacer del diálogo interreligioso, o un diálogo ecuménico, desde una perspectiva sincretista. Al contrario, la visión que nosotros apreciamos del diálogo interreligioso posee un sentido completamente particular, que deriva de la capacidad misma de las religiones de llegar al campo de la sociedad para promover en él la paz. Este es el espíritu de Asís».

También Rowan Williams, arzobispo de Canterbury, profundizó sobre el significado del encuentro: «Nosotros no estamos aquí para afirmar un mínimo común denominador de aquello en lo que creemos, sino para elevar la voz desde lo profundo de nuestras tradiciones, en toda su singularidad, de modo que la familia humana pueda ser más consciente de toda la sabiduría que hay que seguir en la lucha en contra de la locura en un mundo todavía obsesionado por el miedo y la sospecha, todavía enamorado de la idea de una seguridad basada en una hostilidad defensiva, y todavía capaz de tolerar o ignorar enormes pérdidas de vidas entre los más pobres y a causa de las guerras y las enfermedades».

Olav Fykse Tveit, secretario general del Consejo ecuménico de las Iglesias, durante su discurso tuvo en consideración las enormes manifestaciones públicas de todo el mundo encabezadas por los jóvenes: «Un enorme obstáculo para una paz justa es el alto nivel de desempleo entre los jóvenes de todo el mundo. Se tiene la sensación de que estamos poniendo en juego el bienestar y la felicidad de una generación. Necesitamos la visión y el coraje de los jóvenes para llevar a cabo los cambios necesarios. Veamos cómo los jóvenes guían los procesos de democratización y de paz en muchos países. Debemos reconocer que no hemos siempre sido capaces de dar el tributo justo ni de apoyar las aportaciones que los jóvenes pueden ofrecer a nuestras comunidades».

El rabino David Rosen quiso recordar al Papa Wojtyla: «Nosotros tenemos una deuda de gratitud a la memoria del beato Juan Pablo II y debemos estar profundamente agradecidos porque su sucesor, Benedicto XVI, ha continuado este camino».

Wande Abimola, portavoz de la religión Ifu y Yoruba en el mundo, subrayó la necesidad y la urgencia de un mayor respeto por las formas religiosas indígenas: «Ha llegado el tiempo para que los líderes de todas las religiones del mundo tengan un nuevo cuadro conceptual en el que las religiones indígenas tengan el mismo respeto y consideración de las demás religiones. No podemos tener paz en el mundo si no respetamos o si abusamos o despreciamos a nuestros vecinos».

Ja-Seung, budista coreano, dijo que «cada ser es hermosísimo y debe ser respetado. No hay sitio para la violencia o para el terrorismo en la religión, que subraya que cada vida es preciosa y debe ser amada».

Julia Kristeva, filosofa del lenguaje, intervino como representante de los no creyentes. «Por primera vez el homo sapiens es capaz de destruir la tierra y a sí mismo en nombre de las propias creencias, religiones o ideologías. También, por primera vez, los hombres y las mujeres son capaces de reevaluar con absoluta transparencia la religiosidad constitutiva del ser humano. El encuentro de nuestras diversidades aquí, en Asís, atestigua que la hipótesis de la destrucción no es la única posible».

Hubo un cambio en el programa durante la primera parte de la jornada de oración, diálogo y reflexión de las religiones por la paz en Asís: en vez de hablar, como representante de los musulmanes, el secretario general de la Conferencia internacional de los estudiosos islámicos, el indonesio Kyai Haji Hasyim Muzadi, lo hizo el gran muftí de Tayikistán, Muskaram Abdukadirov, que improvisó pero, según lo que refirió el portavos vaticano, el padre Federico Lombardi, expresó sentimientos «en sintonía con el espíritu de la jornada».

Written by Rafael De la Piedra