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«Pío XII compartió el sufrimiento de su gente»

Francisco recuerda los 70 años del bombardeo de San Lorenzo y dijo que el Papa Pacelli era un pastor que estaba en medio de su rebaño

Por: ANDREA TORNIELLI. CIUDAD DEL VATICANO

También Pío XII durante el bombardeo del barrio de San Lorenzo en Roma «se mostró pastor premuroso que está en medio del propio rebaño, especialmente en la hora de la prueba, listo para compartir los sufrimientos de su gente». Lo afirmó Francisco en una carta a su vicario para Roma, el cardenal Agostino Vallini, en la que recordó los 70 años del devastador bombardeo de Roma, en la zona de San Lorenzo.

El Papa manifestó, sobre todo, su crecanía espiritual a todos los que hoy recuerdan en la Basílica de San Lorenzo «el violento bombardeo del 19 de julio de 1943, que inflingió daños gravísimos al edificio sacro y a todo el barrio, así como a otras áreas de la ciudad, sembrando muerte y destrucción». Francisco reza por los muertos y habla de «renovada meditación alrededor del tremendo flagelo de la guerra, así como también expresión de gratitud hacia aquel que fue un padre solícito y próvido».


 
«Me refiero al venerable Pío XII -escribió Francisco- quien, en aquellas horas terribles, se hizo cercano a sus conciudadanos tan duramente afectados. Papa Pacelli no dudó en correr, inmediatamente y sin escolta, entre los escombros todavía humenates del barrio de San Lorenzo, para socorrer y consolar a la población aterrorizada. También en aquella ocasión, se mostró pastor premuroso que está en medio del propio rebaño, especialmente en la hora de la prueba, listo para compartir el sufrimiento de su gente». Es decir, parafraseando la homilía del Jueves Santo del Pontífice argentino, se podría hablar de Pacelli como un pastor «con el olor de sus ovejas».


 
«Con él -añadió Francisco- quisiera recordar a todos aquellos que, en un momento tan dramático, colaboraron ofreciendo ayuda moral y material, curando las heridas del cuerpo y del alma y prestando asistencia a los que quedaron sin casa. Entre otros, deseo mencionar a monseñor Giovanni Battista Montini, el futuro Pablo VI, entonces Sustituto de la Secretaría de Estado, que acompañó a Pío XII en la visita al barrio apenas devastado por las bombas».


 Para Francisco, el gesto del Papa Pacelli es signo «de la obra incesante de la Santa Sede y de la Iglesia en sus diferentes articulaciones, parroquias, institutos religiosos, conventos, para dar alivio a la población. Muchos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas en Roma y en toda Italia fueron como el Buen Samaritano de la parábola evangélica, que se inclinó sobre el hermano en el dolor, para ayudarlo y darle consuelo y esperanza. Aquella fue una prueba de caridad que se extendía a cada ser humano en peligro y necesitado de acogida y apoyo».

Para concluir, el Papa pidió que en el día que se recuerda el bombardeo resuenen una vez más las palabras del radiomensaje de Pío XII de agosto de 1939: «Nada está perdido con la paz; todo se pierde con la guerra». «La paz -concluyó Francisco, antes de encomendar a los habitantes de San Lorenzo a la Virgen “Salus Populi Romani”- es un don de Dios, que debe encontrar también hoy corazones disponibles a acogerlo y a actuar para ser constructores de reconciliación y de paz».

Written by Rafael De la Piedra