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«Ustedes estarán a mi lado, a pesar de que para el mundo permanezca oculto», dice Benedicto XVI

Este jueves por la mañana el Papa se reunió en Aula Pablo VI con sacerdotes y clérigos de la diócesis de Roma, acompañado del cardenal (vicario de la diócesis) Agostino Vallini y los obispos auxiliares que recibieron con mucho cariño y emoción a Benedicto XVI, con la melodía de la canción «Tu es Petrus» .

Una versión deformada del Concilio llegó de manera eficiente al gran público a través de los medios de comunicación, que consideraron el Vaticano II una lucha política y favorecieron las corrientes más complacientes con el mundo. Amplificaron la idea de descentralizar la Iglesia y de dar el poder a los obispos a través del pueblo. Los frutos fueron nefastos. Si bien cincuenta años después el «Concilio virtual» se está perdiendo, y va surgiendo el verdadero Concilio Vaticano II con toda su fuerza espiritual.

Lo dijo hoy Benedicto XVI en el encuentro que tuvo con los sacerdotes de la diócesis de Roma en el Aula Pablo VI, durante el cual abordó magistralmente diversos temas. Allí no faltaron los aplausos ni las manifestaciones de afecto.

El joven que encantó a Juan XXIII sin saberlo
El Papa comenzó con una anécdota: «Yo estaba en el 59 como profesor en la Universidad de Bonn, a la que asistían estudiantes, seminaristas de la diócesis de Colonia y otras diócesis cercanas. Entonces, me puse en contacto con el Cardenal de Colonia, el cardenal Frings. El cardenal Siri, de Génova, me parece que en el 61, había organizado una serie de conferencias con varios cardenales de Europa y del Concilio. Había invitado al arzobispo de Colonia a celebrar una conferencia. El título era: «El Concilio y el mundo del pensamiento moderno». El cardenal me invitó – al más joven de los profesores- para escribir un proyecto, el proyecto le gustó y propuso a las personas, en Génova, ese texto que yo había escrito».

«Poco después el Papa Juan le invitó a venir y el cardenal estaba lleno de miedo de haber dicho tal vez algo incorrecto, falso y se temía una reprimenda, tal vez incluso que le privaran de la púrpura. Sí, cuando su secretaria le vistió para la audiencia, dijo: «Tal vez es la última vez que me viste así». Y entró el Papa Juan, fue hacia él, lo abrazó y le dijo: «Gracias, Su Eminencia, usted ha dicho cosas que yo quería decir, pero no había encontrado las palabras». [En este momento en el Aula ríen sacerdotes y aplauden las palabras de Benedicto XVI]. «Así, el cardenal sabía que estaba en el camino correcto, y me invitó a ir con él al Concilio, por primera vez como su experto personal. En noviembre del 62, creo, fui designado perito oficial del Concilio».

“Estaba el Concilio de los Padres pero también estaba el Concilio de los medios de comunicación, que era casi un Concilio por sí mismo” indicó Benedicto XVI recorriendo sus recuerdos. Si bien lamentó el papa “el mundo percibió el Concilio más a través de los medios que eran muy eficientes, o sea que al público le llegó más el ‘Concilio de los medios’ que el Concilio de los Padres”.

“El Concilio de los Padres –precisó- se realizaba dentro de la fe, el Concilio de la fe buscaba el intellectus, intentaba entenderse, entender las señales de Dios y dar respuestas a los desafíos del momento. En cambio el Concilio de los periodistas no se realizó dentro de la fe, sino en el interior de las categorías de los medios de comunicación de hoy, o sea fuera de la fe, con una hermenéutica diversa”.

Con la voz serena que le caracteriza el papa precisó: “Era una hermenéutica política. Para los medios de difusión, el Concilio era una lucha política, una lucha de poder entre las diversas corrientes dentro de la Iglesia, y era evidente que ellos tomaron posición a favor de la parte que les parecía más complaciente con su mundo”.

Y por lo tanto, explicó el papa, apoyaron a aquellos que buscaban la descentralización de la Iglesia, los poderes de los obispos a través de la palabra del pueblo de Dios. El poder de los laicos, o sea soberanía popular. “Claramente para ellos esta era la parte que debía ser aprobada y promulgada y ayudada”, dijo.

O sea veían a la Iglesia “no como un acto de la fe sino como un lugar donde se hacen cosas comprensibles, actividades de la comunidad”. El santo padre añadió que existía una tendencia que se fundaba también históricamente en la sacralidad como una cosa pagana. Que veía al culto como algo profano, o sea “el culto no es culto, sino un acto de conjunto de la participación común. Y estas traducciones del Concilio fueron violentas en la praxis de la aplicación de la reforma litúrgica, porque nacieron fuera de una visión del Concilio y de su propia clave de Fe”.

Benedicto XVI, siempre hablando como en una charla, sin ningún tipo de apuntes, añadió: “Sabemos cómo ese ‘Concilio de los medios’ era más accesible a todos, dominante y más eficiente. Y ha creado calamidades, tantos problemas y miserias. Seminarios cerrados, conventos cerrados, liturgia banalizada”.

“Este Concilio de los medios –prosiguió el papa- se impuso en la sociedad creando numerosos problemas, mientas que el Concilio tuvo dificultad para concretarse”. Porque, por así decir, “el concilio virtual era más fuerte que el concilio real”.

Pero la fuerza del Concilio estaba presente –reivindicó el santo padre- y, poco a poco, se realiza cada vez más y se vuelve la verdadera fuerza, que en realidad es la verdadera reforma y verdadera renovación de la Iglesia”.

Benedicto XVI, al concluir, indicó a los varios miles de sacerdotes y seminaristas presentes: “Cincuenta años después del Concilio vemos que ese ‘Concilio virtual’ se está perdiendo, y al mismo tiempo va surgiendo el verdadero Concilio con toda su fuerza espiritual. Y es nuestro deber en este Año de la Fe, trabajar para que el verdadero Concilio, con la fuerza del Espíritu Santo se realice y la Iglesia sea realmente renovada.

Written by Rafael De la Piedra