LOGO

¿Tiene sentido tener fe hoy en día?
¿Dónde encontrar las respuestas a nuestras inquietudes más profundas?
¿Cuáles son las razones para creer?

¿Cómo éramos? img_5d72678e5bfc6 Full view

¿Cómo éramos?

Febrero 2021

 ¿Y cómo éramos? La verdad que fuimos una generación que sufrió y gozo mucho. Creo que casi todos fuimos bipolares y, no nos dimos cuenta.  Vimos extasiados el hombre llegar a la luna y temblamos al ver el Challenger explotar poco después de despegar. Programamos durante toda una tarde una computadora Radio Shack que funcionaba con casete, para sumar y restar; y ahora nos conectados con el mundo entero vía Zoom. Nos emocionamos con películas que ahora las filman como remakes. Éramos la generación que hacía las cosas prohibidas a escondidas y que queríamos aparentar más edad para poder entrar al cine a mayores de 18.

Éramos los que creímos en locas ideologías y estábamos convencidos que íbamos a cambiar el mundo. No sabíamos cómo, pero nos creímos invencibles.  Y fuimos los primeros en ver la televisión a colores y los últimos en reparar como cerraban los cines del barrio.

Éramos locos, audaces, irresponsables y atrevidos. Y bailamos, fumamos y nos emborrachamos…tan jóvenes. Y así crecimos. Nos estrellamos mil veces contra la misma pared y pateamos siempre la misma piedra; hasta que se abrió un agujero y ya no quedaron más piedras en el camino. Y ahí nos sentimos fuertes y seguros.

Nos atrevimos a hacer cosas que antes eran impensadas. Y entonces, las cosas comenzaron a cambiar. El mundo se hizo cada vez más pequeño.  Las fronteras se desdibujaron y los países se acercaron.  Las culturas se abrazaron y eso fue magnífico. Nos casamos y crecimos.  Formamos familias

E hicimos todo lo que pudimos para dar a nuestros hijos aquello que no tuvimos. Entonces volvimos a estudiar y a trabajar más; pero a ellos, los llenamos de actividades. Estábamos seguros de que eso era lo mejor. Y entonces ya nos costaba escucharlos y abrazarlos. Y entonces algo pasó…crecieron y no nos dimos cuenta.

La vida es muy curiosa porque ya no se puede volver en el tiempo y eso abre una puerta a la desesperación o a la esperanza. Y uno es inexorablemente esclavo de ella. No la podemos dominar, pero – paradójicamente- cada día se nos ofrece una nueva oportunidad.  Entonces vemos que se trata de no ser dueños de todo, sino ser amantes de nada.

Esta pandemia nos está mostrando mucho. Que no somos de acero inoxidable. Que somos frágiles, inseguros y ansiosos pero que a la larga podemos encontrarnos de nuevo con nosotros mismos, con todos y cada uno. Que compartimos más de lo que creemos con aquellos que no creemos. Y que debajo de una mascarilla, todos somos iguales.

Hemos crecido, hemos trabajado mucho y nos hemos cansado. Y nos cuesta aceptar que algunas veces nos equivocamos, pero en esto está lo bello de la existencia. Que cada instante es un regalo que no podemos dejar de aceptar porque nosotros no lo hemos pedido, se nos ha dado.

Los jóvenes no son como nosotros y no pretendamos que sean. Miremos, escuchemos, aprendamos, dialoguemos y sepamos perder el tiempo. Es lo más valioso que tenemos. Quizá sea lo único que tenemos entre las manos.

Cada instante es una redención cósmica.

¿Cómo éramos? Casi igual que los jóvenes de ahora, pero diferentes.

Por: Rafael Guillermo de la Piedra Seminario

 

 

Written by Rafael De la Piedra