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Rise of the Planet of the Apes

Por Tim Masters

De BBC

Cuatro décadas después de que llegara a la gran pantalla la primera versión de «El planeta de los simios», la historia vuelve a estar de moda con el estreno de «El origen del planeta de los simios». Pero, ¿qué lecciones podemos aprender sobre el ser humano de estas películas de primates?

Los romances del séptimo arte con los monos han sido múltiples. En los años 30, King Kong luchó por amor contra los aviones que querían derribarlo subido a la punta del Empire State de Nueva York, mientras que Tarzán se hacía inseparable de Chita en la jungla.
Poco después, un chimpancé organizaba un cómico caos junto a Cary Grant en «Me siento rejuvenecer» y Clint Eastwood compartía escena con el orangután Clyde en «Duro de pelar».

También había hombres mono al comienzo de «2001: Odisea en el espacio». Pero una de las secuencias más memorables en el cine de monos es la del primer gorila a caballo, vestido con uniforme militar y con una pistola en la mano, en el clásico «El planeta de los simios» de 1986.

Nuestros miedos más primitivos

«Lo interesante de la mitología de los monos es que habla de nuestro mundo», explica Rupert Wyatt, director de «El origen del planeta de los simios».

«Esa escena ponía el mundo del revés, iba directa a nuestros miedos más primitivos. Introduce la idea de un mundo en el que nosotros no somos la especie alfa», señala.

La película de Wyatt, que se desarrolla en San Francisco en la actualidad, llega 10 años después de que Tim Burton hiciera un remake de la historia, que protagonizaron Mark Wahlberg, Helena Bonham Carter y Tim Roth.

El fenómeno comenzó con la novela de Pierre Boulle, publicada en 1936. La primera versión cinematográfica data de 1968 y estaba protagonizada por Charlton Heston. Le siguieron cuatro secuelas, así como series de televisión y dibujos animados en los años 70.

Pero las películas no hablan sólo de gorilas armados hasta los dientes. Y, junto a una gran dosis de ciencia ficción, hay también una lectura entre líneas.

Un espejo del comportamiento humano

«Parecía que eran sobre simios, pero en realidad eran sobre personas», asegura Rich Handley, fundador de la editorial Hasslein Books y autor del «Léxico del planeta de los simios» (2010) y de «Cronología del planeta de los simios» (2008).

«Ellos sostienen un espejo frente a nosotros y tiene dos reflejos, ninguno de los cuales es muy halagador.»

«En la primera película aparecen humanos que son reducidos a salvajes sin razón y monos inteligentes que literalmente imitan el comportamiento de los humanos con sus defectos: con prejuicios, dogmatismos religioso y paranoia militar», asegura.

La sociedad de primates tiene incluso sus divisiones claras, con los orangutanes como líderes políticos, los chimpancés como intelectuales y científicos y los gorilas como músculo militar.

«Ambos, tanto los salvajes y malolientes humanos como los intelectuales simios esnobs son el reflejo de la inhumanidad de los seres humanos», añade Handley. Señala que las siguientes versiones exploran otros asuntos como la paranoia nuclear, el extremismo religioso y la crueldad con los animales.

Experimentación genética y maltrato animal

En la última entrega se tocan temas como la experimentación genética y la relación padre-hijio. James Franco hace el papel de Will Rodman, un joven científico que busca una cura para el Alzheimer, en parte motivado porque su padre sufre esa enfermedad.

Cuando el proyecto concluye tras excesivos signos de violencia en una de las primates testadas, Rodman sigue con el experimento en casa con un chimpancé bebé que se lleva a escondidas del laboratorio.

El simio superinteligente por la medicación termina en un centro de reclusión de primates, y organiza a sus compañeros para escapar del control de los humanos.

«Es una historia espartana», dice Wyatt. «Son unos cuantos monos que se revelan contra su opresores, y después es una película sobre la escapada: ellos tratando de encontrar el paraíso».

Guiños e inspiración

El director asegura que tuvo mucho cuidado de no incluir demasiadas referencias de la película original, aunque hay muchos guiños para los fans de la historia. Incluso se ve a Chartlon Heston en «Los diez mandamientos» en una televisión del centro de reclusión de primates.

Parece irónico, pero «El origen del planeta de los simios» llega al cine a la vez que «Proyecto Nim», un documental que sobre un experimento de los años 70 que buscaba mostrar que un chimpancé puede aprender a comunicarse si se cría como un niño humano.

«Hay ecos de esa historia en la nuestra, pero nuestra mayor inspiración es Oliver» -apunta Wyatt- «un chimpancé que prefería caminar erguido, y algunos pensaban que era un eslabón perdido».

En otros sectores culturales, como el arte, el sello de los simios también sigue presente. Por ejemplo, la estadounidense Rache Mayeri, estrenará a finales de septiembre en Reino Unido un proyecto de videoarte que muestra una película de cómo un grupo de simios responden al ver dibujos animados y documentales.

Handley explica que «los problemas planteados por las primeras historias de simios siguen en vigor hoy: todavía maltratamos animales, dañamos el medioambiente y tememos ser destronados».

El director de «El origen del planeta de los simios» añade que «es un desafío en términos de cómo concebimos el mundo y nos emociona desde el ámbito del entretenimiento».

Written by Rafael De la Piedra

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